Necesito verte

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Cepeda ya había deshecho la maleta y se encontraba tirado en el sofá. Su madre no paraba de preguntarle por esa pequeña chica que siempre estaba con él. Luis le respondía que solo era una muy buena amiga a la que quería mucho, quizá demasiado. 

Su madre estaba muy contenta por ver como estaba creciendo su hijo dentro de la academia tanto personalmente como artisticamente. -Luis, ¿compusiste una canción verdad? Cántame un poco. -le dijo su madre.

Luis, algo avergonzado agarró la guitarra de su antigüa habitación y volvió al salón para sentarse junto a su madre. Comenzó a cantarle esa canción tan especial que empezó a componer en la academia, aquella canción que compuso pensando en Aitana, en todo lo que le hacía sentir y en aquello que no podía ocultar más.

-Es preciosa cariño... ¿es... para ella? -dijo señalando un dibujo que ocupaba la libreta de Cepeda.

Este acarició el dibujo suavemente. Aitana los había dibujado a los dos en una de las esquinas de la libreta de Cepeda, justo en la página donde se encontraba la letra de esa canción. En ese dibujo, Cepeda aparecía pasando su brazo por el hombro de Aitana y los dos tenían plasmada una gran sonrisa.

-Si mamá...es para ella.

-Cariño... es muy pequeña para ti y además... aquella chica... Graciela, la hija de el amigo de tu padre, tiene tu edad y estaba muy interesada en ti...

-Mamá, ¿crees que me importan los años que tenga Aitana? Yo no me enamoro de unos estúpidos números, me enamoré de ella, de su persona, de como me hace sentir, de la felicidad que me produce, de como me sonríe cuándo le hago algún chiste estúpido, mamá, no, por favor, déjame terminar... Aitana no es una chica cualquiera. Tiene una magia que no se describir y es que joder, es la chica que necesito en mi vida.

La madre de Cepeda suspiró y después se levantó y se fue a la cocina sin soltar palabra. Luis cogió un cojín y con rabia lo estampó contra el sofá. Después se fue a su habitación y agarró su teléfono. Estuvo unos instantes intentando recordar un número de teléfono. -12..no, no 14, bien.

-¿Cepeda?

-Roi...hola, ¿estas ocupado?

-Tío, no, ¿por qué, estas bien?

-Si, si...bien.. ¿estas en tu casa ya? ¿podemos vernos? 

-Claro tío, todavía es temprano, ¿estas seguro de que estas bien?

-Seguro, solo quiero verte. -Cepeda sonrió tras el teléfono.

-Vale vale, pues nos vemos ahora, te mando la ubicación.

-Hasta ahora.

Roi era de las pocas personas que podía comprender lo que Cepeda estaba sintiendo. También se había convertido en uno de sus mejores amigos en la academia y se lo contaban todo y con todo, quiero decir todo. Por eso Luis no dudó ni un segundo en llamarlo y Roi tampoco dudó ni un segundo en aceptar verse.

Cepeda agarró su maleta, metió algo de ropa limpia que aún tenía en casa de sus padres y después salió de su casa, sin decir nada ni despedirse de nadie. Fue hasta la estación de autobuses y allí cogió uno en dirección a la casa de Roi.


Ana decidió ir a su casa de Madrid, allí vivía con su exnovio y aún tenía sus cosas allí. Era algo por lo que realmente no quería pasar pero debía hacerlo si quería recuperar sus cosas. Con su maleta en mano, cogió el tren y se plantó en su piso.

Llamó a la puerta, una, otra y otra vez, hasta que una voz femenina gritó tras la puerta. - Ya va... Una voz que Ana reconoció al instante. -¿Mimi? ¿Qué haces aquí?

Los ojos de Ana recorrían el cuerpo de Mimi de arriba a abajo. Estaba en ropa interior.  -¿Ana? Hola...mmm... ¿cómo te lo explico? -dijo Mimi rascándose la cabeza.

En ese mismo momento Jadel se acercó a la puerta y pasó su brazo por el cuello de Mimi rodeándolo. -¿Qué pasa rubia, quién es? -dijo este llegando a la puerta y literalmente comíendole la boca a Mimi delante de Ana.

Ana se quedó con la boca abierta, shockeada. -¿Ustedes dos... están saliendo? -dijo señalandolos.

-Bueno... lo que se dice saliendo... -contestó Mimi mientras hacía gestos con sus manos.

-Sí, estamos juntos. -dijo Jadel rápidamente tras la contestación de Mimi.

Ana tragó saliba, un nudo había aparecido en su garganta sin remedio alguno. -Bueno, vengo por mis cosas, solo quiero... -dijo Ana mientras apartaba a estos dos de la puerta para poder pasar. -Oye, oye, aquí ya no hay nada tuyo. -dijo Jadel. -Se lo dí todo a tu padre. Así que si no te importa...

-Bien...vale. -respondió Ana agachando la cabeza y arrastrando de nuevo su maleta hasta la puerta. 

-Anda, acompañala hasta la puerta. -le dijo Jadel a Mimi tras darle una palmada en el culo. 

Mimi se sobresaltó. -Vamos. -le dijo a Ana.

Ninguna de las dos soltaba palabra. El silencio recorría el pasillo de vuelta a la puerta. Ana salió lentamente, se acercó al ascensor y pulsó el botón, este aún no había sido llamado por nadie por lo que las puertas se abrieron enseguida. Ana estaba dispuesta a entrar hasta que Mimi la interrumpió agarrándola por el brazo. -Ana tía, lo siento... no sabía que aparecerías por aquí...

-No importa, que os vaya bien juntos, haceis buena pareja. -dijo esta mientras la puerta del ascensor se cerraba.

Al llegar al portal, Ana salió corriendo, arrastrando su maleta lo más rápido que podía hasta un parque cercano al edificio. Allí se sentó en un banco y tras unos segundos intentando asumir lo que había pasado rompió en llanto. Su cara quedaba escondida tras su maleta. Estaba sola en Madrid, ya que su familia estaba en Canarias y no tenía donde quedarse. Comenzaba a ponerse muy nerviosa e incluso a tener un poco de ansiedad. No sabía que hacer ni como reaccionar.

Agarró su teléfono y llamó a la primera persona que recorrió su mente en esos momentos. 

-¿Mi... miriam? -decía en medio del llanto.

-¿Ana? ¿Estas bien? ¿Qué te pasa?... Tranquila, respira.

-Te necesito, por favor Miriam, te necesito.

-Ana tranquilizate, no te entiendo, por favor, cálmate...

-Miriam, te necesito ahora, por favor, necesito verte... -decía Ana intentando tranquilizarse.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde estas?

-Estoy en Madrid, en un parque...sentada... fui a mi antiguo piso... para recoger mis cosas y... Mimi me abrió la puerta... Mimi...

-Mira Ana, Ana, no me cuentes más... escuchame, voy a tardar un poco pero voy a por ti, ¿vale? Aún hay tiempo antes de la cena...tranquila, ¿vale? ve a la estación de autobuses, en unas horas estoy allí.

Y se cortó la llamada, Miriam había colgado. 



QueriendOTWhere stories live. Discover now