Sigue a tu corazón

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 Iba quedando menos para saber quien sería el próximo nominado, Cepeda o Roi, Roi o Cepeda. La tensión se notaba en el ambiente. La mayoría del tiempo los chicos se lo pasaban ensayando, tenían poco tiempo para disfrutar pero esto iba a acabarse porque llegó el día de coger las maletas e irse a pasar el día de navidad con su familia. Algunos madrugaban más que otros, como Agoney o Amaia, que tenían que coger un avión. Estos eran los primeros en dejar la academia.

Amaia llegó a Pamplona, allí la recibió su familia, la cuál la recibió con un cálido abrazo, su madre no paraba de decirle que limpiara su armario cuando volviera a la academia, siempre lo tenía desordenado, pero bueno, Amaia encuentra el orden en su propio desorden. -Si mamá, lo siento, lo haré. -le decía todo el rato, esperando que esta callara. Cuando esta llegó a su casa fue corriendo a tumbarse en su habitación pero pronto sería interrumpida por su madre, ya que tenía una llamada.

-¿Amaia? -decía una voz detrás del teléfono. 

-¿Alfred? ¿Ya has llegado a casa? 

-Sí, salí con Aitana después de vosotros. 

-Jo Alfred, ¿pero por qué me llamas? Disfruta de tu familia...

-Eso puedo hacerlo luego, ahora quería saber si llegaste bien.

-Si, llegué hace un rato, todo está bien. 

-Vale, entonces te dejaré descansar, t'estimo.

-Y yo a ti Alfred. Disfruta.

Sonó un pitido y el silencio se hizo en la habitación de Amaia, dejó el teléfono encima de su escritorio y volvió a tirarse en su cama. Quedó boca arriba mirando al techo, observando algunas pequeñas manchitas que este tenía. -Que pequeño y oscuro está todo. -se dijo a si misma. Se incoporó y agarró su maleta para unos segundos después tirar toda la ropa que traía encima de su cama. -Esto, esto y esto para lavar. -dijo en voz alta mientras agarraba varias camisas.

Todo lo demás que Amaia iba sacando de su maleta, eran regalos que recibió en la firma que hizo con sus compañeros. Un montón de dibujos, cartas y comida que en la academia no le dejaban tener. Esta decidió que cuándo terminara de cenar junto a su familia, se pondría a ver alguna serie o película pero cuando llegó el momento, estaba tan reventada que no hizo nada más que dormir.

A Aitana la recogieron sus padres en la academia. No podía estar más feliz por verlos. Al llegar a su casa, su padre le ayudó a deshacer la maleta. -Como te echaba de menos. -decía este mientras estrujaba a su hija en un abrazo y besaba su frente.

-Para papá, pareces Luis. -rió Aitana.

En el momento que Aitana nombró a Luis, alguien entró a su habitación. Su padre se giró y tras ver quien era, decidió que los dos se quedaran a solas. -Ten cuidado con lo que haces.  -le dijo el padre. 

-Tranquilo papá, solo vamos a hablar. -le dijo Aitana para tranquilizarlo.

El padre de Aitana salió de la habitación de su hija para encontrarse con su mujer fuera. -¿Por qué lo has dejado entrar Belén? 

-Es su novio, ¿qué quieres que haga?

Aitana se sentó en su cama, haciéndole un gesto a Vicente para que se sentara a su lado. Cruzó la pierna encima de la cama para poder quedar frente a este y después habló. -¿Me vas a contar por qué no viniste a verme a la firma de Valencia?

-Creo que ya lo sabes. -respondió este de manera muy cortante.

-Entonces, ¿Por qué, Vicente? ¿Por qué Luis?

-Porque me duele muchísimo verte con él, ver como lo miras y como te trata él tan cariñoso... -comenzó a sollozar. -Se que en algún momento voy a perderte, pero no quiero que sea ahora Aitana, te quiero con todo mi corazón de verdad, solo lo hice para protegerme, para proteger lo nuestro.

-¿En serio? ¿Hiciste eso por nosotros? 

-Sí, porque te quiero.

-Pero...Vicente... -dijo Aitana agarrando sus manos. -Yo...yo no sé si te sigo queriendo, por lo menos no como antes.

-Es por ese...estúpido, ¿verdad?

-Te agradecería que no lo llamaras así.

-¿Y cómo quieres que lo llame? -se sobresaltó Vicente.

-Por su nombre. Luis. Mira, yo lo siento, de verdad, no sabes lo que me duele todo esto pero, ahora mismo, necesito aclarar mis pensamientos.

-¿Me estas dejando? -gritó.

-No...  solo necesito tiempo.

-Joder Aitana, has tenido mucho tiempo ahí dentro, no hemos estado juntos en un mes y medio casi, ¿y ahora necesitas tiempo para pensar si me quieres? Perdona pero no, quiero una respuesta ahora mismo.

-Pues, pues, ¡lo dejamos! -espetó Aitana levantándose de donde se encontraba sentada y empujando a Vicente. 

-Aitana espera...

Esta empujaba a Vicente fuera de su habitación. Vicente intentaba que esta no lo hiciera, quería que esta entrara en razón, pero ya había tomado una decisión. La puerta tras Vicente pegó un portazo y se cerró.

Los padres de Aitana corrieron hacía esta y allí vieron a Vicente, con la cara blanca y totalmente traspuesto. -¿Qué ha pasado? -dijo Belén.

-Me ha dejado. A mí...ya no me quiere.

-Pues ya era hora de que te enteraras chico. -soltó la madre.

Kosme acompañó a Vicente a la salida y allí, tras darle una palmada en la espalda, le deseó suerte y se despidió de él. Luego, este volvió a la habitación de su hija, necesitaba saber que estaba bien.

-¿Aitana? ¿Puedo pasar? -dijo este tocando a su puerta.

Nadie respondía, pero decidió pasar. Al entrar, vió a Aitana en su cama, con la cara pegada a la almohada y llorando. -Mi niña...

Este se acercó a la cama y tras quitarle la almohada a Aitana, se sentó para abrazarla. -No quería dejarlo papá... no quería...

-Has hecho lo que tenías que hacer cariño, no te hacía bien... en cambio, ese Luis del que no parabas de hablar en el coche...

-No sé que hacer... esto es muy duro para mí.

-Tu corazón ya ha tomado la decisión por tí cariño... solo tienes que abrir los ojos y verlo por ti misma.




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