Visita inesperada

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Ya era la hora de cenar, Agoney se encontraba a la mesa con su familia. Iban a realizar un brindis. -Por un largo tiempo en la academia. -brindó Agoney con una gran sonrisa.

La familia de Agoney no podía estar más orgullosa de él, estaba luchando por su sueño, que es la música. El timbre sonó y la hermana de Agoney extrañada, se levantó de la mesa y fue a abrir. -Ago, es para ti. -gritó esta desde la entrada.

Agoney se levantó de la silla y cuándo su hermana llegó al comedor de nuevo este se dirigió a la puerta. Al llegar, vió a un chico plantando en su puerta, con una ramo de flores en la mano. -Raoul...¿qué haces aquí? -dijo Agoney acercándose a este para abrazarlo.

-He venido a verte idiota.

Agoney cogió el ramo de flores que Raoul traía en sus manos y lo dejó en la mesa que había en la entradilla, después agarró las manos de Raoul e hizo que este las pasara por su cintura, para quedar frente a frente, a cinco centímetros el uno del otro, notando su respiración.

-¿Por qué?

-¿Por qué, que?

-¿Por qué te has recorrido tantos kilómetros para verme? Tendrías que estar con tu familia.

-Tu también eres mi familia Ago, no quería pasar esta navidad sin ti.

Raoul comenzó a acercarse más, comenzando a rozar la nariz de Agoney con la suya, bajando poco a poco para comenzar a rozar sus labios. Los dos se fundieron en un largo y apasionado beso, tan apasionado que Raoul tuvo que apartarse porque se había calentado más de lo normal. -Que ganas tenía de verte. -soltó Agoney mordiendose el labio. -Y yo a ti.

Después de hablar por unos minutos, Agoney agarró la mano de Raoul y lo llevó hasta el comedor para presentarlo a su familia. Todos quedaron impresionados al ver entrar a ese chico al comedor. Era tan guapo. Lo invitaron a cenar y Raoul aceptó. Fue una cena muy amena y divertida, la familia de Agoney estaba muy contenta con el nuevo miembro y no paraban de preguntarle cosas sobre él, querían saberlo todo.

-Bueno, ya os lo presenté, nosotros nos vamos a dormir. Tenemos mucho que contarnos. -dijo Agoney levantándose de la mesa. Su hermano rió y Agoney le pegó un codazo mientras también reía.

-Estaba muy rico todo. Gracias por la cena. -contestó Raoul antes de levantarse.

Los dos chicos, cogidos de las manos, andaron por el pasillo hasta la habitación de Agoney. Allí, Raoul se tiró en la cama y Agoney se echó junto a él. -¿No traes maleta?

-La dejé en el hotel, tu vuelves mañana a la academia pero yo me quedo aquí unos días. 

-¿Solo?

-Bueno, Mimi viene mañana, tenemos cosas que grabar por aquí.

-¿Cosas que grabar?

-No puedo decir mucho, ya sabes, no podeis saber nada del programa fuera y eso.

-Ya...

-....Ago... -dijo Raoul girándose para quedar cara a cara de nuevo con Agoney.

-¿Si? -dijo este comenzando a acariciar los labios de Raoul suavemente.

Tras una breve pausa mirandose a los ojos, Raoul habló. -Te quiero.


Ana soltó la maleta en la habitación de Miriam, esta noche iban a dormir juntas. Esta abrió su maleta y sacó algo de ropa limpia para poder cambiarse y arreglarse para la cena. -Tienes todo en el baño, puedes darte una ducha mientras yo ayudo a preparar la cena. 

-Gracias. -respondió Ana.

Antes de irse, Miriam besó la frente de Ana, sentía que esta necesitaba todo el cariño ahora mismo.

Esta fue al baño y al entrar echó el pestillo. Se desnudó y abrió el grifo para que comenzara a salir el agua. Se giró para mirarse en el espejo, un espejo de cuerpo entero que ocupaba casi todo el baño. Desnuda, Ana comenzó a recorrer cada centrímetro de su cuerpo, de arriba a abajo y de abajo a arriba. Al llegar a sus piernas observó aquello que tanto odiaba, aquello que tanto se arrepintió de haber hecho, las cicatrices de uno de los peores momentos que había vivido dentro de la academia.

Comenzó a acariciarse aquella zona y a recordar todo lo que la llevó a hacerlo, realmente ahora tenía los mismos sentimientos que en aquellos días y las ganas volvían pero, el ruido del agua cayendo en la ducha hizo que volviera en sí y que aquellos pensamientos horribles se fueran. Tenía que ducharse, la estaban esperando.

Se metió bajo el agua, que se deslizaba por su cuerpo rápidamente y empezó a tararear la canción que cantaría en la novena gala, ya que 'Cabaret' era una canción que le gustaba mucho y que la hacía sentir feliz. Fue una ducha muy relajante, con ella se olvidó por un momento de todo lo que había pasado esa misma mañana.

-Ana, ya está la cena. -dijo Miriam detrás de la puerta.

-Voy. -dijo esta saliendo de la ducha y envolviendose en una toalla.


Cepeda estaba en la cocina, dándole la vuelta a la tortilla y Roi le acompañaba sentado con su guitarra cantando una de esas canciones que los dos se inventaron en la academia. -Oye tío, te lo prometo...

-¿Y eso a que viene ahora? -dijo Roi parando en seco las cuerdas de la guitarra.

-Por lo que me dijiste en el coche. Te lo prometo.

-Pues espero que sea verdad.

-Lo será.

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