Marchita

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Roi se quedó paralizado. ¿Las palabras pronunciadas por Ana eran reales? No articulaba palabra. No se movía. El sudor recorría su frente. Se podía notar como Ana esperaba una respuesta. Sus ojos le miraban brillosos, iluminados, ilusionados. Las dudas comenzaron a aparecer en la mente de Roi, ella le gustaba pero también acababa de salir de una relación, no estaba seguro de ser un buen partido para esta chica tan maravillosa, parecía inestable y no quería ser un obstáculo para ella dentro de la academia, no quería que el tener pareja aquí dentro se convirtiera en una distracción. -Ana yo... -

-No hace falta que me digas nada Roi... -le interrumpió Ana soltando sus manos mientras se levantaba de el sillón donde se encontraba sentada.Puso su mano tapando su boca, acariciando los labios que Roi acababa de besar con tanta pasión. Se acercó de nuevo al ordenador. Su mano se posó ahora en el ratón.

-Mira, me gustas... pero, no quiero suponer un lastre para ti, creo que va a ser mejor que nos quedemos como estamos... -dijo Roi mientras se acercaba hacía la puerta. Ana lo miró mientras esto sucedía y asintió entristecida.Giró la mirada hacía el ordenador y al volver hacía la puerta, Roi ya se había ido. Dió al play y "Todas las Flores" comenzó a resonar por los altavoces tapando el sonido de los sollozos de Ana. Sus piernas no aguantaron y cayó de espaldas a la silla, sentándose en esta. Sus brazos reposaban en la mesa y su cabeza se apoyaba en estos.

La puerta se abrió de nuevo con un sonido irritante y Ana rápidamente se limpió las lágrimas y se puso de pie mirando hacía la puerta. -¿Sí? -dijo. -¿Estas bien? -respondió Mimi cerrando la puerta tras ella.

Ana andó hacía Mimi buscando sus brazos. Mimi la recogió en ellos. La apretujó con fuerza mostrándole su apoyo, lo necesitaba. Nada le salía bien y se sentía muy mal. -Tranquila, shhh... -le susurraba Mimi mientras le acariciaba la cabeza. -Hoy no ha sido un buen día, vámonos a la habitación, te vendrá bien dormir.

Raoul terminó de cenar, se encontraba tranquilo, sosegado y por un momento no se acordaba de lo ocurrido, hasta que Ricky decidió aparecer por el comedor. Se levantó de la mesa a dejar su plato en el lavavajillas y resultaba que Ricky se encontraba allí recogiendo un vaso. -¿Todavía estas enfadado? -le dijo Ricky. Este no obtuvo respuesta pero volvió a preguntar.  -Venga, no seas niño pequeño, si no erais nada. - dijo pasota.

Raoul contenía las ganas de pegarle un puñetazo, simplemente soltó su plato y de dirigió a la habitación. Ricky no quiso dejar las cosas así y fue detrás de su compañero. -Por lo menos dejame explicarte las cosas como son ¿no? -le dijo agarrándolo por el hombro. Raoul se dió la vuelta agarrando la mano de Ricky y quitándola con desprecio. -No quiero saber nada de ninguno de los dos. 

-Raoul enserio, dejame explicarte... 

-Joder, vale, vamos a la habitación. -le dijo enfadado.

Los dos entraron en la habitación que ya estaba ocupada por algunos de sus compañeros pero no demasiados como para irse a otro lado. Se acercaron a la cama de Ricky, que era una de las últimas y este se sentó en ella, Raoul se quedó de pie. -Siéntate por lo menos. -dijo Ricky. Raoul simplemente se sentó en la litera que había enfrente. -Habla. -dijo.

-A ver, por mi parte solo fue un calentón, siempre le tuve ganas a Agoney, nada más, esque no entiendo el por qué te pones así, ni que estuvierais saliendo.

-Lo estamos o bueno, lo estábamos. -dijo Raoul conteniendo las ganas de llorar.

-Joder Raoul, estas cosas son las que me tendrías que contar. -dijo Ricky. -¿Cómo iba a saberlo? 

-Pero Ago si lo sabía y eso es lo que más me jode. -dijo Raoul levantándose y empezando a andar por la habitación. 

- Agoney está muy arrepentido. -dijo Mimi desde el comienzo de la habitación. Raoul se quedó mirándola. -Me cuesta creerlo Mimi. 

-Habla con él, no hoy, quizás tampoco mañana, pero teneis que hablar. Deja que pasen unos días.

-Bueno,me lo pensaré. Por cierto, ¿qué le pasa? -dijo señalando a Ana con la cabeza. Mimi hizo un gesto para que lo dejara pasar. Raoul salió de la habitación para ir a ponerse el pijama y Ricky decidió meterse en la cama. Mimi estaba en la cama de Ana, abrazándola mientras esta intentaba calmarse, han sido muchos palos los que se ha llegado Ana en muy poco tiempo, aún tenía que asimilarlo todo, ¿por qué Roi le había dicho eso? ¿un obstáculo? No entendía que quería decir. Poco a poco las lágrimas se disipaban y Ana comenzó a rodar su dedo por la pierna de Mimi, intentando centrarse solo en eso. -Ya es tarde, creo que me iré a mi cama. -dijo Mimi apartándose de Ana en la cama, algo nerviosa. -Buenas noches Mimi, te quiero. -

-Buenas noches Ana banana, yo también. Ana se giró y quedó mirando hacía la pared, escuchó ruido, el ruido de sus compañeros entrando en la habitación. Algunos hablaban y otros simplemente se metían en sus camas. Las luces ya se habían apagado. -Buenas noches chicos. -dijo Alfred.

-Buenas noches. -respondieron algunos.

Alguien se sentó en la cama de Ana. -¿Estás bien? 

Esta se giró y vió a Aitana. -Sí, estoy...bien. 

-¿Quieres que duerma contigo esta noche?

Ana elevó las sábanas esperando que Aitana se metiera y así lo hizo. -¿Te acuerdas de el día que Cepeda escribió en una libreta mi nombre? -susurró Aitana.

-Sí, lo puso por ese juego que hacía con... Roi... ¿no? -dijo Ana con un suspiro.

-No, no fue por eso, la canción que estaba componiendo la escribió pensando en mí. -dijo Aitana con una amplia sonrisa.

QueriendOTWhere stories live. Discover now