Quizás mañana

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-¡Roi! Espera... -dijo Cepeda agarrando el brazo de Roi y haciendo que este se parara. 

-¿¡Qué!? -le gritó Roi dándose la vuelta para quedar enfrente de él.

-Quizás no deberiamos ir detrás de ellas. Seguro que Ana tiene un motivo para estar aquí con  Miriam.

-Vale, pero yo quiero que me explique ese motivo. -dijo Roi volviendo a emprender el camino hacia la puerta de la gasolinera.

Cepeda volvió a tirar de su brazo, haciendo que Roi volviera a girarse para esta vez empujar a Cepeda. -¿Me quieres dejar en paz? -le dijo.

-Tío en serio, para, volvamos al coche.

Roi miró a Luis a los ojos y después siguió andando hacía la gasolinera. Este se quedó parado viendo como su amigo pasaba de sus palabras y después se volvió solo para el coche. Ya dentro de este, puso la radio y se quedó observando a Roi a lo lejos.

Roi, que ya había llegado a la puerta de la gasolinera se disponía a abrirla cuándo se quedó parado mirando dentro de esta. Con la mirada buscaba a Ana y Miriam y las encontró, cogiendo algo de comer de los estantes que había allí, se las veía con prisa y Ana estaba intentando no emocionarse de nuevo. Miriam no paraba de hablar con Ana, Roi no podía escuchar nada de lo que le decía pero no se la veía muy feliz, a ninguna de las dos, parecía que Miriam le estaba echando la bronca a Ana.

Tras cerrar el puño Roi decidió darse media vuelta y tomar el camino de nuevo hacia el coche. Cuándo llegó y se sentó dentro, Cepeda lo miró y asintió con la cabeza. -Bien hecho. -le dijo.

-Vamonos. -contestó Roi quitando el freno de mano del coche.


-Pero Ana, ¿por qué te fuiste así? Yo le hubiera dicho cuatro cosas bien claras, es tu amiga tía, cuándo la vea otra vez se la voy a liar, no puede hacerte esto.

-No pensé. Solo quería salir de allí. Tienes que entender eso.

-Joder tía, es que me parece super fuerte todo esto. ¿Por qué Mimi te haría eso? Si se supone que estaba enamorada de ti.

-¿Mimi... est...estaba enamor...de mi? -dijo Ana parando a Miriam y mirándola fijamente a los ojos.

-Mierda, creía que te lo había dicho ella... lo siento...

-Si, si, me lo dijo pero...creía que solo estaba confundida, ¿por qué tiene que ser todo tan difícil?

-No lo sé cariño, no lo sé.

Ana se echó sobre Miriam haciendo que esta la abrazara durante unos segundos. Miriam no podía estar más dolida por verla así de mal, Ana era demasiado importante para ella, quizás no era Mimi la que estaba enamorada de Ana incluso ni siquiera Roi, pero ella, Miriam si lo estaba, si no fuera así, ¿por qué iba a recorrerse tantos kilometros solo para verla?

-Venga, vamos a pagar, todavía nos queda un rato de camino. -dijo Miriam apartando a Ana de sí.

Al apartarse Ana quedó mirando por un rato la mano de Miriam mientras iban a pagar. Algunas dudas volvían a su cabeza pero aún estaba el miedo de encontrarse con Roi al salir. 

Las chicas pagaron y salieron juntas de aquella gasolinera. Al salir no hubo rastro ni de Roi ni de Cepeda, todo estaba en orden. Volvieron al coche y mientras tomaban y comían algo volvieron al camino hasta la casa de Miriam.


Aitana estaba en la cocina, ayudando a su madre con la cena de esta noche. No paraban de llegar familiares a su casa y todos le preguntaban por aquel chico de la academia. ¿Te gusta? ¿Crees que siente algo por ti? ¿Ya lo has dejado con el otro?

Todas estas preguntas fueron contestadas por Aitana de una manera u otra. Siempre defendiendo a Cepeda, siempre hablando bien de él. No tenía una mala palabra para él, es que no le salía ninguna. Para ella Cepeda era una persona indispensable, capaz de hacerla reir, quererse e incluso amarse a si misma algo que con Vicente no sentía.

Antes se sentía pequeña, indefensa y una persona horrible y sin talento pero, dentro de la academia descubrió otra faceta suya, la que Cepeda le hizo descubrir. 

Toda la familia de Aitana, sobretodo sus padres estaban muy contentos con Luis y muy felices de ver a su hija sonreir de aquella manera tan especial. Le brillaban los ojos hablando de él y era imposible negar lo evidente, Aitana tenía claro que estaba enamorada de Luis.


-Puedes dormir conmigo esta noche, pero solo hoy eh. -dijo Roi soltando la maleta de Cepeda en su habitación algo cavizbajo.

-¿No me vas a hacer nada raro no? -rió Luis.

Este vió como su amigo esbozaba una pequeña sonrisa. -Venga tío, no te rayes, mañana seguro que te cuenta lo que le ha pasado.

-Supongo...p eso espero, me tiene muy preocupado desde... bueno no importa, ¿me ayudas con la cena? -dijo Roi desde el marco de la puerta.

-¿Hago una tortilla?

-¿Con cebolla?

-Que dices, que cojo la maleta y me voy eh...







QueriendOTWhere stories live. Discover now