CAPÍTULO 23

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Aún si me pidieras que calentara tu cama...


En la Ciudad Liugong no se practicaba un toque de queda. Solo se cerraban las puertas cuando la noche caía sobre esta, prohibiendo a cualquiera de entrar y salir como le placiera. Sin embargo, un país pequeño no era igual a las ciudades grandes tales como Beijing. Durante el clima de extremo frío, además de la patrulla nocturna, las calles estaban desiertas, sin mencionar a quienes salían a cenar.

Los tres vagaron por el lugar durante medio día, finalmente deslizándose dentro de la cocina en la parte trasera de un restaurante. Desde atrás, Pei Jingzhe noqueó a la criada de la cocina que la custodiaba antes de buscar leña para iniciar un fuego. Del gabinete, sacó algunos fideos y huevos, e hizo tres tazones de fideos con huevo. No era porque Feng Xiao fuera amable con Cui Buqu de repente, por supuesto, sino porque él mismo también tenía hambre.

Cui Buqu se puso cómodo. La palabra "tímido" no existía en su vocabulario, sin mencionar su comportamiento hacia una persona que lo había envenenado antes. Viendo a Pei Jingzhe acercándose con los fideos hacia ellos, tomó el tazón más lleno, enterró su cabeza en él y comió.

Feng Xiao chasqueó su lengua.

—A-Cui, ¿has escuchado la historia de "KonRong cediendo la pera"?

Cui Buqu no levantó su cabeza.

—¿Eres mi hermano mayor?

(N/T/E: es un cuento del Confucionismo, donde el menor escogía siempre las peras más pequeñas y, al preguntarle la razón, dijo "soy un niño pequeño, así que tomo las pequeñas".)

Pero su engreimiento se desvaneció rápidamente. Había masticado los fideos unas cuantas veces, pero después de tragarlos, sus cejas se fruncieron de manera apretada.

—¿Por qué son tan insípidos? ¿No les pusiste sal? ¿Por qué los fideos son tan duros? ¿Los sacaste después de que los acababas de poner en la olla?

Pei Jingzhe lucía como si estuviera agraviado.

—Es mi primera vez en la cocina.

Lo que significaba que era lo suficientemente bueno que esa cosa no pudiera matarlos.

Feng Xiao solo le añadió leña al fuego:

—¿Por qué piensas que escogí el que tenía más sopa y menos fideos? El hecho de que pueda asegurarse de que el huevo esté completamente cocido ya es encomiable, solo toléralo un poco, ¿sí?

Minutos antes, cuando Yu Xiu secuestró a Cui Buqu, aunque parecían como si estuvieran viajando a una velocidad lenta, la verdad era que ya habían alcanzado el otro lado de la mansión Qiushan. Cui Buqu no podía esperar por regresar a la mansión para comer, así que los tres habían caminado alrededor del lugar por medio día simplemente para encontrar algo que llenara sus estómagos.

Pei Jingzhe estaba demasiado repleto de preguntas así que ni siquiera pudo importarle lo de los huevos, preguntó:

—Langjun, ¿el jade realmente se rompió?

—Lo hizo. ¿No lo viste tú mismo?

—¿Qué pasa si... qué pasa si el jade era el verdadero?

Feng Xiao bajó su tazón y dijo lentamente:

—Las personas que robaron el jade podrían pertenecer a dos grupos diferentes.

Pei Jingzhe fue tomado por sorpresa.

—¿Cómo lo sabe?

—Tu cerebro es como tus habilidades culinarias: difícil de describir —Cui Buqu dijo fríamente—. Con el fin de que el culpable asesinara al embajador de Khotan, no tenía otra opción más que esconderse en la ciudad. Para hacerlo, necesitaría ayuda de alguien dentro.

Inigualable [WS]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz