Inigualable [WS]

CAPÍTULO 147

¿Simplemente temes que vuelva mi ataque hacia Cui Buqu?

Ambos guardias Zuoyue estaban muy sorprendidos porque notaron que esta pequeña habitación no estaba repleta con oro y plata como pensaron que lo estaría. En cambio, estaba ocupada por muchas pinturas sobre la mesa, en el suelo e incluso unos cuantos pergaminos más que estaban dispersos y cerrados.

Cui Buqu estaba conmocionado porque reconoció a la persona en la pintura.

Su cabeza se daba la vuelta mientras estaba de pie, con la parte superior de su cuerpo desnuda.

Tendida a medias sobre la cama, con la mitad de su pecho asomándose.

La luz y el aleteo como si estuviera ahí y como si no lo estuviera.

No eran como las Pinturas del Palacio de Primavera, vulgares y explícitas, de Li Yan. La mujer en estas pinturas estaba mirándolos con sus ojos entrecerrados o estaba sonriendo tras un abanico, desde la ternura de una joven señorita hasta la gracia de una mujer, la misma persona ilustrada en diferentes encantos a través de los años. El pintor seguramente había capturado el encanto romántico de la persona en la imagen, cada nudo en su ceja y cada sonrisa vivaz.

Cui Buqu ni siquiera necesitó que el mismo Yang Yun lo admitiera. Podía adivinar quién era la persona en las pinturas.

—No podría haber creído que tú y la Princesa Leping tuvieran tal cosa —Cui Buqu le dio una sonrisa poco entusiasta a Yang Yun—. No es de extrañar que, una vez que te miré, pensé sobre el hombre mantenido de la Princesa Leping.

Yang Yun cerró sus ojos mientras se sentaba, fingiendo sordez y mutismo.

Como las cosas habían progresado ahora, no había nada que pudiera detener, por lo que solo pudo divulgar tal rostro.

Ambos guardias Zuoyue intercambiaron miradas y sintieron un escalofrío subiendo por sus cuellos.

Esta clase de secretos en la Familia Real no eran algo sobre lo que deberían conocer.

Sin embargo, Cui Buqu no les permitió irse. En cambio, señaló al ladrillo tras su espalda.

—Usen sus cuchillos para resquebrajar esa pared.

La expresión de Yang Yun flaqueó. Abrió sus ojos y, finalmente, dejó de fingir mutismo.

—¿Cómo sabías sobre eso?

Los dos guardias Zuoyue obedecieron sus órdenes. Después de que los cuchillos afilados rasparon un poco la pared, unos escombros blancos cayeron, revelando el oro bajo ella muy rápidamente.

—¿Comandante?

—Continúen.

Las hojas arrastraron consigo el rayón mientras raspaban sus alrededores, revelando algo con rapidez.

Detrás de una delgada capa de escombros había una brillante pared dorada.

Una pared dorada formada por ladrillos de oro.

Incluso si solo era un lado, era increíblemente impresionante.

—¡Algo es extraño en la grieta! —El otro guardia Zuoyue gritó repentinamente.

Él extendió cinco dedos y los insertó en el interior de la grieta. Bajo su fuerza, ambas paredes se separaron poco a poco, finalmente, revelando un túnel.

La luz parpadeó brillantemente en el túnel. La luz de la vela flaqueó. Era evidente que había otra salida.

Cui Buqu jadeó con sorpresa.