CAPÍTULO 117

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¿De qué sirve buscar a un médico? Solo es un desperdicio de dinero.


El Jade Tianchi en sus manos no necesitaba tomar prestada la luz de las estrellas y de la luna mientras irradiaba un débil brillo, cambiando entre azul oscuro y verde claro inconsistentemente como si moviera las aguas de un manantial.

Había una confusión sobre el rostro de Cui Buqu como si estuviera preguntándose por qué el Jade Tianchi estaba en sus manos repentinamente.

Sostuvo el jade entre sus manos, pero no sintió ninguna sensación de frío y calidez.

¿Esto era dentro de un sueño?

Su mente estaba en caos, como si estuviera sumergido en el agua de un océano profundo, con un hilo que lo había enredado en un rápido nudo mientras forcejeaba, incapaz de desatarse sin importar qué y solo pudiendo hundirse al fondo lentamente.

Sabía que era un sueño, pero no podía despertar, andando a tumbos sin rumbo como si hubiera algo importante que se había olvidado de hacer.

Frente a él, alguien caminaba hacia adelante.

Esta persona caminaba desde la distancia hasta acercarse, volviéndose visible para la vista gradualmente.

Era Feng Xiao.

El otro sostenía una espada larga en su mano, la intención asesina envolvía su persona entera como si acabara de resistir a través de las batallas más intrépidas, asesinando a un número incontable de enemigos.

La sangre sobre la espada todavía no se había secado, arrastrándose a lo largo de su hoja mientras goteaba al suelo, creando un rastro carmesí desde el lugar del que había venido.

Feng Xiao vino ante Cui Buqu.

—Dame el jade.

—¿Realmente fingiste tu rendición? —Cui Buqu preguntó.

Feng Xiao asintió.

—Si no, ¿cómo podría penetrar en la profundidad de la guarida del enemigo y reunirlos a todos en un solo tiro?

—¿Quién es el Lord de los Trece Pabellones de Yunhai?

—No he logrado reunir esa información, pero maté a Fan Yun y al resto —Feng Xiao respondió—. La mente maestra no será capaz de contenerse durante mucho tiempo, se mostrará pronto.

También había sangre en su rostro, su cabello estaba desordenado y algunas hebras caían sueltas. Sin embargo, Feng Xiao no le prestó atención a esto. La comisura de sus labios era fría, desprovista de la naturalidad usualmente animada y divertida que cargaba.

—Dame el jade —Feng Xiao repitió, extendiendo una mano hacia el otro.

—Me apuñalaste y me causaste una herida grave, necesito el jade para prolongar mi vida —Cui Buqu dijo fríamente—. ¿Por qué motivos debería dártelo?

Incluso si este era un sueño, se mantenían mirándose fijamente con dagas entre sí, indispuestos a retroceder un paso.

Cui Buqu no tenía amigos. No los necesitaba. Había misterios interminables en la Oficina Zuoyue esperando ser resueltos y eso era suficiente para rellenar todo el tiempo libre que tenía. No obstante, se desconocía desde cuándo había comenzado, que este nombre "Feng Xiao" era indivisible de todos los casos que resolvía. Su frecuente aparición a su lado incluso había reemplazado a Qiao Xian y Zhangsun. En la superficie, ambos luchaban con su ingenuo y coraje a menudo, negándose a perder cualquier oportunidad de enfrentarse al paso del otro, pero en realidad–

Inigualable [WS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora