Inigualable [WS]

LIBRO VI. La daga que se encuentra con el túmulo.

CAPÍTULO 131
Qué indigno morir tan solo así.

Lluvia, lluvia torrencial.

Levantando la cabeza, aún se podía ver el caos sin fin, el cielo y la tierra eran ilimitados e indistintos mientras que las nubes oscuras se reunían en grupos, combinando al mundo de una manera en que el día y la noche eran indistinguibles.

La lluvia se vertía desde el cielo como si no le costara nada hacerlo, lanzando vasija tras vasija de agua en el mundo de los seres humanos mortales como si su valor de suministros fuera interminable. Las llanuras se volvieron abundantes por los ríos y los lagos. Una vez que el agua del río subió, ambos lados de los campos fueron sumergidos en el agua. Con una mirada, incluso se podía ver la sombra de una casa ahí.

(N/T: lit. "viejo tío del cielo", por lo que se utiliza en masculino.)

Rong Qing caminaba a través del barro con pasos pesados y ligeros, toda su sorpresa y miedo fueron congelados en su lugar debido al escenario frente a él.

Estaba acabado.

Todo estaba acabado.

Él sabía muy claramente que todas las vidas y legados en este lugar estaban terminados, aniquilados enteramente.

Este suelo bajo sus pies debería haber sido la tierra de una villa próspera originalmente. Hace medio mes, durante este tiempo, había sido el periodo más ajetreado para la villa: los agricultores regresaban de sus campos, los niños estaban jugueteando a su alrededor y el humo se elevaba de las cocinas de todas las casas, oliendo delicioso para cualquiera que pasara caminando.

Sin embargo, ahora, tan lejos como el ojo pudiera ver, todo estaba inundado.

El agua interminable ocasionó la altura de las mareas en los ríos y amplió los muros del río, empujando su camino hasta las afueras y las ciudades. La lluvia nunca se había detenido, volviéndose más fuerte mientras más se derramaba. La inundación rugió a través de todas las cuatro direcciones, causando estragos y haciendo lo que quería, conquistando cada pulgada de tierra que pudiera alcanzar.

Los paraguas se habían convertido en objetos inútiles, la lluvia se reía mecánicamente mientras se abría paso, en fisuras, en los papeles de aceite, goteando hacia la persona debajo del paraguas.

Rong Qing empujó lejos las manos de su súbdito, permitiéndose ser expuesto en la lluvia torrencial.

Antes de esto, ya estaba tan empapado por dicha lluvia que ni siquiera podía abrir sus ojos y solo pudo utilizar una mano para limpiar su rostro mientras entrecerraba sus ojos. Todos se comportaban de la misma manera. Todos lucían como si estuvieran en una desesperación mientras observaban esta calamidad tomando lugar. Las lágrimas cubrían sus rostros, incapaces de descartarlas.

—¡Mi Señor!

Este súbdito tras él no podía mantener el paso de Rong Qin, así que gritó una vez.

Pero su voz fue tragada por la lluvia torrencial, casi inaudible porque ni siquiera él pudo escucharse.

—¡Pequeño Lord, venga rápido y detenga al Censor Imperial Rong! ¡Deje de ir al frente o, de otra manera, será imposible encontrar el camino de regreso! —Los oficiales del gobierno que venían con él gritaron en voz alta, empleando toda la fuerza que tenían.

Xiao-Liu le dio la vuelta a su cabeza abruptamente y notó que, cuando vinieron, algunas tierras altas aún eran visibles, pero todas habían sido inundadas en un corto periodo de tiempo, como una tortuga gigante que estaba hundiéndose en el agua lentamente, ahora con solo la punta de su caparazón visible.