Capítulo 20: Me gusta lo que veo.

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Parte 1.

Selene Scathach. Hija de un espíritu divino y un héroe. Esa soy yo. He vivido poco más de 250 años y puedo decir que tengo bastante experiencia de vida.

¿Cómo no la tendría? He visto países caer en ruinas por errores de sus gobernantes o debido al poder de otra nación. He conocido a guerreros increíbles e incluso intervenido en guerras entre naciones.

Cuando tienes una esperanza de vida casi indefinida como yo, con el paso del tiempo pierdes el interés en muchas cosas, pero gracias a Fafnir, el legendario dragón emperador, no ha sido así para mí.

Recuerdo bien cuando se acercó a mí. Un hombre apuesto acompañado por una bella mujer de cabello dorado y ojos verdes, aparecieron de la nada en un bosque en el cual me encontraba descansando. Alegando que eran servidores de la diosa Aleria me explicaron que el balance del mundo se encontraba en un momento crítico y que requerían de ayuda para obtener el mejor resultado posible.

Al comienzo no lo creí, pero mi madre también apareció allí. Mi madre, el espíritu divino conocido llamado Skadi, fue invocada por Fafnir para darle credibilidad a su historia. Ella había vuelto al reino divino poco después de que yo cumpliera los 15 años, por supuesto, eso fue luego de comprobar que era capaz de cuidar de mi misma. Con ella allí, no tuve más remedio que creerle a aquel par y desde entonces he estado ayudando con algún que otro encargo para la diosa Aleria.

Han pasado unos 250 años desde entonces y entre un encargo y otro he viajado y conocido a mucha gente. Incluso he tenido varias ‘aventuras’ a lo largo del camino. Algunas valieron la pena y otras no, pero así es la vida, por lo que no me quejo. Son experiencias que ayudaron a forjarme y puedo decir que gracias a ello estoy aquí ahora.

Si… he conocido a mucha gente y entre ellos muy pocos me han llamado la atención, pero ninguno tanto como este niño.

Cabello negro con un mechón de color azul cielo colgando por el lado izquierdo de su frente. Por su apariencia no parece tener más de 14 años. El nombre de ese niño es Leohart y su verdadera identidad es la de una bestia divina joven, un dragón azur.

En la actualidad me encuentro en la mansión donde solía vivir sola, en la sala para huéspedes y junto a mí se encuentra un amplio grupo de gente conformado por los residentes de la mansión, Izo, Seijiro, Rihashi, Shizuka y Felicia.

Estamos reunidos debido a que después de volviéramos de una pequeña misión de rescate le pregunté a Leohart con respecto a sus habilidades con la espada. Después de todo es extraño que un dragón posea alguna habilidad con la espada cuando no tiene entrenamiento ¿cierto?

“Entonces… ¿estás diciendo que eres un reencarnado de otro mundo?”

“Así es.”

Un reencarnado de otro mundo. Es tal y como suena. Una persona que después de morir renació en otro mundo debido a circunstancias especiales.

Mis padres conocieron a uno, aunque no por mucho tiempo ya que al parecer la situación en ese momento no lo permitió y esa persona despareció poco después. Por supuesto yo no lo conocí, ya que eso ocurrió antes de que yo naciera.

Pero bueno, pensar que Leohart es un reencarnado… eso explicaría su habilidad con la espada. Si practicó en su vida anterior, solo necesitaría un cuerpo que le permita poner en practica dicha habilidad.

“Entonces… ¿alguien tiene algo que decir?”

‘Algo que decir’ dice. No lo muestra, pero está preocupado. Será idiota…

“A ver… ¿algo que decir? No es necesario decir algo al respecto. Ya estaba claro que eres una existencia ‘RARA’ desde el comienzo. Ahora solo tu rareza tiene más sentido. Eso es todo.”

Empecé como serpiente, por lo tanto empecé desde abajo.Where stories live. Discover now