Capítulo 63: Tres simples razones.

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Parte 1.

*POV Leohart*

Después la reunión nocturna y un buen rato de sueño llegó la mañana y comenzó otro día algo ajetreado.

Luego de tomar el desayuno en la mansión, salí a la ciudad a atender un asunto muy importante.

“Oye viejo, ¿estás aquí?”

Mis pies me llevaron rápidamente hasta el taller del viejo Rasetsu en el distrito artesanal de la ciudad y, contrario a mis expectativas, no había nadie trabajando.

Hm… usualmente el viejo está trabajando a esta hora. Me pregunto…

“Llegas temprano.”

“¿Oh?”

Mientras miraba alrededor del interior del taller, preguntándome cuando llegaría el viejo, su voz me alcanzó desde un lado. Llevaba un kimono sencillo y un par de sandalias geta. Su cabello negro que usualmente estaba recogido en la parte posterior de su cabeza ahora estaba suelto y alcanzaba hasta sus hombros.

“Esperaba que pasaras pronto por aquí.”

“Bueno, se me han presentado algunos asuntos en los últimos días.”

“Heh, ni siquiera ha pasado un año desde que te conozco y mírate. Ya empiezas a verte como alguien importante.”

Dijo el viejo Rasetsu mientras bostezaba y caminaba hacia su espacio de trabajo personal en el taller.

“Hm… tu esposa me ha apoyado bastante.”

“Jaja. ¿A que sí? El haber conocido a Shizuka es una verdadera bendición para mí. Ella es increíble.”

“Eso es cierto… pero tú lo sabes bien ¿no? Lo has experimentado personalmente y con bastante intensidad al parecer.”

Conforme hablaba, mis ojos estaban fijos en unas marcas peculiares que se encontraban en el cuello del viejo. Marcas de besos, específicamente.

“¿Hm? O-oh…”

Una vez que notó mi mirada, Rasetsu se cubrió las marcas con una mano y se sonrojó ligeramente.

“Que puedo decir… ha pasado algún tiempo. Como tengo bastante tiempo libre estos días pensé en darle más atención a mi usualmente ocupada esposa. Ya sabes, mantener el amor en el ambiente.”

“Jajaja. Y obtuviste buenos resultados al parecer.”

“Jajajaja. Han sido unos días duros, pero no me arrepiento.”

El viejo reía felizmente mientras hablaba y se sentaba junto a su mesa de trabajo.

“Es bueno ver que les va bien. Entonces… ¿son esos?”

Dije señalando hacia la mesa de trabajo del viejo. Allí sobre la mesa yacían varias armas. Un par de katanas, dos estoques y una lanza.

“Así es. Son mis últimos trabajos.”

El viejo tenía una sonrisa engreída mientras me mostraba las armas. Las dos katanas tenían hojas plateadas y eran prácticamente iguales en su diseño. Sobre sus hojas estaban tallados los usuales encantamientos que al viejo le gustaba poner en las armas para volverlas armas encantadas que crecían con su usuario. Los de las katanas parecían similares a corrientes de viento.

Los estoques por su parte, a pesar de que ambos poseían hojas plateadas, el diseño del encantamiento era diferente. En uno parecía similar a llamas mientras que el otro eran simples líneas que dibujaban lo que a mi parecer eran ramas con flores.

La lanza era igual, plateada y estaba cubierta por los patrones del encantamiento del arma. Tenía unos dos metros y treinta centímetros de largo. En el centro del mango destacaba un área que ocupaba aproximadamente 15 centímetros. Era el punto en donde comenzaba el patrón del encantamiento y allí yacía un patrón complicado similar a varias ramas de una planta entrelazadas y desde los bordes se extendía el patrón hasta los extremos sin complicación alguna. Como si fueran enredaderas envolviéndose en la lanza y en algunos lugares sobresalían lo que parecían ser pétalos de sakura. La hoja de la lanza tenia forma de un rombo estrecho, con los dos lados unidos al mango siendo más cortos que los otros dos.

Empecé como serpiente, por lo tanto empecé desde abajo.Where stories live. Discover now