Capítulo 23: Ya no te puedes echar para atrás.

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Parte 1.

¡GROOOAAR!

Sobre una amplia pradera, una bestia de gran tamaño liberó un gran rugido. La bestia tenía la forma de un brachiosaurio. Un cuerpo enorme cubierto por escamas verdes y un largo cuello que se extendía alto en el cielo.

El rugido de la bestia había levantado y azotado la tierra en su camino, sacudiendo a las criaturas de menor tamaño que allí estaban.

¡GRRRR!

Estas criaturas más pequeñas eran similares a los velociraptors en todos sus aspectos a excepción del color de sus escamas ya que eran de color verde o amarillo en algunos casos. Se movían ágil y coordinadamente por las praderas, todos con un solo objetivo… acabar con los enemigos que los amenazaban.

“¡Haa!”

Gii…

Un destello blanco atravesó el aire y las cabezas de tres velociraptors volaron en el aire. Habiendo cortado las cabezas de sus enemigos, Seijiro detuvo sus pasos y con un movimiento rápido de su brazo, sacudió la sangre de la hoja de la katana en su mano derecha. Llevaba una armadura samurái de color azul oscuro y otra katana envainada en el lado izquierdo de su cintura. Su cabello, como es usual, estaba recogido en una cola de caballo.

“Hm… a pesar tener escamas y ser sub especies de dragones, no siento mucha resistencia al cortarlos. Estas katanas son una maravilla.”

“Por supuesto. ¿Quién rayos crees que las hizo?”

“Por supuesto, no desconfiaría de tus creaciones Rasetsu-san.”

Mientras Seijiro hablaba, Rasetsu, el herrero, se acercó a él desde un lado. Llevaba una espada larga en sus manos y caminaba mientras observaba el filo del arma.

“Esta tampoco ha tenido problemas cortando a través de ellos. Y por allá… no parece haber problemas.”

“Ciertamente. Sus habilidades son mejores de lo que pensaba.”

Tanto Seijiro como Rasetsu pusieron sus miradas en otra parte. Al lugar donde se dirigían sus miradas era al otro extremo del campo de batalla donde explosiones de fuego y de luces de color verde o de color azul, destellaban a intervalos irregulares.

El origen de las explosiones de fuego era una joven de cabello rojo que, mientras vestía una armadura ligera de color carmesí, decapitaba monstruos con una gran hacha de dos manos y cada vez que golpeaba el suelo con el hacha, esta causaba las explosiones de fuego. Ryana era quien causaba esas explosiones mientras que una densa aura de color rojo la rodeaba y una sonrisa salvaje adornaba su rostro.

“Estos tipos no ponen mucha resistencia…”

“Yo digo que es mejor así.”

No muy lejos de ella, se encontraba Nora, quien con una espada de una mano se movía a gran velocidad por la pradera y cortaba a los velociraptors con gran facilidad.

“Ustedes dos. No olviden nuestro papel aquí.”

Anna, quien había terminado de decapitar a un velociraptor, las regañó a ambas por su falta de tensión. Ambas se habían detenido a conversar en medio del azote de los monstruos. Su cuerpo estaba protegido por una armadura ligera de color azul y en su mano llevaba una espada de una mano de la cual goteaba sangre de monstruo.

“Bueno, nuestro trabajo está casi hecho ¿no? Digo, eran alrededor de 60 al comienzo y ahora… quedan unos 20.”

*BOOM*

“Corrección. 15.”

“Se está divirtiendo.”

Al decir eso, Ryana dirigió su mirada a una colina a unos cien metros de distancia detrás de ellas. Allí, en la cima de la colina, estaba Celia y en sus manos había un arco color jade. Ese arco había sido creado por Rasetsu, pero su color original no era jade. El arco poseía la capacidad de ajustarse a la esencia mágica de su usuario y por ello cambiaba de color. Desde el inicio del combate, Celia había estado disparando flechas de esencia mágica desde la distancia, causando destrucción entre los monstruos.

Empecé como serpiente, por lo tanto empecé desde abajo.Where stories live. Discover now