IX. Segundas oportunidades

1.1K 120 28
                                    

Fielmente esperé que aquel beso del hombre que alguna vez amé con locura, borrará el nombre de Meredith de mi alma.
Involuntariamente al sentir sus labios sobre los míos, imaginé que era Meredith la que estaba en su lugar, la que tomaba mi rostro entre sus manos para profundizar el beso.

«Supongo que con el tiempo pasará»

[Meredith]

Me quedé sentada en la sala de espera del hospital pensando en la pequeña burbuja de felicidad que tuvimos bajo la noche. Me había prometido a mi misma intentar que las cosas siguieran igual, pero honestamente no estaba tan segura de poder cumplir mi promesa, al menos no ahora. No quería verla, necesitaba tiempo para asimilar todo lo que pasó en tan poco tiempo.

Una parte de mí entendió una de las opciones posibles, que se quedara con él. Ella tenía una familia con Jake y no solo eran ellos dos, tenían un hijo.

Suspiré y apoyé mis manos sobre mis muslos para levantarme, decidida a irme a casa, hasta que mi localizador comenzó a sonar.

"Múltiples traumas".

Rápidamente corrí a cambiarme y colocarme el uniforme.
En menos de cinco minutos ya estaba evaluando un trauma con Pierce.

-Llévelo al quirófano -habló Maggie.

-Necesito una consulta -Está vez fue Alex el que habló -Te necesito Grey.

-Ve, yo me encargo.

-Háblame si necesitas algo -dije mientras caminaba hacia Karev.

La sala de trauma era un completo caos, estaba llena de pacientes y personal del hospital; estábamos dispersos por todas partes. Sin duda iba a ser una larga noche, cosa que agradecí, necesitaba pensar en algo más que no fuera Addison.
Lo peor es que ni siquiera me debería de importar si se separa o no, pero me importaba, me importaba muchísimo más de lo que me gustaría.

[...]

Estaba recostada en una cama, en algún pasillo del hospital. Había sido una noche pesada, mentalmente y físicamente. Ahora que estaba relajada, era cuando lo de anoche me invadía la cabeza.

Necesitaba decirle que la quería, que no se fuera.

Me levanté rápido y al ponerme de pie la vi e inevitablemente una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro, estábamos a unos seis metros de distancia.
Estaba recargada en una de las paredes observándome con el semblante serio, no tenía la menor idea de cuánto llevaba ahí.

Mi mente no tardó mucho en hacer click, ocasionando que mi sonrisa se desvaneciera tan rápidamente como llegó.
Ella estaba ahí, no se durante cuánto tiempo estuvo viéndome, tomando fuerzas para decirme aquellas palabras que sabía muy bien que nos romperían.

No me había escogido a mí, no nos había escogido a nosotras o lo que pudo ser.

Nos quedamos mirándonos unos segundos que, para mí, parecieron una eternidad. No hacían falta las palabras para saber que este era el adiós.
Esa era la conexión que teníamos ella y yo, las palabras salían sobrando en la mayoría de las ocasiones, que con mirarnos a los ojos decíamos mil y una cosas sin necesidad de emitir una sola palabra.

Quise acercarme y exigir una explicación, pero no tenía derecho a nada. A pesar de que con miradas nos transmitimos todo, supongo que hay cosas que se tienen que decir con palabras, y ninguna de las dos lo hizo.

[...]

Habían pasado dos semanas desde el último "encuentro" que tuvimos.
No había sabido mucho de ella ya que nos evitábamos entre sí. Por mi parte, me mantuve ocupada entre el trabajo, mis hijos y la boda de Maggie, quién hace algunos meses se había comprometido y prácticamente la boda estaba a unas semanas.

-Entonces ¿cuándo pueden ir a probarse los vestidos? -preguntó Maggie a Amelia y a mí.

-Yo puedo pasado mañana -encogió los hombros.

Inmediatamente la mirada de ambas recayó sobre mí.
Si bien no había dicho nada de lo de Addison, ellas se habían dado cuenta de algo, ya que pasábamos mucho tuvimos juntas y de repente ni siquiera nos dirigíamos la palabra, cosa que no pasó desapercibida para mis hermanas.

-Pasado mañana está bien.

-Bien, pasado mañana será -mencionó Maggie con entusiasmo mientras se alejaba para hablar con la modista.

-¿Segura que estás bien Meredith? -preguntó Amelia segundos después de que Maggie se fuera.

-Estoy bien -respondí.

Asintió no muy convencida.

-¡Mamá! -dijeron los niños al unísono mientras entraban a lado de la niñera.

-Hey ¿Cómo les fue? -pregunté después de abrazarlos.

-Yo hice un dibujo -Ellis tomó su mochila, de ahí sacó una hoja de papel y me la entregó.

Éramos nosotros cuatro; Ellis, Bailey, Zola y yo. Además, en aquel dibujo estaba Amelia y Maggie.

-Es divino -sonreí mientras acariciaba la melena dorada de Ellis y le entregaba el dibujo a Amelia.

-¡Wow Ellis! Eres toda una artista.

La pequeña niña de cabellos dorados sonrió ante las palabras de Amelia.

-Vamos a colocarlo en el refrigerador -animé a los niños y Amelia no dudó en seguirme.

Una vez colgado en el metal con ayuda de un imán, nos dedicamos a mirar aquel retrato familiar.

-Espera a que lo vea tu tía Maggie, le encantará -Amelia habló.

Ahí me di cuenta que no podía molestarme con Addison por elegir a su familia, porque yo también lo haría.

No estaba bien, pero gracias a esto lo estaría.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
𝑵𝒐𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓𝒂:

Lo sé, lo sé.
Tengo una obsesión por escribir capítulos agridulces pero no puedo evitarlo😩.
Calma, que después de la tormenta viene la calma.

O tal vez no.

No es cierto, sólo tengan paciencia.
Mil gracias por sus votos, me ayudan muchísimo. Además, me encanta leer sus comentarioss💗.








The lastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora