XXI. Sorpresas

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De todas las preguntas que pudieron hacer, hicieron la peor. La pregunta que ni yo misma sabia la respuesta.

—Es complicado —admití.

—Estamos en las mismas Mer —rio Amelia y los demás la acompañaron.

—Bien, esta lista la cena —anuncia desde la entrada de la sala.

Todos nos pusimos de pie y seguimos a Catherine hasta el comedor. La mesa estaba servida y acomodada, así que todos tomamos asiento —exceptuando a los niños que habían decido comer juntos en el jardín—.

—Bueno Callie, ¿Qué ha sido de tu vida? — indaga Amelia mientras la mira atenta.

—La verdad es que no estaba mal, pero bien dicen "uno siempre regresa a donde fue feliz" —cita.

—Bueno, nosotros también te extrañamos —admite Richard—. Me da gusto que estemos la gran mayoría aquí, gracias por venir —mira a todos los presentes.

—Gracias por invitarnos —Maggie sonríe.

La cena transcurrió con tranquilidad entre risas, anécdotas, preguntas y algunas bromas. Se sentía bien ver a todos felices y juntos, era como recordar viejos tiempos. Antes todo era distinto y ahora todo había cambiado. Creo que si nuestra versión del pasado —cuando aún éramos residentes o internos— nos viera ahora, no reconocerían a la persona que están viendo, tan cambiada en todos los sentidos y con más experiencias que nos hicieron evolucionar.

La verdad era que el estar todos juntos era grandioso, era una buena navidad.

—Bien, creo que es hora del intercambio —sugiere Miranda.

Todos asentimos y regresamos a la sala; Alex se sentó a mi lado y al otro extremo Addison. Frente a mi estaban Amelia, Callie y Miranda, y a los lados, las parejas.

—Comienzo yo —Amelia propone entusiasmada y se pone de pie— Espero te guste Addison —le extiende una caja y sonríe.

—Gracias Amelia —la mira y la abraza.

El intercambio de regalos continuo entre agradecimientos y sorpresas por la persona a la que le habíamos tocado fue algo distinta lo que solíamos hacer.

—Toma Catherine —le doy la caja con el collar— creo que es muy tú —admito.

—Gracias Grey —lo toma y me extiende los brazos, cosa que correspondo—. Y dime ¿Qué es ser muy "yo"? —pregunta después de abrazarme.

—Elegante —rio.

—Gracias Meredith...

Sonrío y tomo asiento.

Todos nos quedamos en silencio, hasta que alguien suspira.

—Mi turno —se pone de pie y acomoda su falda.

Alzo la mirada para ver a Addison dar un último suspiro.

—Feliz navidad Meredith —la voz le tiembla ligeramente, casi imperceptible.

Me pongo de pie y volteo a verla; ella saca una caja de terciopelo negra y me la da.

Nos quedamos mirándonos mutuamente durante varios segundos, casi sumergiéndome en el mar de sus ojos azules.

—Gracias... —lo dudé y pensé demasiado, pero la abracé—. Feliz navidad Addison —nos separamos y tomamos asiento.

Después de un par de regalos más, el intercambio finalizó. La noche avanzó entre copas de vino y algunas risas por las ocurrencias de Alex.

—Oigan, iré a ver como están los niños —dice Callie mientras se levanta de la mesa— ¿Me esperan?

—Por supuesto. Gracias Torres —sonríe Addison.

—Bien, ahora regreso —comienza a caminar.

—Vamos, te acompaño —Amelia la sigue y las observamos alejarse.

—¿Quieres más vino? —ofrece Winston de repente.

—Oh no, gracias —me limpio las comisuras de los labios— de hecho, saldré a tomar algo de aire, con permiso — sonrió y me levanto de la mesa.

Tomé mi saco y caminé hacia la puerta. Apenas al abrir la puerta el aire choca con mi rostro, provocándome un inevitable frio, así que rápidamente pongo la prenda sobre mis hombros y me siento a tomar un poco de aire.

Feliz navidad —tecleo en el chat, y mando el mensaje.

Apagué el teléfono y suspiré.

Feliz navidad Mer —veo la respuesta y sonrió a medias mientras bloqueo mi teléfono.

Cierro los ojos mientras masajeo mi hombro derecho.

—Meredith ¿Cierto? —pronuncia una voz masculina que me obliga a abrir los ojos.

—Jake... que sorpresa —me pongo de pie— ¿Qué haces por aquí? —camino hacia él.

—Vine de último momento, quería ver a mi esposa y a mi hijo —sonríe.

—Ya veo... —volteo hacia los lados— ¿Gustas pasar?

Dios, di que no.

—Preferiría esperar aquí —se abrocha el saco—. Pero de todas formas te lo agradezco.

—No hay de qué.

Nos quedamos en un silencio incomodo.

Sentía la obligación moral de quedarme ahí, no podía dejarlo solo afuera. Y para colmo en navidad.

—¿Gustas que le hable? —ofrezco.

—Oh no, ya le mandé mensaje. Gracias Meredith —voltea hacia atrás a ver el cielo—. Por cierto... Feliz navidad.

—Feliz navidad Jake... —me pare a su lado.

La puerta se abrió a nuestras espaldas y la pelirroja salió. Alterno la vista entre su esposo y yo, estaba algo confundida.

—Jake ¿Qué haces aquí? —indaga.

—Vine a verlos —camina hacia ella.

—Bueno, con permiso —me dirijo hacia la puerta y al pasar a lado de ellos siento la fija mirada de ambos.

—Cuídate Meredith —pronuncia Jake antes de que entre a la casa.

—Ustedes igual —volteo de reojo y finalmente entro a la casa y volteo para cerrar la puerta.

The lastWhere stories live. Discover now