XX. ¿Qué ha sido de ustedes?

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Los días habían transcurrido y la navidad se hizo presente, con ello, la dichosa cena —que sería en casa de Catherine— había llegado, al igual que el intercambio.

—Amelia, ya te dije que no pienso llevar vestido —respondí por cuarta vez.

—Anda Mer, te verás bien —insistió mientras me mostraba el vestido.

—Amelia...

—Ve, combina con tus ojos —sonrió.

—Bien, solo me lo voy a probar —tomé el vestido

—Estoy conforme con eso —alzó las manos.

[...]

—¡Apresúrense! Se hace tarde —grité desde abajo.

Me deje caer al sillón mientras esperaba a que bajaran. Me apoyé sobre el respaldo y cerré los ojos un momento, necesitaba relajarme.

Mientras mi cabeza pensaba en todo lo que había estado pasando últimamente: las llegadas, los sucesos y todo lo que había cambiado. Me sumergí en mí misma hasta que, después de unos minutos alguien se sentó a lado de mi sin emitir sonido alguno. Me tomé unos segundos más y abrí los ojos.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Amelia mientras tomaba mi mano.

—Si, solo estoy agobiada —me incorporé y la miré.

—Lo sé. Cuando quieras contarme te escucharé.

—Gracias...

—¡Mamá! ¡Mira mi vestido! —Zola gritó emocionada mientras bajaba las escaleras.

—Te ves divina —sonreí.

—¿Tu hermana y tu hermano? —indagó Amelia mientras hacia girar a Zola para ver el vestido.

—Ya casi bajan tía.

—Bien, ve a apurarlos porque sino llegaremos tarde —animó.

Zola me miró y yo asentí. La vi subir por las escaleras en busca de Bailey y Ellis, tal como lo había indicado Amelia.

—¿Y Link? —pregunte aún con la vista fija en las escaleras.

—Nos estamos dando un tiempo —suspiró.

—¿Sigue con la idea de casarse? —la miré de reojo.

—Sí, y sabes lo que opino al respecto —estaba recostada sobre el respaldo mientras veía el techo.

—Entiendo...

Aparentemente la única con suerte era Maggie.

Nos quedamos en silencio unos minutos, supongo que cada una escuchando todo lo que pasaba por nuestra cabeza.

—¡Listo! —gritaron todos al unísono mientras descendían por las escaleras.

—Bien, vámonos —me levanté al igual ella.

Salimos de la casa y subimos al auto. Habíamos acordado que Amelia manejaría esta noche, así que me subí en el asiento del copiloto y los niños atrás. Durante el trayecto ellos iban platicando sobre todo lo que jugarían hoy con Sofía y los demás, Amelia iba manejando mientras tarareaba la canción que sonaba en la radio y yo iba viendo la ciudad por la ventana, las calles, las luces que adornaban los edificios y... Space Needle.

[...]

—Pasen —indicó Catherine.

—Gracias —sonreí a medias e ingresé a la casa.

—¡Tu casa es preciosa! —halagó Amelia.

—Gracias —sonrió y comenzó a cerrar la puerta.

—¡Espera! —gritaron desde fuera; la oscuridad no permitía ver al responsable de la petición.

Lentamente la persona fue alumbrada por la luz proveniente del interior de la casa.

—Lamento la tardanza —sonrió.

—No te preocupes Addison, pasa —se hizo a un lado para permitirle el paso a la pelirroja que portaba un vestido claro—. Y bien ¿Quién es este niño tan lindo? —Catherine se hincó para verlo de frente y sonrió.

—Es mi hijo, Henry —acaricio la cabellera de su hijo.

—Mucho gusto Henry, soy Catherine —saludó.

—Mucho gusto —dijo tímidamente y Catherine se incorporó nuevamente.

—Bueno, los dejo. Voy a ver cómo va la cena, siéntanse como en casa.

—Gracias —dijimos todos.

—¡Tía Amelia! —Henry corrió a los brazos de Amelia y ella lo alzó.

—Te extrañé mucho chaparro —rio— mírate ¡Estas enorme!

—Meredith —Addison saludo y me acerqué a ella.

—Addison...

—Te queda bien ese vestido —trato de romper el hielo.

—Gracias, Amelia insistió en que me lo pusiera.

—Bueno, ves bien —me vio de abajo hacia arriba— y combina con tus ojos.

No Meredith, calma,

Iba a decir algo, pero Henry camino hacia nosotras.

—Mira corazón, ella es la doctora Grey —Addison me presentó y yo me puse a la altura del pequeño.

—Hola Henry —sonreí.

—Hola Dra. Grey.

—Dime Mer.

—Bien...Mer —se calmó un poco.

—Esta mejor —acomodé su cabello— ¿Quieres conocer a mis hijos? Puedes jugar con ellos —sugerí.

Él miró a su madre y ella asintió sonriendo.

—Sí, me gustaría.

—Bien, vamos —me incorporé y lo tomé de la mano para llevarlo con los niños.

Lo llevé con los niños y rápidamente se adaptó junto con Zola, Bailey, Ellis, Harriet y más tarde, Sophia. Mientras los niños jugaban, nos sentamos en la sala a beber una copa de vino y conversar en lo que estaba lista la cena.

—¿Y como les va en Boston? —preguntó Richard.

—Bien, Jackson se hace cargo de la fundación y yo sigo operando —responde April feliz.

—Al principio fue complicado, pero logramos solucionar nuestras diferencias —sonríe y pasa un brazo por encima de los hombros de Kepner.

—Me alegro por ustedes —confiesa Addison.

—Oh, muchas gracias doctora Montgomery —dice April mientras toma la mano de Jackson, que cuelga de su hombro.

—Por favor, díganme Addison.

—Addison —corrige y ambas ríen.

—Bueno, veo que no somos los únicos que estamos en pareja —menciona Jackson— felicidades Maggie.

—Gracias.

—¿Hace cuanto están juntos? —pregunta Jackson a Winston.

—Estamos casados de hecho —él ríe.

—Bueno, dobles felicitaciones —todos reímos.

—¿Y tú Meredith? —pregunta April— ¿Sigues con Andrew? —todos cesaron sus risas.

—Oh, no. No lo creo —respondí y bebí de mi copa.

—¿Has salido con alguien más? —curiosea Jackson.

Definitivamente esta cena era más incomoda que la de cuando Callie nos "presentó" a Penny.

Además, creo que vi a Addison atragantarse con el vino.

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