XLIX. Quédate

750 74 16
                                    

Después de alistar y dejar a los niños en la escuela me fui hacia el hospital con Amelia, que gracias a dios estaba demasiado cansada como para hacer preguntas.

Para cuando llegamos ella se tuvo que ir, ya que había llegado una emergencia y la habían mandado a llamar. Cuando se fue corriendo me dirigí a la sala de titulares para empezar a cambiarme y checar a mis pacientes, aunque siendo honesta no tenía mucha prisa. Me puse el quirúrgico y me senté en el sillón para amarrarme las agujetas.

—¡Grey! —llamaron en la puerta y alcé la vista para verlo: Andrew.

Me encantaba verlo con el uniforme azul marino. Me llenaba de orgullo.

Seguramente a Carina también.

Sonrío y camino hasta mí. Se hincó frente a mí y amarró mis agujetas.

Me reí, pero dejé que lo hiciera.

Y después tomó asiento a mi lado.

—Me alegra que ya estés aquí.

—Creo que a mí también —dije y él rio.

—¿Cómo les fue? Todo el mundo habla de eso.

—Claro, es un hospital. Es normal —me recargué en el sillón— Bien, nos fue bien —terminé de contestar su pregunta mientras recordaba pequeños momentos del viaje

—... ¿Y en la cirugía? —reformuló la pregunta.

Volteé y le di un pequeño empujón. Él solo se rio.

—Tengo pacientes que revisar —me puse de pie y caminé hasta la puerta—. Te veo después — reí y salí de la sala.

Caminé por los pasillos del hospital mientras sentía las miradas de todos sobre mí.

No había hablado con Addison desde ayer en la noche, y mentiría si dijera que no tenía curiosidad por saber que es lo que iba a decir antes de irse. O tal vez solo era imaginación mía y ella no iba a decir nada.

No lo sabía a ciencia cierta.

Comencé a pasar por las habitaciones de los pacientes para realizar los chequeos. Me había ausentado un tiempo y necesitaba ver como estaban, mejorías y demás. Bien podía preguntar, pero me gustaba hacerlo personalmente para estar actualizada.

Se alegraban de verme después de ausentarme.

Las horas se me habían pasado entre los pacientes.

De un momento a otro estaba con las manos cubiertas de sangre tratando de controlar la hemorragia del paciente que llegó a urgencias. Nos dirigíamos al quirófano lo más rápido que podíamos. Su vida estaba en riesgo y era algo que todos sabíamos. Un movimiento en falso podría arruinar sus posibilidades de supervivencia.

Cuando llegamos al quirófano las enfermeras nos pusieron todo el equipo estéril y comenzó la operación.

Cuando controlamos la hemorragia todos estábamos mas aliviados, pero no tardamos mucho en darnos cuenta de que había órganos internos con daños considerables.

Durante un largo tiempo tratamos de reparar los órganos.

Para nuestra mala suerte el riñón estaba demasiado dañado.

Y era el único. Solo tenía un riñón.

Salí de la cirugía mientras movía mis hombros para aliviar el malestar.

—Ingrésalo a la lista de espera —le indique a un interno— necesita un nuevo riñón.

Dada la orden continue mi camino sin alguna dirección, simplemente caminé hasta que me choqué con Richard.

—Meredith, volviste —se alegró.

—Al parecer con el pie izquierdo —bufé mientras me quitaba la gorra quirúrgica.

—¿Qué pasó?

—Mi primera cirugía desde que regresé y salió mal —comenzamos a caminar.

—¿Murió?

—No... pero no tenía mucho de ser trasplantado y ahora su riñón no sirve. Necesita volver a la lista.

—No estaba a tu alcance, Meredith.

—¿Y por qué siento que sí? —pregunté molesta.

—Porque eres cirujana —puso su mano en mi hombro— siempre vamos a sentir que pudimos hacer más.

—Como sea. Gracias... —suspiré.

—Cuando quieras —dicho esto se fue.

Caminé por los largos pasillos hasta el exterior del hospital. Esta área no era muy concurrida en comparación con las demás. Poca gente, a fin de cuentas era un hospital, pero estaba bien. Necesitaba un minuto de paz y tranquilidad. Y esto bastaba.

Tomé asiento y recargué los codos sobre mis rodillas mientras los pensamientos sobre lo que pude haber hecho me consumían.

Acababa de llegar y algo ya había salido mal.

Aparte Cristina ya no estaba. Y cierta e ilusamente me había acostumbrado a tenerla de nuevo aquí.

Y por último no sabía como iba a manejar lo que pasó en el hospital.

Me tomé un momento para respirar mientras mantenía la vista fija en el suelo, pero unos tenis grises se interpusieron en mi plano visual.

Alcé la vista solo para verla seria y preocupada mientras sostenía un café.

—Hey... —casi en susurro.

—Hola... —respondí y ella tomó asiento.

—¿Cómo estás?

—Frustrada —el sentimiento estaba tan fresco que ni siquiera hubo filtro como todo lo demás que digo, solo salió.

—Normal... —puso su cabello detrás de su oreja para verme mejor— toma —extendió el vaso— todavía no sé bien como te gusta, así que pedí un americano.

Sonreí ligeramente, fue inevitable después de que compró un café para mí sin saber bien mis gustos.

—Es perfecto... gracias.

Asintió y acarició mi espalda unos segundos.

—Bueno, te dejó. Supongo que quieres estar sola —se puso de pie y yo no dije nada, solo escuchaba sus pasos alejándose.

Y si, quería estar sola. Normalmente así manejo las situaciones. Pero quería que se quedara, ni siquiera sabía específicamente porque el cambio.

—Addison... —volteé y ella sonrió.

Camino de regreso a mi con las manos en los bolsillos de su bata y tomó asiento.

Suspiré y recargué mi cabeza en su hombro.

—No te quiero agregar más estrés, Mer. Pero nos pueden ver —dijo mientras trazaba círculos con su dedo en mi pierna.

Ninguna de las dos sabíamos como íbamos a manejar a situación, aparentemente. Pero ahora mismo no me podría importar menos.

—No me importa, quédate.

Sentí como asintió más para ella misma y después recargó su cabeza sobre la mía.


n.a: Hola! lamento el retraso, han sido semanas muy ocupadas y complicadas. Pero ya estoy de regreso con este capítulo. Díganme ¿que tal les pareció? siempre me alegra leer sus comentarios.

Personalmente amo la última escena ¿que opinan?

Gracias por tenerme paciencia <3


The lastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora