XLIII. A fin de cuentas siempre fui tuya

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El aire fresco ingreso a mis pulmones apenas salí a la terraza, podía escuchar sus tacones detrás de mí. Me apoyé en la pequeña reja que me separaba el vacío.

La ciudad era perfectamente visible desde aquí; los autos, las luces de los edificios y las personas debajo de nosotras. Todo era perceptible.

Y arriba de nosotras, la luna y las estrellas.

Todo era perfecto.

Sus brazos me rodearon cuando me abrazo por detrás y susurró:

—Me encantas Meredith Grey.

Sonreí mientras me tenía entre sus brazos.

—No puedo sacarte de mi cabeza —admití. Después de algunos segundos volteé —pero tampoco quiero hacerlo.

Me topé con su rostro a centímetros del mío cuando di la media vuelta.

Estaba sonrojada y podía apostar que sus ojos ahora eran de un azul más intenso.

Pupilas dilatadas y respiración entrecortada; un patrón que ya conocía.

—Me vuelves loca, Addison Montgomery.

Nos acercamos más.

Se me erizó la piel cuando nuestras narices rozaron y nuestras respiraciones se fusionaron.

Metí mis manos entre su cuello y su melena roja. Acaricie su mejilla con mi pulgar y ella bajó su vista hasta mis labios que esperaban ansiosamente los suyos.

Era un juego por ver quien era más fuerte, siempre había sido eso.

Pero ya había esperado lo suficiente. Mis labios anhelaban los suyos, necesitaba sentirlos.

El mundo se paralizó, porque sencillamente no podía dejar de verla. Era preciosa y estaba aquí, frente a mí.

Nuestras bocas se tocaron ligeramente, podía sentir su calor.

Decidí ser débil, la necesitaba.

Moría por besarla.

Tomé su cuello con fuerza he hice lo que anhelé durante todo este tiempo: la besé.

Cuando por fin uní nuestros labios por primera vez experimenté mil sensaciones; fue como un espectáculo de fuegos artificiales. Como bajar de una montaña rusa. Como respirar profundamente en la playa mientras ves el atardecer y escuchas el sonido de las olas. O simplemente como llegar a casa después de un largo día.

Fue como respirar por primera vez.

Nos uní en un beso profundo, lleno de necesidad. Ella correspondió al instante. Era evidente la necesidad que teníamos una de la otra. Pero encajamos perfectamente.

Amaba sus labios, sabían a vino tinto y eran suaves. Amaba al fin probarlos y poder describir todas las sensaciones del momento.

Amaba lo bien que encajábamos.

Pero no fue suficiente para ella, ni para mí.

Caminamos hasta que sentí mi espalda impactar con el límite. Mis manos seguían detrás de su cuello intentando acercarla más a mí, pero era imposible. Sus manos se apoyaron en el balcón; atrapándome entre su cuerpo y el frio metal.

Necesitaba más. Ella pidió acceso y gustosamente se lo di.

Me di cuenta de que todo había valido la pena, así que sonreí a mitad del beso; ella rio y suspiró.

Cuando abrió los ojos me vi reflejada en ellos.

Mi corazón respondió, lo podía sentir. Y apostaba que ella también sentía mi corazón contra su pecho.

Porque yo sentía el suyo.

—Bésame toda la vida, Grey. Bésame hasta que nos falte el aire.

—Bésame hasta que no podamos más —respondí y volví a sus labios.

Porque a partir de hoy siempre volvería a sus labios.

Siempre volvería a ella.

Porque me sentía liviana para cuando íbamos de regreso al hotel. Porque me hacía feliz verla mientras admiraba la ciudad y su cabello se movía con el aire; la sutileza con la que mordía su labio cada que sentía mi mirada sobre ella o el reflejo de las luces sobre sus ojos azules, mismos ojos en los que me vi reflejada hace poco tiempo.

Por la sonrisa con la que entro al hotel y como tomó mi cintura suavemente mientras nos dirigíamos a nuestro respectivo piso.

Caminamos lento al salir del elevador, alargando lo más posible el momento.

—Gracias. Por todo.

—Lo repetiría mil veces si pudiera —Addison rio.

Relamí mis labios buscando algún rastro de los suyos, recordando el momento.

—Te veo mañana, linda —movió mi cabello hacia atrás y deposito un pequeño beso en mi mejilla.

—Descansa... —dio la media vuelta en dirección a su habitación. Pero ya la extrañaba. No se había ido y ya la echaba de menos, así que di un par de pasos, la tomé de la muñeca y cuando se giró la besé nuevamente.

Jamás me cansaría de tenerla así.

Y esta vez ella sonrío a mitad del beso.

No supe que me gustaba más; si sus besos o el particular sonido que hacía cuando sonreía, sutil y delicado.

—Ahora si —me separé de ella y abrimos los ojos —Descansa, Addie.

Entré a la habitación con una sonrisa en el rostro. Todo lo que hice después de eso lo hice con una sutil curvatura en los labios.

Me desvestí, desmaquillé y me lavé los dientes así.

Bajé la cobija y apagué la lampara. Cuando la habitación estuvo en completa oscuridad me acomodé entre las sábanas y suspiré.

Y por primera vez en mucho tiempo, me dormí con una leve sonrisa.

𝑵𝒐𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓𝒂:
Wow, okay, yo también estoy en shock.
Les agradezco bastante por todo el apoyo en cada capítulo y por ser pacientes, sé que no fue fácil. Pero ya, finalmente lo hicieron.
Gracias por esperar.
Finalmente aquí lo tienen. 
CallicaTorres
TheQueenC19
genesis045618
Gracias a todas las que votan, comentan o solamente leen, gracias infinitas 🤍.

Me hace muy feliz leer todos sus comentarios, así que díganme que tal les pareció:)

The lastWhere stories live. Discover now