XV. Colapso

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[Meredith]

—¿Estas bien? —Richard tomó mi hombro.

—Siempre estoy bien.

—Meredith, tenias mucho tiempo tratando a esa paciente. No está mal estar mal.

—Estoy bien Richard —suspiré y retiré de un jalón mi gorra quirúrgica.

Él me tomó entre sus brazos brindándome un protección y apoyo.

—Richard, estoy bien —traté de separarme— Richard suéltame —hizo caso omiso y me abrazo más fuerte —Richard... Por favor... —inevitablemente mi voz comenzó a quebrarse— Richard... —me aferré a él y unas pocas lágrimas acumuladas inevitablemente salieron. Era inútil ocultarle como me sentía a él, lo más cercano que tenía a una figura paterna.

—Todo va a estar bien —comenzó a acariciar mi cabello.

—Nada me sale bien, todos siempre se terminan yendo...

—No fue tu culpa Grey, todos sabíamos que ella era una paciente delicada.

Lo que él no sabía es que si, Caroline fue la gota que derramó el vaso, pero ciertamente estaba hablando de Addison.

[Addison]

—Tengo cirugía, cuidate —colgué la llamada.

¿Qué más podía hacer? Decirle "yo también" no era una opción, únicamente porque no lo sentía.
Estaba frustrada, la posibilidad de que ella sintiera lo mismo por mi era remota y aún así, sucedió, la atracción era mutua. Y ahora saber que yo misma había arruinado la posibilidad de ser algo más era horrible. Amaba a Henry y quería a Jake, no de la misma manera que quería a Meredith, pues cada día que pasaba al menos tenia una cosa más clara, me había enamorado de Meredith Grey.

Me dejé caer a la cama detrás de mi y suspiré. Mi cabeza era un desastre ¿como llegué hasta este punto? Acostada mirando a la nada y pensando en todo, en aquella noche donde la felicidad y emoción simplemente no cabían en mi cuerpo ¿en que momento pasamos a estar a centímetros de distancia, de casi lanzarnos a los labios de la otra en un intento por decir lo que las palabras no podían, a ni siquiera dirigirnos la palabra? A ser extrañas, extrañas con recuerdos.
Que ciertamente la entendía, entendía cada una de las acciones que obligadamente tomó para protegerse.

Sequé una lágrima que descendió por mi mejilla y trate de tranquilizarme.

—Amm ¿Doctora Montgomery? —preguntaron al otro lado de la puerta.

Inhale y exhale para calmar mi respiración.
—¿Si?

—Lo lamento, me manda la doctora Wilson a decirle que ya tiene listo el quirófano.

Por supuesto que lo había olvidado.

—Dile que en un momento voy.

—Como diga doctora, con permiso —escuché sus pasos alejándose.

Me levanté, arreglé un poco mi cabello y salí en dirección al quirófano.

[...]

—Okay Wilson ¿Cuál es el siguiente paso? —pregunté sin retirar mi vista del paciente.

—Ammm... —comenzó a nombrar los pasos en voz baja, casi podía apostar que estaba pensando en voz alta.
—Doctora... Yo...

—Ninguno Jo, no encuentras el siguiente paso porque no hay nada más que hacer, has terminado.

Suspiró y rió nerviosa.
—Lo lamento, son los nervios.

—Esta bien, a todos nos pasó. Ahora solo queda cerrar —me alejé del paciente y retiré el cubrebocas y demás —Felicidades Jo, oficialmente hiciste tu primera cirugía en solitario para obstetricia —la mire de reojo.

—Gracias doctora.

—Te veo después —acto seguido abandoné el quirófano.

Una vez fuera retiré el gorro quirúrgico y lo metí en una de las bolsas de mi uniforme. Comencé a caminar por los pasillos en busca de agua, había sido una larga cirugía y estaba exhausta.

—Addison —dijeron a mis espaldas.

—¡Bailey! ¿En qué te puedo ayudar? —en ese momento recordé que tenía que ir a verla hace ya un buen rato.

—Addison...

—Bien, lo olvidé —admití.

—Ve a lo que ibas y te veo en mi oficina en quince minutos —sentenció y se alejó caminando.

Removí mi cabello y fui en busca de agua.

[...]

—¡Hey! ¿A donde vas? —Amelia comenzó a caminar a mi lado mientras tomaba café.

—Tengo que ir a ver a Bailey, al parecer quiere hablar conmigo —suspiré— Estoy muerta de cansancio —arrojé mi cabello hacia atrás.

—¿Quieres? —me extendió su café.

—¿Segura?

—Si anda. Lo necesitas más que yo —sonrió.

—Te mereces el cielo Amelia —bebí.

—Me debes un café —encogió los hombros.

—Eso supuse —reí— Prometo reponerlo.

—Suerte con Miranda —apretó mi hombro y se fue.

Llegué a su oficina y toque la puerta. No pasó mucho tiempo hasta que escuche su voz indicándome que podía pasar.

Cerré la puerta detrás de mi y tomé asiento frente a su escritorio.
—Bien ¿como te puedo ayudar? —traté de sonar relajada.

—Déjame buscar unos archivos, dame un minuto —comentó sin quitar la vista de la computadora.

—Okay.

Pasados cinco minutos cerró la laptop, colocó las manos sobre el escritorio y comenzó a hablar.

—Bien, te decía. Tenemos una paciente con un embarazo de alto riesgo. La mamá está en el segundo trimestre del embarazo, pero necesito que te prepares porque las cosas se pueden complicar a la hora del parto.

—Bien...

—Te estoy diciendo que necesitas estudiar el caso desde ahora, es algo muy delicado. Sin mencionar que son gemelos.

Suspiré y removí mi cabello.
—Bien ¿Tienes el expediente?.

Miranda caminó hasta unos cajones y comenzó a buscar.
En ese momento tocaron la puerta, volteé en esa dirección para ver quién era.

¿Qué haces tú aquí?





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