Capítulo 2 - Te quiero a ti

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Huiría a un lugar donde pudiera retomar su charla con Rengoku. Todo iría según lo planeado, había encontrado al compañero de lucha que ansiaba después de tantos años. Al final llegó a una casa grande abandonada y desordenada, en su mayoría repleta de artefactos para el entrenamiento de artes marciales, bastante usados.

Akaza curó las heridas de Rengoku, le enseñaría todas las ventajas de ser un demonio, los demonios no eran malos, al revés, eran los buenos. ¿Si no, por qué gozarían de la inmortalidad y la inmensa fuerza que poseían? además, los humanos eran detestables, incapaces de hacer nada aunque fuese por la persona que más querían, se mataban unos a otros sin una buena explicación para ello. Le daban arcadas solo de pensarlo. Pero Rengoku era distinto, tenía un motivo para combatir y hacerse más fuerte, y eso cautivó a Akaza.

Akaza miró al Pilar con admiración y ya calmado sin el fretenismo del combate pudo apreciar bien su cuerpo, era un tipo alto y con buena anatomía, saltaba a la vista que se había dedicado duro a entrenarse. Podría estar horas viéndolo, y es lo que hizo. Al fin los ojos del Pilar comenzaron a abrirse con dificultad.

¿Dónde... estoy? - dijo tocándose la herida de la frente, la cual le hizo soltar un quejido por el dolor.
Ya has despertado, pensé que quizás no volverías a abrir los ojos - dijo Akaza con una sonrisa de victoria en su cara.

Rengoku sintió que se le venía el mundo encima al escuchar esa voz, no podía ser verdad, estaba soñando, tenía que ser eso. ¿Cómo había acabado ahí?

No puede ser - se giró con dificultad para ver a la Tercera Luna Superior - ¿Por qué estoy aquí?
Bueno, al menos podrías decir "buenos días y gracias por curarme" - Akaza se burló de él mientras lo miraba serio.
¿Cómo te atreves a burlarte de mí? ¡Te mataré! - proclamó Rengoku furioso.

Se levantó y corrió hacia él decidido a cortarle el cuello, pero al querer sacar su katana se dio cuenta de que esta no estaba. Entonces sí se asustó de verdad, ¿qué podría hacer sin su katana? Él era fuerte pero no tanto como para luchar mano a mano contra un demonio.

Ya veo, sigues queriendo dar guerra a pesar de tus heridas. - Akaza lo agarró del cuello sin apretar pero empujándolo contra la pared - ¡Eres increíble!
¿Para qué mierda me has traído aquí? ¿Qué ha pasado? - el Pilar sonaba nervioso al decir esas palabras, pero tenía que mantener la calma y sacar toda la información que pudiese antes de morir.
¿Sabes? Hace años que no sentía tantas sensaciones juntas al combatir contra alguien - cerró los ojos y sonrió con maldad - realmente me interesas, Kyojuro. Conviértete en demonio y podremos sentir esa adrenalina por siempre. Por esta vez todos se libraron de la muerte gracias a tus habilidades en combate. ¿Acaso no te da pena que estas se pierdan por los años?
Ni hablar - dijo Rengoku enfadado. - ¿Solo por eso me dejaste vivir? A ti no te importan una mierda los demás, solo te interesas por ti mismo.
A ver, sea por el motivo que sea, no solo te he dejado vivir, sino que te salvé. Podrías al menos darme las gracias, podría haberte comido - proclamó enfadado, sí que le importaba solo él, pero Rengoku seguía vivo solo porque le apeteció, le pertenecía su vida. Bajó su mirada recorriendo el cuerpo del Pilar lamiéndose los labios - y aún así aquí estás.
Pues gracias - dijo resignado Rengoku - pero no puedo convertirme en demonio, no va conmigo, tú y yo somos muy diferentes.
Sí que lo somos, y eso es lo mejor. - aflojó su agarre sobre el cuello del Pilar - Mírate bien, tus ojos... No, todo tu cuerpo es como el sol.
Sí, y tú eres como la luna - dijo mirándo fijamente a los ojos del contrario, si no fuese por el número asignado de Luna Superior que tanto miedo cautivaba en los matademonios, diría que eran hasta bonitos.
¿Y bien, Kyojuro? - preguntó Akaza - ¿Qué vas a hacer si no te conviertes en demonio? Así no conseguirás vivir mientras yo te tenga aquí.

Rengoku se lo planteó, si no le era útil lo mataría. ¿Valía la pena morir por nada? Se supone que todos estaban bien, había cumplido su misión. Si sobrevivía podía seguir siendo útil, no debía morir ahí, podía aprovecharse de los deseos de ese demonio para escapar, tenía que intentarlo.

Luchemos - le dijo Rengoku - si gano me dejarás ir.
¿En serio? - Akaza empezó a reírse, lo que frustró muchísimo al Pilar - No pienso luchar con alguien debilitado por las heridas de un gran combate, no sería divertido. Además, te recuerdo que no tienes tu katana, ¿pensabas luchar con las manos descubiertas? Realmente me sorprendes.
¿Y entonces qué quieres? - Rengoku no sabía qué hacer, no podía convertirse en demonio, pero tenía que conseguir volver a casa, por su hermano, ya había pasado lo más difícil, no podía cagarla ahí.
A ti - Akaza puso su cara frente a la del contrario.

Rengoku abrió los ojos como platos, ¿qué quería decir con eso? La frase era obvia pero no tenía sentido, hace tan solo unas horas casi se matan.

CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18Where stories live. Discover now