Capítulo 67 - Fuegos artificiales

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Doma lo llevó a la zona donde había muchas familias, Senjuro no veía mucho pero estaba ilusionado por el sonido de todos los puestos y todo el murmullo de la gente. Doma lo miraba sonriendo, le hacía gracia que se pusiera tan feliz con tan poco. Senjuro le pidió que le ganase un peluche de un león en un juego de pescar patos y lo hizo, con trampas por supuesto, congelo un poco el agua con su técnica sin que se notase demasiado para poder coger los patos con más facilidad. Senjuro estaba realmente obsesionado con los leones.

Doma, ¿me compras dulces? - le dijo tirando de su manga.
¿Te gusta la comida humana? - preguntó extrañado, él había intentado comer junto a sus seguidores y aunque fingía que le gustaba luego iba al baño a vomitarlo, su estómago no era capaz de procesarlo.
Claro - le dijo agarrando su mano.
Bueno, ¿qué te pido? - Doma sacó su cartera, tenía mucho dinero de donaciones que sus fieles le hacían después de escuchar sus problemas.
Una manzana con caramelo - Doma la pagó y se la dio, ambos se sentaron en un banco a observar a la gente. Doma sentía mucha curiosidad por las necesidades biológicas humanas que aún tenía Senjuro, era extraño - eh, Honosho. Van a lanzar los fuegos artificiales, vamos a los tejados a verlos.
Sí, voy - terminó la manzana y tiró el palo a una papelera.

Ambos fueron a un callejón y desde allí Doma saltó a un tejado donde se sentaron. Senjuro volvió a poner normal sus ojos para poder ver el espectáculo bien. Cuando lanzaron los primeros fuegos artificiales Senjuro se levantó emocionado.

¡Qué bonito! - dijo gritando con una sonrisa enorme en la cara. Desde que Kyojuro se convirtió en Pilar no había vuelto a ir a ver los fuegos artificiales porque no le gustaba ir solo.
Sí que lo es - Doma miraba cómo Senjuro daba saltos ilusionado y se reía de él, claramente era un niño pequeño - eres un crío.
No soy un crío, la semana pasada cumplí 14 años - dijo frunciendo el ceño - además puedo hacer mi cuerpo grande cuando quiera.
¿Ah, sí? - Doma quería ver eso.
Sí, mira - Senjuro creció hasta tener el aspecto de Kyojuro.
Interesante - dijo viendo su cuerpo parándose en sus caderas mirándolas fijamente - sí que has crecido, sí.
Pervertido - dijo cruzando los brazos.
Doma miró el reloj de la calle - se me hace tarde, Honosho. Me gustaría quedarme contigo pero tengo que irme - Senjuro le miró apenado mientras se levantaba, quería que se quedase con él más tiempo - no me pongas esa carita. ¿Sabes volver solo?
Sí. Me lo he pasado muy bien. Gracias - Doma le sonrió, le dio un beso y se despidió de él.

Senjuro se quedó sentado mirando al cielo abrazando al peluche hasta que la voz de Akaza lo distrajo.

Estabas aquí... - dijo Akaza - te he buscado por todo el Barrio Rojo.

Akaza se sentó a su lado y vio cómo Senjuro evitaba mirarlo.

¿Todavía estás enfadado? - le dijo tocando su hombro.
Sí, déjame - le respondió cortante.
Siento lo de antes, no quería decirte eso. Sabes que no es verdad - le dijo poniendo su mano sobre su hombro - sabes que estoy muy orgulloso de ti y que disfruto mucho de tu compañía.
¿Y entonces por qué lo dijiste? - Senjuro giró su cabeza para mirarlo triste.
¿Tú no dices cosas que no piensas cuando te enfadas? lo que te dije de Doma es verdad, solo quería que lo supieses. No puedo obligarte a no verlo, pero luego no me digas que no te advertí. Además tendrás problemas con Kyojuro si se entera - le dijo con decisión.
Senjuro miró hacia abajo apenado - siento haberte dicho que te murieses, no quería decir eso.
Lo sé, no te preocupes. Yo no le voy a decir nada a Kyojuro, pero acabará enterándose. Y cuando lo haga estarás en un buen lío, ¿lo sabes, no? Doma ha matado a mucha gente, no solo a Pilares. Además fue él quien te hizo convertirte en demonio, Kyojuro tiene muchos motivos para querer matarlo - Senjuro miró hacia abajo apenado, sabía que su hermano le prometió que lo mataría.
Lo sé, pero yo me siento bien cuando estoy con él y hace todo lo que le pido. Él no es tan malo, al menos conmigo - Akaza suspiró, no podría convencerlo.
Bueno, tú mismo - dijo tumbándose para mirar los fuegos artificiales - me encantan...
¿El qué? - le preguntó Senjuro extrañado.
Los fuegos artificiales, son geniales. Me traen muchos recuerdos de cuando era humano. Ojalá Kyojuro estuviese aquí para verlo - Akaza sonrió al pensar en él.
¿Cuándo volverá? - dijo Senjuro, habían pasado ya dos días desde que se fue a su misión.
No lo sé, supongo que pronto - le dijo Akaza despreocupado - ¿qué es eso? - dijo señalando al peluche.
Me lo regaló Doma - Akaza se rió, realmente era un niño chico, no podía negarlo.

Cuando los fuegos artificiales acabaron ambos volvieron a casa y se quedaron entrenando un rato en el jardín, hacia varios días que Senjuro no practicaba y no podía descuidarse. Un cuervo llegó y los interrumpió.

CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora