Capítulo 8 - El trato

6.5K 510 48
                                    

Bien hecho, Kyojuro - levantó la mirada para encontrarse con el Pilar, pero para su sorpresa estaba inconsciente - ¿te has dormido, eh? Demasiada acción para ti por hoy - dijo acariciando su mejilla - ya cuando despiertes repetiremos.

Akaza acomodó a Rengoku en la cama en una posición cómoda para que descansará, se vistió y después se tumbó a su lado, acarició su pecho con delicadeza admirando algunas magulladuras que había recibido durante el combate, por suerte solo eran pequeñas heridas que lo hacían verse más atractivo. Akaza se tumbó y puso la cabeza del Pilar en su pecho, jugando con su pelo y quitando la coleta que este llevaba para admirar cuán largo era, realmente se veía hermoso. Había cumplido lo que le dijo pero no quería devolverlo, quería tenerlo secuestrado para siempre, volver a follárselo una y otra vez todas las noches.

Al pasar unas horas Kyojuro abrió los ojos y recordó con vergüenza todo lo que había pasado, aunque no se arrepentía de nada, por primera vez en su vida se había dejado llevar por sus deseos. Se dio cuenta de lo cómodo que se sentía y giró su cabeza para encontrarse al demonio durmiendo, quien tenía una expresión tranquila, si no lo hubiese apreciado de cerca podría decir que ni siquiera era la persona con la que se había enfrentado hace nada. Pasó su mano lentamente por la comisura de sus pequeños labios, tenía mucha curiosidad por él, hasta ahora era el demonio más humano que había conocido, con excepción de Nezuko. Entonces recordó su proposición. "Conviértete en demonio, Kyojuro". Lo pensó y sí que quería, sin duda eso lo haría fuerte y podría disfrutar todo el tiempo que quisiera con esa Luna Superior, y si aguantaba podría ser como Nezuko, que había derramado su sangre protegiendo a los pasajeros. Pero también tenía que pensar en su hermano, ¿cómo iba a mirarlo después de transformarse? ¿y si al transformarse ya no mantenía su cuerpo como era? No podía hacerle eso a su hermano, lo quería demasiado.

Has despertado - Rengoku se sorprendió al escuchar a Akaza y no supo que responder - ¿Estás bien? ¿Te gustó lo que hicimos? - le preguntó incorporándose orgulloso.
S-sí, pero... - no pudo terminar la frase.
¿Pero qué? - Akaza lo miró molesto, le había gustado, no quería escuchar ninguna tontería.
Akaza, yo no puedo ser como tú quieres que sea - dijo bajando su mirada lamentándose - hice una promesa y mi familia me espera en casa, no puedo hacerles esto - tragó saliva mientras sus ojos se volvían cristalinos - prefiero que me mates - dijo con decisión.
No te voy a matar - dijo tomando el mentón del Pilar confundido y haciendo que lo mirase - ¿qué promesa hiciste, llamita?
Rengoku se incorporó apoyándose sobre sus rodillas - mi madre murió cuando era solo un niño, dejó todo en mis manos porque sabía que mi padre no podría aguantar la situación, y mi hermano era demasiado pequeño. Siempre he cuidado de mi familia desde entonces - apretó los labios por la rabia - no puedo abandonarlos - dijo laméntadose - sé que no lo entienderás pero...
Sí lo entiendo - le calló Akaza, quien también recordaba cosas de su pasado, promesas que no había podido cumplir - pero no esperarás que te deje ir gratis.
Ya veo - Rengoku cerró los ojos esperándose lo peor.
Te dejaré en tu casa ahora que es de noche y volveremos a vernos pronto, más te vale estar en casa cuando se me antoje si no quieres llevarte una sorpresa - dijo Akaza intentando sonar desinteresado, tampoco quería que se le subiera a la cabeza, al fin y al cabo tenía que mantener algo de miedo en el cuerpo del Pilar, pero mientras lo complaciese dejaría que siguiese con su vida, al menos por ahora - y no te creas que se acabó, en cuanto tus heridas hayan sanado volveremos a pelear, aunque no sea a muerte, tú ahora me perteneces y harás lo que yo quiera. Al fin y al cabo es tu habilidad en combate lo que te ha salvado la vida. Has tenido suerte de encontrarte conmigo - entrecerró los ojos mirándole con orgullo.
Gracias - dijo cerrando los ojos entre lágrimas y aliviado.
Akaza limpió sus lágrimas mientras lo miraba serio - me fascina que vayas a cumplir con tu deber sea cual sea el precio.

Akaza era un demonio, y no uno cualquiera, era la Tercera Luna Superior, pero eso no lo hacía irracional, tenía sus propios motivos para ser un demonio, igual que Rengoku tenía los suyos para ser un humano, y era admirable que se jugase la vida por ello, realmente le conmovía y no pensaba matarlo sin un buen motivo, disfrutaría de él todo lo que pudiese y cuando llegase el momento le convencería de ser demonio, le haría ver que podía serlo sin contradecir sus valores. Jamás iba a dejar que un luchador tan capaz muriese solo por ser humano.

Vístete, nos vamos - Akaza se levantó y salió de la habitación.

CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18Where stories live. Discover now