Capítulo 60 - Lo que tú quieras

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Senjuro no sabía cómo hacerlo pero metió la punta en su boca y pasó su lengua tímidamente por ella, Doma se excitó al notar lo principiante que era y acarició su pelo empujando muy poco a poco su cabeza para que se metiese más su pene. Cuando notó que Senjuro oponía resistencia paró de empujarlo y simplemente sacó su pene de su boca para volverlo a meter a la misma distancia que antes una y otra vez.

Senjuro notó cómo su pene también se movía y se sintió extraño, nunca antes había estado excitado y le gustaba. Quería que Doma siguiese abusando de él toda la noche, incluso si le hacía daño, no le importaba. Doma sacó su pene y comenzó a masturbarse al notar que se iba a correr.

Abre la boca, precioso - Senjuro obedeció y Doma terminó dentro de ella - no dejes ni una gota.

Senjuro cerró los ojos y tragó su semen asqueado al principio, luego se dio cuenta de que el sabor no era desagradable, ¿sería porque comía muchas mujeres?

Bien hecho, pequeño - dijo acariciando su cara - ven, bésame.

Senjuro se levantó y Doma lo cargó para besarlo pasando toda su lengua marcándole entero. Estaba deseando meterle la polla y verlo llorar con ella dentro.

Honosho, ¿aún quieres que rompa tu cuerpo? - le respondió apretando fuertemente su pequeño pero carnoso culo.
¿Qué me harías? - Doma sonrió, "¿qué no te haría?" pensó.
Depende de tu nivel de masoquismo... puedo arrancarte un brazo mientras te follo y comérmelo, destrozarte el cuerpo a mordiscos, clavar mis uñas en ti, estrangularte, quemarte, golpearte... lo que a ti te ponga más - dijo pasando sus uñas lentamente por su cuello.

Senjuro tenía mucho miedo pero también quería saber cuánto dolor podía aguantar. Por intentarlo no perdía nada, si se iba a regenerar igualmente. Nunca había probado nada del sexo y ahora quería hacerlo todo. Se pensó mucho qué pedirle hasta que sintió la mano de Doma en su erección.

Nada mal para ser tan pequeño... ¿qué quieres que te haga, querido? - Doma clavó una de sus uñas en su cuello para enseñarle lo que era el dolor y Senjuro se estremeció. Definitivamente iba a intentarlo.
¿Puedes morderme? - le preguntó tímidamente, no le hacía mucha gracia que llenase todo de sangre, pero por un poco que derramase no pasaría nada.
Claro que puedo, pero antes tienes que estar preparado - Doma lo puso en 4 patas en la cama y se puso detrás de él. Notó los nervios de Senjuro y eso le excitó aún más. Estaba deseando metérsela pero tenía que controlarse un poco, si no Senjuro no querría repetirlo.

Doma dejó caer una gota de saliva en la entrada de Senjuro haciendo que se sobresaltase, lo que hizo reír por lo bajo al demonio. Chupó uno de sus dedos y se lo metió muy lentamente, sintiendo toda la estrechez del pequeño que no dejaba de gemir retorciéndose de dolor y placer. Cuando sintió que su culo ya se había acostumbrado a él le metió otro dedo y fue moviéndose cada vez más rápido dentro de él, sacándolos y metiéndolos con brusquedad, disfrutando de cómo Senjuro se removía intentando instintivamente separarse todo lo posible de sus dedos. Doma se puso encima de él simulando que lo estaba penetrando y mordió su cuello clavándole los dientes profundamente.

¡Ah! ¡joder! - Senjuro sintió cómo le clavó los dientes de una sola vez y vio cómo caían gotas de sangre de su cuello, intentó regenerarse pero Doma lo impidió apretándole más con los dientes - ¡tch!

Doma usó su otra mano para taparle la boca y Senjuro arañó con fuerza sus brazos. Doma disfrutó de verlo quejarse sin poder hacer nada, soltó el agarre de su cuello y se chupó la sangre que se le caía por los labios.

CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18Where stories live. Discover now