Capítulo 40 - Buenas noticias

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Akaza acarició los brazos de Kyojuro, la persona que hace tan solo unos días casi mata. No podía sentirse más miserable, todo por su incansable e inexplicable deseo de ser fuerte. El Guardián de la Noche que había intentado asesinar a golpes estaba allí calmándolo. Akaza no podía ser alguien más horrible. Cerró los ojos y finalmente se dejó dormir, era la primera vez que estaba cansado después de un siglo tras tanto llorar. Kyojuro lo cogió en brazos y lo llevó al sofá, dejando que los dos durmieran abrazados.

El demonio se encontraba en un profundo sueño, pero poco a poco unos gritos lo fueron despertando.

¿¡Qué le has hecho a mi hermano, bastardo!? - Akaza abrió los ojos al escuchar los gritos de Senjuro mientras le golpeaba.
Oye, cálmate. ¿Eres tonto? mira, respira perfectamente - dijo agarrando los brazos de Senjuro para parar sus golpes, que en realidad no le hacían ni cosquillas - deberías preguntarte qué me ha hecho tu hermano a mí, esta sangre es mía, no suya.

Senjuro se alejó y lo miró inflando sus mofletes enfadado, realmente quería saber cómo habían llegado a estar llenos de sangre. Akaza se incorporó, le miró con una sonrisa burlona y se chupó la sangre de las manos.

A lo mejor el demonio aquí es tu hermano y no yo, pequeña llamita - le dijo burlándose de él.
Voy a hacer el desayuno - dijo dándose la vuelta para ignorarlo, cuando se ponía a hablar de Kyojuro como su pareja le sacaba de quicio.

Akaza se volvió a tumbar y miró a Rengoku para pasar sus manos acariciando desde la cara hasta sus caderas apretando su culo. Kyojuro jadeó dándose la vuelta dejando su culo pegado a su pene.

Oh, Kyojuro. Si el mocoso de tu hermano no estuviese aquí te destrozaría ahora mismo - Akaza se levantó para ir al baño a quitarse la sangre pegajosa con la que Kyojuro había manchado todo su cuerpo.

Pasaron varias semanas en las que todo siguió normal, Rengoku volvió a su trabajo como Pilar aceptando misiones la mayoría de noches y Akaza siguió patrullando la ciudad en busca de gente que no mereciera vivir para acabar con ellos. Senjuro le había cogido más confianza y se veía más feliz que cuando vivía con su padre, incluso había mejorado en el entrenamiento así que pasaron a practicar posturas de ataque, Senjuro podía defenderse bien con los puños desnudos, se le daba mejor que la espada. Kyojuro lo llevaba algunos días a ver a su padre, quien había reducido mucho su consumo de alcohol. Akaza le había dado unas gotas de su sangre, lo que potenció su aguante bastante. Todo iba bien para los dos hermanos, pero Akaza estaba inquieto.

Hace ya demasiado tiempo desde que Muzan-sama me llamó por última vez, ni siquiera he oído su voz últimamente... esto no me gusta - dijo dejando el cadáver de un hombre que había matado a su mujer y a su hija totalmente destrozado para irse.

Sintió cómo el mundo había cambiado y abrió los ojos para encontrarse en la fortaleza infinita, hablando del rey de Roma, allí estaba Muzan mirándolo con superioridad.

Akaza, ¿puedes explicarme tu comportamiento de las últimas semanas? - Akaza nada más escucharlo se arrodilló sin mirarle a los ojos.
Muzan-sama, tengo buenas noticias para usted - le dijo tratando de no sonar asustado.

CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora