Capítulo 38 - Destrozala

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Akaza también tenía miedo, él no se sentía tan normal desde que Kyojuro llegó a su vida, se estaba obsesionando con él. Aunque quisiera negarlo no podría, así que simplemente se dejaría llevar esta vez.

Rengoku no podía dejar de gemir al sentir cómo Akaza pasaba lentamente su lengua por él, esa imagen era increíble, la Tercera Luna Superior estaba cumpliendo sus oscuros deseos. Simplemente cerró sus ojos y acarició los pelos de Akaza, quien deslizaba sus colmillos haciendo que Rengoku se sobresaltase. Le asustaba un poco cuando lo hacía así que le daba tirones a su pelo pero confiaba en él.

Akaza aceleró el ritmo y Kyojuro sintió que no aguantaría más, le daba vergüenza hacerlo en su boca pero Akaza no dejaba que sacase su pene de allí. Al final se rindió y acabó corriéndose en la boca de su amante. Akaza tragó todo lo que pudo y cuando Kyojuro terminó saco su pene de él dejando un hilo de saliva desde su boca hasta su miembro. Rengoku le miraba totalmente sonrojado por aquella escena. Akaza se relamió los labios con lujuría quitando los restos que le habían quedado.

Sabes mejor que cualquier sangre, Kyojuro - le dijo antes de incorporarse y besarlo.

Rengoku cerró los ojos y disfruto de cómo Akaza conquistaba su boca con su lengua. Akaza quería saborear cada parte del cuerpo de su amado Pilar, hasta el último milímetro. Se separó de él para admirar ese rostro avergonzado que tanto le gustaba.

Abre los ojos, mi llamita. Eres el único sol que puedo ver - Rengoku abrió los ojos mirándole vergonzosamente y Akaza sonrió orgulloso pasando sus dedos delicadamente por su mejilla - tienes una piel preciosa, Kyojuro. Te comería hasta los huesos. De todos los amantes que he tenido, tú eres el más hermoso.

Akaza levantó las piernas de Kyojuro para ponerlas sobre sus hombros y dejar su pene en la entrada de él.

¿Listo? - Akaza le sonrió maliciosamente acariciando una de sus piernas con sus uñas.
S-sí - Rengoku agarró con fuerza los brazos de Akaza.
Ya veo... - le respondió entrecerrando los ojos.

Akaza metió de un solo golpe su pene dentro de Rengoku, quien apretó con fuerza los dientes para no gritar al sentir todo su interior abriéndose para recibirlo. Le puso su mano en la boca para callarlo mientras lo penetraba bruscamente.

Muérdeme, Kyojuro - dijo apretando sus dedos contra sus dientes - destroza mi mano con todas tus fuerzas.

Nada más escucharlo clavó sus dientes en él, no podía aguantarlo. Sentía dolor y placer alrededor de todo su cuerpo, se le caían lágrimas de los ojos mientras gemía y clavaba sus uñas en el demonio. Su cuerpo no aguantaría ese ritmo, estaba destrozándolo, se vendría muy pronto si seguía así.

¡A-akaza! - dijo escupiendo la sangre que había derramado al moderlo - ¡no puedo más!
Shhh... cállate, joder. Disfruta del momento, Kyojuro - dijo regenerando sus dedos y volviéndolos a meter en su boca - me encantaría que me comieses así todo el cuerpo, Kyojuro.

Rengoku cerró los ojos con fuerza, le decía la verdad, no podía seguirle el ritmo. Sintió cómo su pene se corría por segunda vez en solo unos minutos y su cuerpo se le hizo tan pesado que rodeó con sus manos el cuello de Akaza para no desplomarse.

Así me gusta, Kyojuro. Sé mío para siempre - Akaza le chupó desde el cuello hasta la oreja esparciendo su sangre por donde pasaba su lengua.

Kyojuro mordió los dedos de Akaza hasta arrancar todos, el demonio chupaba fascinado su cuerpo cubierto de sangre y se regeneraba una y otra vez deseando ver cómo Kyojuro le cortaba los dedos sintiendo su dolor, le encantaba el sadismo de ese momento.

Mmm... Kyojuro, joder. Nadie más me hace sentir como tú - dijo mordiéndole con cuidado en el hombro - correte conmigo, llamita.

Como si le hubiese dado órdenes, Rengoku se corrió manchando a los dos. Akaza hizo lo mismo dentro de él, sacó su pene con cuidado y bajó las piernas de Kyojuro, juntando su frente con la de él.

Nadie en el mundo me hace sentir como tú, Kyojuro... - dijo besándolo delicadamente.

Rengoku no podía ni responder, solo tomaba grandes bocanadas de aire, sentía que no volvería a moverse en la vida, podría decir que su cuerpo pesaba una tonelada, estaba totalmente exhausto.

No puedo más... - dijo antes de cerrar los ojos y dormirse.

CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18Onde histórias criam vida. Descubra agora