CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18

Capítulo 26 - Librarse del Sol

Akaza había conseguido distraer a Kyojuro de todo lo que había pasado, sabía que el Pilar se picaría con cualquier cosa a la que le retase y eso lo ayudaría a no pensar.

Tengo solo una cama así que el niño tendrá que dormir en... - Rengoku lo interrumpió.
Tú puedes dormir en el sofá, Senjuro dormirá en la cama - Akaza lo miró molesto, se estaba tomando muchas confianzas.
Ni siquiera dormimos a las mismas horas, iba a decir que tendrá que dormir en la cama contigo, inútil - ya se le estaba acabando la paciencia, no tenía suficiente con tener a un niño en su casa, sino que serían dos.

Rengoku no podía evitar reírse por dentro, Akaza le decía todo el rato que mandaba sobre él pero en realidad no estaba tan claro. Si iba a convivir con aquel demonio no dejaría pasar la oportunidad de sacar provecho.

Akaza dejó al niño en su cama y se dispuso a salir de la habitación.

Ah, y que la cama esté bien limpia. No quiero que huela a niño piojoso - Rengoku le miró enfadado.
Oye, de piojoso nada, es mi hermano. Para piojoso tú con ese pelo rosa - Akaza no se giró a responderle, tenía ganas de enseñarle quién mandaba pero estaba ya cansado de sus tonterías. Además, tenía prisa por irse a comer algún humano.
Me voy - dijo saliendo de la habitación.

Akaza se fue cabreado, iba a descargar su enfado con el primer delincuente que se encontrará. Le aplastaría la cabeza con todas sus fuerzas. ¿Cómo se atrevía Rengoku a hablarle así? ¿acaso no recordaba que quien se la metía era él? a la vuelta se iba a enterar, ningún humano, ni siquiera Kyojuro, podía jugar así con él.

Tras unas horas alimentándose Akaza se cansó de esa noche, de verdad odiaba ese maldito pueblo lleno de escoria humana. Aunque gracias a ello podía comer siempre que quisiera, ni siquiera los rumores sobre delincuentes que aparecían con el cuerpo destrozado habían acabado con los asaltos.

Estoy llenísimo, hoy ha sido un día productivo - dijo sonriendo maliciosamente - ¿Kyojuro tendrá hambre? ¿qué comen los humanos?

Akaza robó una sudadera y se la puso cubriendo su cabeza, así solo parecía sospechoso en vez de un demonio. Fue a varios puestos a preguntar qué podría comprar de comida con el dinero de la gente que mató para dos adolescentes y simplemente compró todo lo que le dijeron que iba bien. Al rato volvió a la casa donde estaban esperándole los dos Rengoku.

Eh, Kyojuro, ya estoy aquí - no recibió respuesta así que fue a la habitación a ver qué estaban haciendo - Kyoj...

Akaza se calló al ver a los dos hermanos durmiendo abrazados, los dos con lágrimas en los ojos. Podía sentir todo el dolor que tenían sus almas. En ese momento recordó a su padre, quien tampoco le había valorado nunca. No eran tan diferentes entre ellos, si Kyojuro le hubiese conocido como humano habrían sido amigos íntimos, sin duda.

El demonio se acercó lentamente a los dos y acarició la mejilla del mayor, quien abrió los ojos lentamente para verlo.

Buenos días, llamita - dijo sonriendo Akaza, quien se sentó al borde de la cama.
Buenos días - le respondió con una sonrisa.
He comprado cosas, no sabía qué comes así que simplemente cogí las cosas que me dijeron - dijo quitándose la sudadera.
¿Y eso? - le dijo Rengoku mirando su nueva ropa.
¿Esto? Lo robé para poder ir a comprar, no iba a presentarme así sin más - Akaza le miró a los ojos, Rengoku tenía un extraño brillo en ellos - oye, ¿qué pas...? - fue interrumpido.
Ya sé, podrías salir conmigo si te cubres la piel con eso... y con un pantalón más largo que el que llevas. El Sol no tendría que tocarte - dijo cogiéndole la mano.
Oye, no, ¿y si se me cae la capucha y me da el Sol? no quiero, podría morir - Akaza rechazó su proposición.
Vamos, vamos, no seas cobarde - dijo poniendo su mano en el hombro del demonio sintiendo su enfado al escuchar esas palabras - ¿no te da pena pasar la mitad de tu existencia encerrado?
No, aquí entreno y duermo, tengo todo lo que necesito, el Sol no me produce curiosidad ninguna - siguió negando.
Ya veremos - Kyojuro le miró desafiante.