Capítulo 5

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POV MAXIMMILIANO O’CONNOR WALTON

Regresé al estacionamiento luego de ir al departamento de vigilancia de la universidad, el personal de seguridad me mostró la grabación luego de que me identifiqué como docente de la universidad mostrando mi credencial y lo que vi en aquella grabación me dejo totalmente impresionado, podía esperar cualquier cosa de cualquier estudiante, menos de una chiquilla estúpida, Tinker bell a simple vista parecía ser de las chicas que se valen de su apariencia dulce e ingenua para lograr su cometido, pero debía admitir que esta chica me dejó estupefacto.

—¿Qué averiguaste? —, me preguntó Will al llegar.

Mi auto ya estaba listo.

—El encargado del departamento de vigilancia no se encuentra, me enviaran la grabación luego—, mentí, no podía decirle a Will que una chiquilla fue quien me ponchó las gomas, sería darle motivos de burlarse de mi por lo que resta de año.

—Ah…, en ese caso espero que puedas lograr que lo sancionen, una llanta esta bien, pero ¿las cuatro? —, inquirió entre sorprendido y molesto.

—No buscaré que sancionen al responsable, ser sancionado será flores a comparación al calvario que pienso hacerlo vivir bajo mi mentoría—, aseguré.

—Ya debo marcharme, llevó una semana en Wisconsin, debo regresar a Chicago, sabes lo celosa que es Julianne y ella sabe lo mujeriego que eres tú, no quiero meterme en problemas con ella por tu culpa—, expresó mi primo.

—Julianne me conoce, de hecho, te aseguró que me he ganado su confianza, la temporada que ustedes pasaron en Irlanda conmigo fue suficiente para ganarme el favor de tu flamante esposa y tú también el de tu hija—, alardee.

—Si no conociera tus gustos te pediría que te alejaras de mi esposa, pero como sé que a ti te gustan…ummm, ¿cómo lo digo? ¿Las sumisas? Las mujeres que se doblegan ante ti y te obedecen, a las que usas, las que dominas en una cama cumpliendo tus más desacertado e irracional capricho, siento penas por ella, pero desde ya te digo que las americanas no son como las irlandesas, así que te aconsejo que pienses dos veces antes de cogerte a las que parecen inocentes, son las peores, esas tienen famas de domar a las bestias—, declaró Will muy seguro

Sé que lo decía por él, su esposa Julianne era una mujer encantadora y con una sencillez arrolladora, se encargaba de mantener desactivada la bomba que era Williams Walton cuando se enojaba y no solo él, según lo que escuché su hermana Kiara Walton se casó con un hombre con un carácter de los mil demonios el cual ella controlaba a su antojo, me preguntaba qué hombre se dejaría dominar de una mujer que media un metro cincuenta y  siete, porque esa era la estatura de Kiara, la más pequeña de entre todos mis primos, pero la más grande en cuanto a valores y principios hasta ahora; y que decir de Erick Walton, el CEO mas prometedor ha quedado frustrado luego de que se enamoró de una maldita drogadicta, no entendía qué diablo estaba ocurriendo con los hombres de mi familia, comenzaban a tirar nuestra hombría por el piso convirtiéndose en sumisos de sus mujeres confirmando mi teoría, el amor es para los débiles, al parecer los papeles se habían invertido, eran las mujeres las cuales ahora se encargaban de llevar el apellido Walton en alto, Kate, Kiara, Taylor hasta la propia Hilda quien era alabada por las galas benéficas que realiza todos los años en nombre de la familia Walton, quizás la caridad era un medio de remediar sus pecados, pero tendría que regalar más que unos millones de dólares a los pobres para borrar el hecho de que se acostó con el hermano de su propio esposo quedando embarazada de él y luego ocultándole a ese hijo la verdad sobre su verdadero padre, pobre Will, tener que ser el bastardo de los Walton por años fue difícil para él, soportar el escarnio de Rob Walton por ser la prueba de la infidelidad de su mujer y su hermano y lo peor de todo es que yo desde que tenía catorce años sabía toda la verdad y jamás se lo dije a Will a pesar de conocer sufrimiento por no saber quién era su padre, Will siempre ha sido mi mejor amigo, a pesar de cada uno vivir en países diferentes, pero siempre fuimos muy unidos desde pequeño.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now