Capítulo 24

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POV MIRTA DAVIS

Me encontraba en casa luego de pasar un día completo con mi padre, las estilistas del spa hicieron todo en cuanto pudieron para volver mi cabello a la “normalidad”, ya no era rubia beige, ahora era rubia oscura, casi castaña, tuvieron que hacerlo para tapar el desastre.

Claramente, mis hermanos están castigados.

Una notificación de una videollamada saltó en la pantalla de mi laptop, fui a ella dándole clic en aceptar, dos recuadros dividieron la pantalla, era Azumi y Alina.

Las dos se quedaron en silencio al verme.

—¿Y? —, solté.

—Me tomará un poco de tiempo acostumbrarme, pero si cierro un ojo y quizás el otro ojo, no se ve tan mal—, manifestó Azumi.

—¡Azumi! —, grité tocándome el cabello.

—¡Es broma!, te ves jodidamente sexy—, halagó ella.

—Me gusta, te ves diferente y hermosa—, expresó Alina.

Suspiré.

—Quiero mostrarle mi vestido—, anunció Alina antes de desaparecer de la pantalla.

<< ¡Mierda, el vestido, lo olvidé, aún no lo había visto!>>

—¿Y bien? —, preguntó Alina mostrando su vestido de dos piezas, era hermoso, la falda coral y el top bordado eran simplemente magistral.

—Ah…, ¡Por Dios! —, chillé emocionada.

—¿Les gusta? —, preguntó.

—Por supuesto, es tan mojigato como tú—, proclamó Azumi sin medir sus palabras, —Es el vestido perfecto si piensas asistir a un bautizo en la iglesia—

El rostro de Alina palideció, a veces detestaba a Azumi.

—Alina, el vestido es hermoso, es acorde para la ocasión, no le hagas caso a Azumi, ya sabes como es—, aclaré, hablaría luego con Azumi sobre su manera de decir las cosas.

—Alina, nena, mira y aprende—, declaró Azumi mostrando su vestido ante la cámara.

—Vestido color negro, que simboliza poder, control, independencia y fortaleza, el negro estiliza, elegante y sofisticado. Espalda descubierta…—, expuso dándole la vuelta al vestido, —… Solo las verdaderas cazadoras saben, que el arma mortal de todo buen vestido es llevar una pierna descubierta—, sostuvo moviendo la tela del vestido para que viéramos la abertura.

Debía admitirlo, en cuestión de estilo a la asiática había que rendirle tributo.

—Ni mierda iría desnuda a un evento—, espetó Alina.

Seduciendo a un Walton Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt