Capítulo 29 Rayos y Truenos

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POV MIRTA DAVIS

Maximiliano detuvo su auto delante de un edificio en la zona más exclusiva de Madison, comenzaba a cuestionarme sobre la procedencia del dinero de Max, ¿Qué profesor conducía un Audi y vivía en una zona como esta? ¿Cuánto les pagaban las universidades a los docentes? Porque estoy segura de que los lujos que gozaba este hombre no podían ser cubiertos solo por la remuneración de la universidad, ni tampoco por los servicios de asesorías que les brindaba a algunas empresas.

—¿Vives aquí? —, inquirí.

—Temporalmente—, respondió tirando del volante para ingresar al estacionamiento del edificio.

—Espera aquí, iré por un paraguas—, anunció quitándose su cinturón, —Y ya que tienes delirios de delincuente, no vayas a robarte mi auto mientras voy por el paraguas, tiene un rastreador—, espetó antes de abrir la puerta.

<<Idiota>>

Max se bajó del auto corriendo a la entrada del edificio; suspiré cansada, no tenía por qué demonios obedecer a Max fuera del salón de clase; salí del auto dirigiéndome a la puerta principal del edificio, la lluvia golpeaba fuerte mi cara así que corrí.

Llevé mi mano a la manija de la puerta de cristal intentando abrirla, pero no podía hacerlo, Max se encontraba hablando con el chico detrás del mostrador Abako, toqué la puerta llamando la atención del chico.

Max se dio la vuelta mirándome; caminó hacia la puerta abriéndola.

—Te dije que te quedaras en el auto—, gruñó.

—De todas formas, ya estoy mojada—, expliqué señalando mi ropa.

—Entra—, me ordenó, no comprendía porque cada palabra que salía de su boca debía ser una orden.

Entré a la recepción.

—Hola—, saludé al chico levantando mi mano, quien me miraba con extrañez. Max tomó mi mano inmediatamente tirando de ella, arrastrándome a las puertas del ascensor.

El chico dejó su boca abierta siguiéndonos con la mirada.

—¿Sería un sacrilegio para ti comportarte como una persona civilizada? —, emití ingresando al ascensor detrás de él.

—Hablas demasiado—, escupió, —¿Te han dicho lo parlanchina que eres? —, dijo serio, presionando los botones del ascensor.

Bufé recostando mi espalda del metal. Miré los números en tablero de control del ascensor desesperada.

<<1…, 2…, 3…>>

Me moví dentro del ascensor estirando mi mano al tablero de control intentando detener el ascensor, Max tomó mi muñeca rápidamente impidiéndomelo, llevé mis ojos a los de él zarandeando mi mano para que me soltara.

—¿Qué diablos intentas hacer? —, preguntó sin expresión alguna apretando mi muñeca con su mano.

—Detener el ascensor—, respondí inocente.

—¿Qué diablos intentas hacer? —, volvió a preguntar enfatizando cada una de sus palabras dando dos pasos hacia mi sin soltar mi muñeca, retrocedí pegando mi espalda a la pared de metal.

Me quede en silencio.

La puerta del ascensor se abrió en ese momento, zafé mi mano de su agarre saliendo disparada de allí, su cercanía me descontrolaba.

Max se quedó dentro del ascensor mirándome.

—¿Y? ¿Te quedaras ahí a dentro? —, indagué, elaborando un cuadro imaginario con mis dedos, nerviosa.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now