Extra

6.4K 333 17
                                    

Esto no es un capítulo, tampoco es obligatorio leerlo.

POV AZUMI ZHANG

Apagué mi móvil después de leer el último mensaje que me envió Mirta, la pobre andaba con síntomas de despecho luego de enterarse de que el ramero de Max se folló a tres viejas, ahora me alegraba de haber realizado la fiesta en su departamento y de no disculparme con él como tanto me lo pidió Mirta.

Entré al edificio.

-Señorita Zhang-, anunció el portero del edificio.
-Buenas noches-, dije sin detenerme, tomaría el ascensor.

-Señorita Zhang, discúlpame, pero tiene prohibida la entrada al edificio-, informó el señor interponiéndose en mi camino.
-¿Cómo?
-Son órdenes del señor Davis.

Suspiré, al aparecer Arnold se tomó muy en serio nuestra despedida.

-¿Ordenes? Pues yo le daré otra orden, apártese de mi camino- escupí.
-Lo siento, no puedo dejarla pasar.
-Señor Cullen, usted me ha visto entrar a este lugar en reiteradas ocasiones, sabe quién soy, sabe lo que sucede entre el señor Davis y yo, hasta ahora ha sido bastante discreto y de verdad lo agradezco, sin embargo, necesito subir al departamento del señor Davis- pedí.
-Me comunicaré con el señor Arnold.
-¿Qué? ¡No! A ver como se lo explico, solo necesito que me deje pasar.
-Esperé aquí-, indicó yéndose detrás del mostrador.

Lo vi marcar el teléfono. Aproveché para retomar mi camino presionando el botón del ascensor.

-¡Señorita Zhang, esperé! - gritó el portero soltando el teléfono corriendo hacía mí.

Me adentré al ascensor en el mismo instante que las puertas se abrieron presionando el piso donde se encontraba el departamento de Arnold.

Le sonreí al portero a medida que las puertas se cerraban antes de que él pudiese detenerlas.

-¡Mierda! -, fue lo último que escuché antes de que las puertas se cerraran por completo.

***

Salí del baño cubierta por el albornoz, terminaba de llenar la tina.

Era increíble que Arnold me negara el acceso a su departamento, pero que siga sin cambiar la contraseña de su puerta. Se mudó a este departamento desde cuando se enteró que su esposa lo engañó con Martin De Santis, quien era su amigo, no tenía nada en contra de Bernadette Davis, no obstante, me fastidiaba que aún no firmara el divorcio y dejara a Arnold en paz de una buena vez y por toda.

Nunca imaginé que, de tantos hombres disponibles terminaría enredándome con unos de los mas complicados. Arnold era el juez supremo de la corte de Minnesota, tenía una reputación que cuidar, se supone que el es la ley, y yo tenía miles de opciones para elegir, hombres poderosos, atractivos, sin hijos, solteros y menos complicados; y él era todo lo contrario, no solo tenía un hijo sino tres, que, aunque no llevaban su sangre los amaba como si fuesen sus verdaderos hijos, su hija era mi mejor amiga y para complicar aún más las cosas, se encontraba en medio de un divorcio con una de las mujeres mas oportunista que he conocido, mi padre me odiaría por esto, lo llamaría sufrir sin necesidad.

Corrí las cortinas quedándome perdida en la vista del edificio, el parque del Lago Silver.

La puerta de la habitación se abrió, me di vuelta rápidamente.

-Azumi
-Señor Arnold-, manifesté mirándolo fijo, lucía jodidamente atractivo. Un traje hecho a la medida, aparentemente tuvo alguna sesión en la corte.
-¿Qué haces aquí?
-Hoy obtuve la calificación final de mi trabajo de grado-, revelé sonriendo, -mis padres querían celebrarlo en familia-
-¿Y por qué no estas con ellos?
-Porque... nada me alegraría mas que poder celebrarlo contigo.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now