Capítulo 76 (Graduación II)

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POV MIRTA DAVIS

—Hermosa, felicidades.
—Gracias— dije sonriéndole a mi hermana.

Mi padre se paró a mi lado.

—Estoy muy orgulloso de ti— expuso Arnold tomando mi mano, dejando un beso en ella.

Esbocé una sonrisa, hoy era mi graduación, pronto abandonaría Wisconsin definitivamente.

—Lamento decepcionarte, sé que hubieses deseado que fuera una abogada.
—Tu nunca me decepcionas, Mirta; eres mi niña— declaró papá rodeándome con sus brazos.

—Iré a mi asiento, Hugo espera por mi— informó Nora.

Asentí.

—Tu madre te envía muchas felicitaciones— comentó papá.
—Aun no puedo creer que no esté aquí.
—Charlotte la necesita— me recordó.
—Yo la necesito. La tía Charlotte tiene a Lucas, y también a Bastián, ellos son su familia— recriminé.
—Sabes que Bastián hoy tiene un caso al acudir, es importante para la firma, es un milagro que Nora esté aquí considerado que ha decidido regresar a la firma de forma inesperada; tu madre cuida de Charlotte, son hermanas, es normal que ella misma desee cuidarla después del incidente que tuvo— explicó él.
—Que Charlotte haya resbalado en el hielo y se fracture una pierna no es un suceso sobrenatural, cualquiera resbala en el hielo y se fractura una pierna ¿Viste las estadísticas anuales de personas que resbalan en el hielo y se fracturan? ¡Wow! solo Charlotte Davis, es una pena— emití con ironía.
—Cariño, tú no eres así ¿Qué sucede? — inquirió papá tomándome del mentón, obligándome a verlo.

Bajé la mirada.

—Soy tu padre, confiamos el uno en el otro, tu me cuentas tus cosas y yo…
—¿Y tú…? ¿Y tú me cuentas las tuyas? — intervine levantando mi mirada, clavando mis ojos en los de él.
—Cariño.
—Teníamos algo que iba más allá que una simple paternidad, algo que ni siquiera Lucas y Bastián tienen que son verdadera familia, tú y yo teníamos amistad…
—Mirta.
—¡No, Arnold! — gruñí —me ocultaste lo de Max, y también lo de Azumi ¿Y así dices que yo te cuente mis cosas y tú me cuentas las tuyas? ¿Qué es lo que me vas a contar? ¿Qué estabas en el departamento de Azumi el día que me fui a Michigan con Max? ¿Dónde te escondiste? No estabas en el balcón, yo te busqué, sabía que estabas ahí, vi tu corbata.

Él se quedó en silencio.

—No soy nadie para decirte que es correcto y que no, tú eres el juez de la Suprema Corte de Justicia del Estado de Minnesota, tu deber es saber que es lo correcto, sin embargo, lo veo y no lo creo, ella es la única hija del señor Zhang, tu amigo; soy lo que soy porque tú me educaste así ¿Por qué ella, papá? Dime ¿Por qué ella? — demandé saber con mis ojos rotos.
—Perdóname, hija.
—Ella es como mi hermana, y lo arruinaste, lo sabías y aún así lo hiciste.
—Lo sé, cometí un error que ahora pago, no voy a negar lo que hice, asumiré las consecuencias de mis actos— aseguró él.
—¿Asumir las consecuencias? Papá… Azumi no quiere verte, ¡Por Dios! — declaré sincera.

Arnold me miró para luego bajar su cabeza con una expresión de molestia que era visible a más de cincuenta metros de distancia.

—Le quieres— solté viendo la verdad en mi propia cara.
—No— dijo de inmediato, —no siento nada por esa niñata, cariño, por favor ¿Cómo podría sentir algo por una chiquilla de veinticuatro años?

Me quedé en silencio unos segundos sin despegar mis ojos de él.

—Es bueno saberlo, pero recuerda, estas son tus palabras no las mías.

Arnold suspiró.

—Debo volver a la mesa directiva— comentó masajeando su frente.
—De acuerdo.
—Buena suerte con el discurso, lo harás excelente— manifestó dejando un beso en la coronilla de mi cabeza.
—Papá— lo detuve —Lo que me sucede… es que... Olvídalo, te esperan en la mesa, eres benefactor de la universidad.
—Los Davis son benefactores de la universidad, y tú eres una Davis.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now