Capítulo 61

7.6K 376 27
                                    

POV MIRTA DAVIS      

—Ummm— me quejé.

​​​​​¿Qué era ese horrible sonido? 
Me di vuelta en la cama abrazando lo que sea estuviera a mi lado.

Volví a escuchar ese sonido.

Abrí mis ojos con fastidio encontrándome con los ojos de Max en primer plano.

—Anoche me ataste mientras dormía y no conforme con eso, también me montaste— espetó con voz profunda.

Me di vuelta rápidamente para salir de la cama, comprendía la consecuencia de mis actos.

Max llevó su mano a mi cintura devolviéndome al lugar donde estaba, posándose sobre mí.

—Te dije que no lo hicieras— reprochó.
—Estoy segura de que lo disfrutaste.
—No me toques los huevos, Mirta.
—¿Qué es lo que te molesta realmente, Max? ¿Qué te haya montado o que lo hayas disfrutado? Aunque ahora lo niegues, claro
—Soy el diablo Mirta ¿Crees que alguien puede montarme? Yo domino a las mujeres, no las mujeres a mí.
—Lamento destrozar tu inquebrantable ego de macho dominante, pero esta loba lo ha hecho— solté rozando sus labios con los míos, —No te sientas mal, solo que yo amo los retos, así que espero que me entregues la llave de tu auto.

Fijó sus ojos en mí; me desconocía a mí misma, ni siquiera sé dónde encontré los ovarios suficientes para hablarle de esta manera.

Max deslizó su mano por mi pecho hasta subir a mi cuello, aprisionándolo con sus dedos. Mordí mi labio, me encendía que hiciera eso.
Sonrió.

—Te daré la llave de mi auto como lo prometí, pero lo haré cuando me montes de verdad, no con las manos atadas al poste de una cama— declaró.
—¿Qué?
—Si vas a jugar, hazlo limpiamente, porque el objetivo no es ganar, sino mostrar tu habilidad en medio del juego— manifestó.
—Eres un petardo— escupí moviendo debajo de él.
—Nena, lo siento, pero primero te aprende las reglas del juego y después te arriesga a jugar.

Me quedé en silencio. 

—La jugada está ahí, solo necesitas verla— expresó, —Entra a la ducha, debes asistir a la audiencia contra Rob Walton— mandó saliendo de la cama.

Me incorporé de inmediato.

—¿Cómo sabes eso? — pregunté.
—Mirta, cuándo lo entenderás, yo lo sé todo— sentenció entrando al baño.

Me dejé caer de nuevo sobre la cama cerrando mis ojos, recordando…

<<En esta cama se acostó Nora con Hugo, ¡maldición! ¿Y si quedar embarazada de mellizos era algo contagioso?>> 

Volví a reincorporarme en la cama.

<<Pero tengo un implante anticonceptivo>>

Me reí de mi propia ocurrencia.

<<Pero Julianne quedo embarazada de Will, a pesar de tomarse la pastilla del día después>>

Borré mi sonrisa.

<<Definitivamente, cambiaré la cama cuando me mude a este departamento>>

***

—¿No piensas hablarme?
—No— respondí con mis brazos cruzados.
—No es mi culpa que te hayas leído el manual “De cómo hacer todo mal”— recriminó Max conduciendo.

Lo miré mal.

—Pasaré por ti esta noche, mañana debo volver a Wisconsin— comentó deteniendo el auto. 
—¿Conoces la calificación final de mi trabajo de grado? — inquirí.
—Sí.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now