Capítulo 20

7.8K 506 20
                                    

POV MIRTA DAVIS

Maximiliano llevó su mano a mi cuello fundiendo sus labios con los míos. 

Había algo en él que me atraía demasiado, aun sabiendo que era un completo idiota, pero no podía luchar contra eso, me gustaba este hombre, su intensidad, su aparente sed de beberme con cada beso.

Me gritaba mocosa en mi cara, sin embargo, me besaba como a una mujer, me deseaba como a una verdadera mujer.

—Se pone que no puedo tocarte, pero nunca me ha gustado lo fácilmente permitido, mientras más sé que no puedo tenerte, más te deseo—, confesó.
—En lo prohibido se encuentra la tentación que más anhelas, pero que anheles caer en dicha tentación es lo cosa más prohibida—, manifesté, —Al parecer la regla universal de lo prohibido es que mientras más lo prohíbas, más quieres hacerlo—, concluí llevando mi mano a al cuello de su camisa tirando de ella para pegarlo a mi boca, besándolo.     

Max mordió mi labio inferior quitando el cinturón de seguridad que sujetaba mi cuerpo, sacándome de mi asiento para ponerme sobre sus piernas. Mis manos se posaron en su pecho.

—Te necesito en mi cama—, gruñó, metiendo su mano por debajo de mi vestido, apretando mi pierna.
—Entonces, llévame a ella—, solté.

POV MAXIMILIANO OCONNOR WALTON

—Te necesito en mi cama—, ladré apretando mis dientes mientras metía mi mano por debajo de su vestido, acariciando su pierna.
 

—Entonces, llévame a ella—, soltó prendiéndome, ella era todo menos una mojigata.

Curvé mi boca con una media sonrisa, esas palabras eran las que quería escuchar.

—¿Lo haremos en tu auto? —, preguntó con vacilación.
—Pequeña, este auto vale más de ciento setenta mil euros, jamás tendría sexo dentro de él, sería un insulto para el auto—, dije con burla.

​​​​Ella se quedó en silencio.

***

Entré al hotel Hilton Madison Monona Terrace con Mirta a mi lado, la sostuve del brazo dirigiéndome a recepción.

—¿Por qué venimos a un hotel? ¿Tienes un Audi R8 Coupé RWS y no tienes un departamento? —, inquirió ella deteniéndose.

La miré un segundo, << ¿cómo caben tantas preguntas e ideas en una cabeza tan pequeña?>>

—No llevo mujeres a mi departamento, no tengo sexo en mi departamento y no tengo por qué darte más explicaciones, solo tendremos un polvo, nada más, ¿lo quieres? Tómalo, es lo que hay, si no puedes con eso, sal por esa puerta, toma un maldito taxi y regresar a tu dormitorio en el campus como la mojigata que eres y olvídate de lo que pudiste disfrutar esta noche, es tu decisión, yo no le ruego a nadie—, escupí.

Mirta abrió su boca formando una perfecta “O”

—¿Señor OConnor? —, llamó la recepcionista detrás de mí, obviamente me conocía, no era la primera vez que venía a este hotel con una mujer.
—¿La misma suite de siempre? —, preguntó ella, no respondí, clavé mis ojos en Mirta.
—Es tu decisión, te quedas aquí y disfrutas del mejor polvo de tu vida o te largas—, aseveré.

POV MIRTA DAVIS

Quería matar al hombre en frente de mí.

Cómo alguien podía tener tan poco tacto, ser tan basto y grosero, un completo idiota, cruel e indiferente.

—La oferta está a punto de expirar, señorita Davis—, declaró él con jactancia.

Seduciendo a un Walton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora