Capítulo 66 (Desmayo)

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POV MIRTA DAVIS

Salí del club. Caminaba directo a la estación de taxi, me regresaría al departamento.

Pude elegir quedarme a presenciar las estupideces de Max, sin embargo, estaba cansada de él y sus actitudes, un día me quería, otro parecía querer matarme, otro me torturaba y otro…

Suspiré.

Había cometido un grave error, él se enamoró de mi luz y yo me enamoré de su oscuridad, ambos éramos inexistente si no existía el otro, ya que, la oscuridad solo existe si no hay luz, pero para que la luz exista debe haber oscuridad, por lo tanto, éramos tan dependiente el uno del otro a tal punto que comenzaba a doler mucho, porque donde llegaba la luz debía desaparecer la oscuridad, y donde llegaba la oscuridad debía desaparecer a luz.

Es como esa vieja leyenda de que el sol y la luna siempre estuvieron enamorados, pero no podía estar juntos, pues cuando uno llegaba el otro debía de irse… hasta que llegó el eclipse, como una prueba de que no existen los amores imposibles, quizás estaba viviendo mi momento de eclipse con Max, el cual pronto tendría que terminar.

Me abracé a mi cuerpo dejando que la fría brisa acariciara mis piernas descubiertas.

<<Debí ponerme vaqueros>>

Un auto se detuvo a mi lado. Detuve mis pasos.

El vidrio comenzó a descender.

—¿Andas perdida lindura?

Miré al sujeto dentro del auto. Volví a caminar sin responder.

—Sube, tengo algo dentro de mi pantalón que quizás te guste— continuó hablando el tipo.

El rugido de otro auto me hizo parar en seco, giré mi cabeza identificando los cuatros aros entrelazados del logo del Audi; el troglodita salió de su auto caminando por la calle con aire de ser el puto dios, lo seguí con la mirada hasta que llegó a mi lado.

<<Idiota de mierda>>  

—Acelera y piérdete— le ordenó Max al tipo dentro del auto.
—Yo la vi primero, búscate tu propia puta— espetó el tipo, —sube lindura, no tengo toda la noche— expresó moviendo su cabeza indicándome que subiera a su auto.

Max asintió con su cabeza sonriendo.

Se acercó al auto sereno, cuando de repente tomó al sujeto por el cuello sacando parte de su cuerpo por la ventana de la puerta, pegando su cara a la de él.

Dejé mi boca abierta.

—Vas a arrancar a menos que quiera que te rompa la cara, marica— ladró Max.
—Sí— respondió rápidamente el tipo.

Max lo soltó, el sujeto volvió a su asiento arrancando el auto al instante, marchándose; yo retomé mi camino, sentí los pasos de Max detrás de mí, aumenté la velocidad, él hizo lo mismo.

—¡Maldición! — grité comenzando a correr por el pavimento como una loca, crucé la calle sin ni siquiera asegurarme de que no venía algún vehículo. Tapé mi boca ahogando un sollozó mientras sentía como las lágrimas se aproximaban.

El me tomó por el brazo.

—¡Suéltame, bestia! — rabié golpeándolo, —¡eres un bruto! — chillé. Max me tomó por las piernas subiéndome a su hombro.

Llevé mis puños contra su espalda una y otra vez gritando miles de insultos, él se adentró a un callejón.

—¡Te odio, te odio! — expresé apretando mis dientes. Me bajó de su hombro pegando mi espalda a la pared, mis manos subieron a su pecho tratando de alejarlo, pero me detuvo al tomarlas con su mano llevándolas por encima de mi cabeza.

Seduciendo a un Walton Où les histoires vivent. Découvrez maintenant