Capítulo 14

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POV MIRTA DAVIS

Apreté mis ojos con fuerza contando cinco segundos mentalmente con mis labios pegados a los de él, si Maximiliano no me alejaba en eso cinco segundos continuaría hasta concluir mi misión la cual se resumía en besarlo.

<<Uno..., dos..., tres...>> mi corazón latió fuertemente dentro de mí, <<cuatro..., dos..., cien..., tres..., diez..., uno..., mil..., cinco>>

<<¡A la mierda!>>

Alcé mi mano para llevarla a su cuello y profundizar el beso, pero las manos de él fueron a mi cintura dándome vuelta en un solo movimiento pegando mi espalda contra su auto.

Dejé mi boca abierta de la sorpresa y mantuve mis ojos cerrados.

Maximiliano se acercó, lo sé porque su cercanía solía bloquear mi respiración y era justo lo que sucedía ahora, << ¿Qué mierda hice?>>.

Podía escuchar su respiración, se encontraba peligrosamente cerca.

-¿Qué le hace pensar que yo deseo ser besado por una niñata? - inquirió con voz neutra.

Abrí mis ojos, levanté mi cabeza un poco buscando sus ojos.

<<Trágame tierra>>

-¿Cree que deseo perder mi tiempo ligándome a una mocosa como usted? - escupió.

-Yo..., yo...- tartamudee.

-Usted nada, señorita Davis, le aseguro que mis gustos son muy exigentes, mujeres de verdad, que se comportan como tal, no las que juegan a serlo y luego ponchan las llantas de su profesor como venganza demostrando verdaderamente lo que es, una niña inmadura y caprichosa, capaz de arrastrar a sus amigos a que la acompañen a realizar sus actos vandálicos- soltó.

Me sentía mareada, necesitaba alejarlo de mí.

Di un paso a un lado tratando de escapar de él, Maximiliano tomó mi brazo clavándome sus dedos impidiendo que me alejara.

-No he terminado con usted- gruñó.

-Suélteme- ladré apretando mis dientes.

-Muy atrevida para besarme, pero muy cobarde para enfrentar las consecuencias.

-Si ya terminó de dar su discurso patético le agradecería que soltara mi brazo- pedí con voz firme.

El profesor O'Connor me soltó.

-No llegue tarde a clases mañana, la necesito temprano en el salón- ordenó rodeando el auto.

-¿No me llevara al campus? - inquirí viéndolo abrir la puerta del piloto.

-¿Cómo llegó aquí, señorita Davis?

-En taxi- informé.

-Entonces, regresé en taxi, ni loco la dejo subirse a mi Audi, suficiente tuve con que ponchara mis llantas- expresó para luego subirse al auto.

Encendió el auto poniéndose en marcha, mientras yo seguía de pie en el estacionamiento mirando como se alejaba.

<<Perfecto, ahora no solo había rechazado mi ensayo, también había rechazado a la dueña del ensayo>

Llevé mi mano a mi boca tirando un poco de mi aliento para confirmar que no me apestaba la boca, no encontraba ninguna razón lógica por el cual ser rechazada y humillada por él.

-Maldito imbécil- gruñí.

Me llamó niñata y mocosa en menos de dos minutos, ¡suficiente!, ya estaba cansada de la actitud petulante de este idiota; seduciría a ese ególatra y le haría tragarse todas y cada una de sus palabras, aunque fuera lo último que hiciera en esta tierra...

Seduciendo a un Walton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora