Capítulo 17

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POV MIRTA DAVIS

Me encontraba en el salón de clases escuchando a Maximiliano hablar, explicaba algunas cosas las cuales realmente no comprendía, ya que toda mi atención estaba puesta sobre sus labios, o en la forma en que movía sus manos mientras hablaba, como se llevaba su cabello hacia atrás en ciertos momentos, su manera de caminar por el salón a medida que explicaba la clase logrando captar toda la atención del auditorio, era adictivo ver este hombre actuar con tanta seguridad, pero la pregunta es ¿Por qué debía de ser tan hijo de puta?

Suspiré acariciando con mi mano el pequeño rubí que colgaba en mi cuello mientras recordaba como esos labios me habían besado días atrás.

—Señorita Davis—

“Tu infierno no está preparado para recibir a este demonio”

Fueron sus palabras antes de alejarse, palabras que rondaban mi cabeza desde hace días, torturándome.

—¡Señorita Davis! —

Azumi golpeó mi costilla disimuladamente despertándome de mi ensueño.

—Creo que el profesor habla contigo—, susurró ella.

Levanté mis ojos llevándolos a Maximiliano quien me miraba fijamente al igual que todos mis compañeros.

—¿Ya volvió a la tierra? —, preguntó O’Connor con seriedad.

Abrí mi boca sin saber que decir.
—Quiero que le repita al salón mis últimas palabras—, pidió; tragué en seco.

<< ¿Qué se supone que había dicho?>>     

—Ah…—, tartamudeé.

—Usted dijo que…—, habló Azumi tratando de salvarme el pellejo.

—Silencio señorita Zhang—, gruñó Maximiliano interrumpiendo a Azumi, —Le aseguro que no me refería a usted—

Miré Azumi, ella se encogió de hombros.

—No recuerdo lo que dijo, señor O’Connor—, expresé sincera.

—¿No recuerda lo que dije o no prestaba la suficiente atención? —, aseveró, —No vengo a esta catedra universitaria a perder el tiempo señorita Davis, sino valora lo que le enseño, entonces ¿Qué hace aquí? —, despotricó.

<<Mierda>>

—¡Todos Escúchenme! —, vociferó él, moviéndose al centro del salón, —Por cada falta de la señorita Davis, todos tendrán un punto menos en su nota final—

—¿Qué? —, susurré, el murmullo en el salón no se hizo esperar, todos murmuraban.

Me puse en pie.

—¡Esto es ilegal! —, grité, —¿¡Qué clase de profesor hace esto!? ¡No estamos en Irlanda, esto es Estados Unidos de América, aquí no existe la tiranía! —

—¡Todos! ¡un punto menos en su nota final! —, bramó Maximiliano.

—¿Qué diablos cree que hace? —, rabié mirando a todos lados, tratando de buscar apoyo de mis compañeros.

—¿Aun sigue hablando señorita Davis?, ¡Dos puntos menos a todos en sus notas finales! —, volvió a gritar clavando sus ojos en mí.

—Si su problema es conmigo, entonces resuélvalo conmigo—, bramé furiosa.

—¡Suficiente! todos tiene cinco puntos menos en su nota final, agradézcanselo a la señorita Davis, otra vez—, manifestó él.

—Mirta, siéntate, maldición—, sostuvo Azumi tomando del brazo para que regresara a mi asiento.

Seduciendo a un Walton Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz