Capítulo 45

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POV MIRTA DAVIS

—No puedo creer que el profesor O'Connor llevé un mes sin asistir a la universidad y nadie sabe el motivo— se quejó Azu.
—Ha enviado a un asistente, seguimos recibiendo docencia, por mi puede desaparecer hasta el final del proyecto—, dije sincera tirándome sobre el sofá.

Azumi colocó su mano en su cintura en forma de jarra mirándome detenidamente.

—Lo extrañas—, afirmó ella.
—¿Disculpas?—
—A Maximiliano, lo extrañas, llevas un mes sin ir al club solo evitando encontrarte con él—, expuso ella.
—No pretendo ir detrás de él, la forma en la cual trató a James fue horrible, Alina y Zack fueron testigo de su falta de tacto, literalmente le restregó en la cara la palabra "inferioridad", no tenía idea de que era un clasista—, recriminé.
—No estoy defendiendo a Max, pero creo que James se lo buscó, le dejaste las cosas claras en la gala benéfica de los Walton, no entiendo por qué venir a Wisconsin cuando ambos dieron todo por sentado. Su escena en este teatro ya pasó, solo llegó al primer acto, que se joda—, espetó Azumi tirándose al suelo.

Tomé un cojín del sofá lanzándoselo.

—Lo dices porque no estuviste ahí, se torturó preguntándome si me acosté con Max, ¿Quién preguntaría eso? Yo no, por supuesto—, manifesté sintiéndome fatal.
—James tuvo su oportunidad un año Mirta, un año donde pudo cogerte y nunca lo hizo, en cambio Max no tardó ni dos meses para hacerlo, a eso le llamó aprovechar las oportunidades cuanto se presentan—, asumió recostando su cabeza sobre el cojín.

—No puedes compararlos, son muy diferentes, yo quería estar con James, de hecho, todo se terminó por incompatibilidad de pensamientos, no porque él se comportará como un hijo de puta, lo que nos lleva a Max otra vez—
—No los comparo y de ser así, sabemos quién lleva la delantera, Max no es más de lo mismo, es una especie única en su clase, con carácter de perros, sí, sin embargo, te gusta que te deje como Bambi, es algo que no puedes ocultar—, declaró ella.

Odiaba cuando Azumi se ponían en modo zorra.

—Es una verga de veinticinco centímetros, siento que me folla hasta el alma cuando lo hace, iré directo al infierno por disfrutar correrme con una cosa como esa, pero cuando estoy con él no sé porque demonios me siento tan… tan… diferente—, admití.
—No te imagino cabalgando sobre algo así—, se burló.
—Nunca lo hice—, confesé.
—¿Cómo? ¿Me estás diciendo que nunca fuiste capaz de planear esa nave? ¡Mirta, me decepcionas! —, chilló Azumi.
—Max no es de los que se dejan dominar en la cama, me ha dejado en claro que ninguna mujer lo monta, lo cual aumenta considerablemente mis deseos de algún día estar sobre él— reconocí abiertamente.
—Nena, espósalo—
—Azumi, ¿Qué diablos dices?, Max de por sí ya desea matarme por irme detrás de James, imagínate esposarlo a su cama—
—Nena, el que tenga miedo a morir, que no nazca. Si ya vas a morir que sea feliz en la cama del profesor O'Connor—, expuso entre risa.
—Esto no es una broma—, gruñí, —mejor dime por qué tu viaje a Sarasota se extendió más de lo planeado—
—Tengo hambre—, expresó la pelinegra poniéndose en pie.

Salté del sofá persiguiéndola, averiguaría qué rayos ocultaba Azumi.

—Sé que andas con alguien, ya dime quién es—, demandé plantándome en frente de ella.
—No sé de qué hablas—, se hizo la tonta abriendo el refrigerador.
—¿Por qué no quieres decirme? ¿Lo conozco? —
—No ando con nadie, de hecho, he decidido tomar un respiro—
—¿Tomar un respiro?—, Inquirí sin dejar de mirarla.
—De las relaciones, los sugar daddy y los imbéciles del sexo opuesto con vergas y barbas—
—¿Quién te decepcionó?—, pregunté tomando el sándwich que preparó, dándole un mordisco.

—Conozco los límites en una relación como las que suelo tener, solo es sexo, nada más—, se detuvo bajando su cabeza, hice el sándwich a un lado notando que se trataba de algo más serio, Azumi no les daba importancia a relaciones esporádicas, pero aquí había algo distinto.
—¿Te enamoraste de…? —, pregunté directa.
—Solo pasó y no sé cómo, me he defraudado a mí misma, traicioné mis ideales y ahora no sé qué hacer—, soltó con sus ojos cristalizados evitando mirarme.

Seduciendo a un Walton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora