Capítulo 67 (Las Norns)

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POV MIRTA DAVIS

Traté de mover mi cuerpo, pero escuché como todos mis huesos crujían, me dolía el culo, las piernas, las manos y el coño. Abrí mis ojos encontrando la pierna de Max sobre la mía y su brazo rodeando mi cintura, él dormía plácidamente; me quedé mirando su cara preguntándome cómo alguien con semejante belleza podía ser tan energúmena.

Cubrí su mejilla izquierda con mi mano, el decoro golpeaba mi cara recordándome todo lo que soy capaz de hacer cuando estoy con él.

—Duerme— mandó sin abrir los ojos.
—¿Cómo sabes que no lo hago?
—Estás hablando, sin mencionar que me tocas.

Traté de levantar su brazo para salir de la cama.

Max gruñó, acercándome más él.

—Tinker bell, ¿Es tan difícil que tengamos un minuto de tranquilidad juntos? — soltó abriendo sus ojos.

Me quedé en silencio.

—Duerme, aún es temprano, necesitas descansar, la nieve cubre gran parte de Wisconsin y hace frío allá afuera — informó. 
—Tenemos que hablar.
—Y yo quiero dormir— expuso metiendo su nariz en medio de mis tetas.

Cerré mis ojos volviendo a dormir.

***

—Espera— dijo Max tomando mi mano para colocar mi guante correctamente.

Tirité a causa del frío. Dábamos un paseo por el Tenney Park.

—¿Mi gorro está bien? Siento que se me congela el cerebro— solté riendo.
—Te dije que hacía frío.

Me abracé a él buscando su calor. Nos quedamos abrazados en medio del camino unos minutos.

—Caminemos antes de que nos congelemos aquí parados— indicó tomando mi mano.

Esta mañana me comuniqué con Flavián, quería asegurarme de que todo estuviera bien con respecto a Max, me dijo que “mi novio” lo buscó hace días y lo amenazó, así que no tuvo de otra que contarle todo sobre mi visita a ese burdel en Minnesota, sin embargo, algo me decía que Flavián no se esforzó mucho por ocultarle mis movimientos a Max, obviamente estoy enojada con Flavián por no decirme que el troglodita lo busco. Por otro lado, hablé con Azumi sobre lo que sucedió seguidamente abandoné el club, Max salió minutos después dejando un montón de advertencia en el aire y todas dirigidas a James como ultimo ultimátum.

—Muy callada… lo cual es un milagro— declaró Max deteniéndose en uno de los puestos de ventas ambulantes en el parque.

Alcé mis hombros sin decir nada mirando las bufandas de ventas en el puesto.

—¿Te gusta esta? — preguntó Max tocando la bufanda.
Negué con mi cabeza.
—¡El futuro! ¡El futuro! ¡El futuro es incierto damas y caballeros, pero les aseguro que no para mí! — vociferó una anciana en otro puesto tratando de llamar la atención de las personas que cruzaban por su lado.

Di algunos pasos atrás observando el letrero delante de su puesto.

“Las tres Nornas”

Detallé el enorme tapiz con bordados dorados en el fondo de su tienda, no comprendía el diseño.

—Continuemos— susurró Max tomando mi mano.

Asentí, dándome vuelta para seguir.

—¡Usted, la chica de las alas! — llamó alguien detrás de mí. Me detuve, ya conocía la voz, era la anciana.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now