Capítulo 47

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POV MIRTA DAVIS

Me estiré sobre la cama sintiendo mi cuerpo como que un camión me paso por encima varias veces, me dolía hasta el alma. No quería abrir los ojos, pero tenía hambre.

Me moví quejándome, mi trasero ardía horrible.

-¿Ya terminaste? -, preguntó él.

Abrí mis ojos al instante.

Max estaba de pie en frente de la cama totalmente arreglado, algo formal, pantalón de traje, saco, camisa, pero sin corbata, cabello peinado perfectamente hacia atrás, la mezcla de su perfume y loción corporal inundó mi nariz.

<<Ummm delicioso>>

Me senté en la cama llevando la sábana a mi pecho, cubriéndome. Lo miré en silencio preguntándome si esto era alguna clase de ilusión, si él era parte de ella o si él era real.

-Bésame-, pedí.

Necesitaba sentir sus labios sobre los míos otra vez, una y otra vez, otra vez y nuevamente otra vez.

Max se movió lento acercándose a la cama con sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón. No despegué mis ojos de él ni un solo un segundo.

Se sentó en la cama.

-¿Quieres que te bese, tinker bell? -, preguntó deslizando sus dedos por mi hombro descubierto.

Asentí sonriendo como una niña en espera de que le cumplan su capricho.

Max subió su mano por mi hombro hasta llegar a mi cuello, cerré mis ojos al sentir su tacto, sus dedos acariciaron la parte trasera de mi cuello introduciéndose en mi cabello, se inclinó a mi rozando su nariz con la mía, torturándome con el exquisito olor que desprendía.

Entreabrí mi boca sintiendo algo de sed. Pasó su lengua por mi labio inferior delineándolo, mi estomagó se contrajo, le deleitaba hacer sufrir.

-Te beso si vuelves a repetir lo que me dijiste anoche-, expuso con voz profunda.

Abrí mis ojos de golpe encontrándome con sus ojos. Mi corazón vibró al escuchar lo que pedía, la sensación que empezaba a sentir amenazaba con arrasar dentro de mí. Max tenía el poder de hacer que mojara mi braga cuando demanda algo, me volvía una completa masoquista en sus manos. Quizás era una tonta por lo que estaba haciendo, una idiota por lo que estaba sintiendo, pero no lo podía evitar.

Su mirada me decía que esperaba escuchar eso de mí, pero también me decía que, si lo volvía a repetir no podía retratarme luego, era como firmar un contrato, no había vuelta atrás, era terminar de meter mis dos pies dentro de su infierno, era tener que soportar sus demonios, dominar a la bestia y someterme al amo.

-En el cielo le dicen Ágape, en el infierno le llaman Karma y en este mundo...-, me detuve un segundo, -en este mundo le decimos amor-, susurré rozando mis labios con los de él.
-¿Es lo que sientes por mí? -, preguntó sacando sus dedos de mi cabello rodeando mi cuello con ellos.

<< ¿Es lo que siento por él?>>

¿Acaso podía su infierno ser más satisfactorio que mi propio cielo? ¿Podían sus demonios amar más que mis ángeles? Tendría que averiguarlo.

-Te quiero, Max-, susurré siendo consciente de que acababa de pactar con el diablo.

Su rostro cambio tornándose duro, movió su pulgar por mi cuello llevándolo a mi boca, detallando mi labio inferior con él.

-Inocente o perversa..., no importa lo que seas, de igual forma ardes, en cualquier forma creas dependencia, en cualquier forma enamoras, maldita mocosa-, rugió prendiéndose de mi boca.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now