Capítulo 81 (Una noche oscura IV)

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Recomendación para leer este capítulo: song 🎶🎧- Survivor (2EWI feat Edda Hayes)

POV MIRTA DAVIS

Tenía una pregunta y seria ¿En qué parte de esta historia morían los malos?

-¡Mirta! - gritó Armin.

Era tan fuerte lo que estaba sintiendo que vomitaría a causa del miedo.

-Oh, vamos, nena, ambos sabemos que no quieres jugar a este juego- dijo. Podía escuchar como las ramas se quebraban bajo sus pies.

Si Max estaba aquí tenia que buscar la manera de llegar a él.

Miré de reojo entre la roca, Armin se encontraba de espaldas.

-Mirta, estas agotando mi paciencia, espero que aun siga en pie tu propuesta de follar, porque antes de matar a Max quiero que vea cómo te hago mía- declaró buscándome entre los árboles.

Pegué mi cabeza a la roca cerrando mis ojos, tomé aire; comenzaba a escuchar los pasos de Armin más cerca.

-Eres la perra de Max y la bastarda de los Davis- escupió, escuchaba su voz a centímetros de mí.

Tapé mi boca evitando que mi jadeos y mi respiración irregular fueran percibidos. Armin continuó caminando hasta pasar por el lado de la roca en la cual me escondía; se giraba treinta grados y era suficiente para descubrirme.

Mi cuerpo se enfrió, escalofríos me recorrían a cada segundo, este era el fin, no, este era mí fin.

<<Dios mío, ayúdame>>

Sus pies se movieron dos pasos hacia delante; se detuvo.

-Voy a encontrarte... juró por Dios que voy a encontrarte.

Una lágrima salió de mi ojo, contuve la respiración mientras veía como se giraba. Hasta que...

-¡Por aquí!- gritó alguien.

-¡Mierda!- gruñó Armin echándose a correr.

Los disparos no se hicieron esperar.

<<¿Qué diablos?>>

Salí de donde estaba emprendiendo la huída en sentido contrario al de Armin, la oscuridad, los árboles y mi pierna me impedían ir más rápido, pero no podía quedarme ahí y coger el riesgo de ser descubierta, no sabía quienes eran exactamente los malos o los buenos.

POV LUCÍA MACDERMOTT (ALINA)

Había escuchado algunos disparos provenientes del interior del bosque, solo esperaba Armin siguiera con vida, no podía fallarme, no en esto.

Guardé mi arma al ver a lo lejos unos hombres, los conocía perfectamente, eran los hombres de Donovan, lo sé porque con ellos estaba la ramera de Zamora; ella era la encargada de uno de los muchos burdeles a los cuales pertenecían a la mafia italiana.

-¿Buscan a alguien?- declaré llegando a ellos.

Se dieron vuelta, en tan solo un segundo tenía a todos apuntándome.

-Ve por el Diablo, dile que tenemos a la perra- habló Zamora a uno de sus hombres.

Incliné mi cabeza a un lado, sonriendo.

-Para- le dije al sujeto - creo que hacer eso no es una muy buena idea.

Zamora caminó entre medio de ellos posicionándose en frente de mí.

Esto era un cara a cara entre perras.

-¿Quién crees que eres para darles órdenes a mis hombres?- inquirió con rudeza.

Seduciendo a un Walton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora