Capítulo 25

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POV MIRTA DAVIS

Escuché el claxon del auto de mi padre, una Cadillac Escalade, auto predilecto de la familia Davis. Salí de la casa tratando de caminar lo más rápido posible al auto. Mi padre abrió la puerta.

—¿Tu madre te dejó salir vestida así? —, preguntó el instante que me vio.

—No me ha visto—, informé.

—Dime que por lo menos llevas ropa interior debajo de lo que sea, que sea eso—, indagó.

—¡Claro que sí! —, chillé.

—En ese caso, te ves exageradamente hermosa—, halagó curvando su boca en una sonrisa.

Sonreí.

—vámonos—, expuse sonrojada, subiéndome al auto.

POV MAXIMILIANO O’CONNOR WALTON

Odiaba el transporte público, odiaba a Minnesota y odiaba a este país, el sistema de transporte era un caos. Luego de ir por un traje y comprar el maldito boleto de avión, logré subirme al avión luego pasada cinco horas, llegué a Minnesota por el aeropuerto de Minneapolis para tomar un taxi a Rochester que tardo una hora y media.   

Me quité la corbata guardándola en mi bolsillo.

—Señor, hemos llegado al Hotel Walton Minnesota—, anunció el conductor del taxi. Pude solicitarle a Will que me enviara a recoger al aeropuerto, pero luego de nuestra discusión ni de mierda lo consideraría.

Saqué mi billetera buscando algunos dólares para pagarle al taxista.

La entrada del hotel estaba abarrotada de reporteros, la prensa y muchísimos autos, sería imposible entrar sin ser visto, aunque dudo que alguien me conozca aquí, me fui de este país cuando tenía catorce.

—Señor, ¿Sucede algo? —, me preguntó el chofer al ver que no me bajaba del auto.

—Esperé—, indiqué, —realizaré una llamada antes—

El taxista asintió.

Busqué mi móvil marcándole a Will, al final necesitaré la ayuda de ese estólido.

***

Levanté mi mano viendo la hora, habían pasado diez minutos desde que le pedí a Will que viniera por mí, si ingresaría a ese hotel no sería por la entrada principal, necesitaba hacerlo por otro lado.

La puerta del auto se abrió.

—¿Tu corbata? —, preguntó Will en el instante que abrió la puerta.

—Olvida la puta corbata, cómo entraré ahí sin pasar entre medio de ellos—, espeté saliendo del auto.

—Por la puerta de empleados, idiota, esto es un hotel—, insultó, —sígueme—

  

POV MIRTA DAVIS

Miraba a través de la ventana del auto a los reporteros enloquecidos en la entrada principal del hotel.

—Estamos a tiempo de devolvernos, esas personas parecen vampiros necesitados de sangre—, le dije a mi padre, refiriéndome a la prensa.

—Lo siento, pero a esos vampiros hay que darle sangre—, contrarrestó, indicándole al chofer que abriera nuestra puerta.

Recosté mi cabeza del asiento respirando profundo. Mi padre fue el primero en salir.

—¿Mirta? —, me llamó Arnold extendiéndome su mano para que saliera del auto.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now