Capítulo 74 (Balas al corazón)

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POV MIRTA DAVIS

Llevé mis manos a su pecho empujándolo, me arrebató la esponja aventándola al suelo, intenté salir de la bañera en ese momento, pero el troglodita lanzó su brazo antes de que pusiera un pie afuera volviéndome a pegar a la pared con brusquedad.

—¡Max!
—¡Cállate! — ladró.

Sujetó mis manos subiéndolas por encima de mi cabeza, aprisionándolas en la pared.

—Si me besas, juró que te patearé las bolas— amenacé mirándolo con fiereza.

Max sonrió; acercó sus labios a los míos, su respiración y la mía se volvía una por la cercanía mientras los latidos de mi corazón me traicionaban de lo peor manera.

—Pequeña, patéame las bolas, al menos sentiré algo diferente a esta maldita presión que tortura mi polla desde que te vi en la fiesta con ese estúpido vestido azul. Quiero saber si lo que llevabas debajo de ese vestido te lo pusiste para mí o para ese imbécil— demandó saber molesto.

Me quedé en silencio.

—¿Qué había debajo de ese vestido? — indagó ejerciendo presión en mis manos.

Abrí mi boca, volví a cerrarla. Los celos era su peor aliado.

—Responde— gruñó.
—Lo importante no es lo que llevaba puesto, sino quién lo quitó después— me atreví a decir.

El clavó sus ojos en mí, la rabia invadía su cabeza. Soltó mi mano dándome vuelta dejando mi cara contra la baldosa, la mano de Max subió a mi cuello obligándome a inclinar mi cabeza en su hombro, su otra mano se deslizó por mi vientre perdiéndose dentro de mi pantalón de dormir empapado por el agua del grifo que seguía cayendo sobre nosotros.

—Eres una maldita mentirosa— ladró en mi oído.

Reí.

—Ríete, estoy seguro de que es lo último que harás cuando ¡te parta el culo! — vociferó como loco.
—¡No vas a tocarme! — gruñí moviéndome exasperada contra la pared.
—Eso no fue lo que gritaste la última vez que te follé— me recordó moviendo su rodilla a mi entrepierna para separarlas.
—¡Suéltame, animal! — chillé.
—Te cogeré tan fuerte que me asegurare de que mañana no puedas levantarte de la cama— escupió ascendiendo su mano por mi mandíbula tapando mi boca con ella, clavé mis dientes en sus dedos rabiosa.

Max me soltó.

—¡Joder, Mirta! — bramó.

Salí de la bañera corriendo por el baño chocando con Nora en la entrada.

—Nora— emití nerviosa, mi hermana me miró para luego llevar sus ojos a Max.
—Ahora comprendo por qué mierda te lo cogiste— declaró Nora mirando la verga de Max —¿Esa cosa te desvirgo?

Me giré tomando una toalla lanzándosela al salvaje.

—Cúbrete— mandé.
—¿Por qué? Tu hermana parece disfrutarlo— expuso Max con voz profunda.

Lo asesiné con la mirada.

—Ummm, porque decir que no, sí, sí. Es una Monster verga— manifestó Nora abanicándose la cara con su mano.
—¡Qué te cubras! — chillé enojada, ni siquiera sabía por qué rayos lo estaba.

Él salió de la bañera cruzando por mi lado y el de Nora yéndose a la habitación con la toalla en la mano.

Odiaba a ese maldito imbécil.

Tomé a Nora por el brazo adentrándola al baño. Mi hermana se carcajeó.

—¿Qué demonios sucede contigo?
—¿Conmigo? ¡Por Dios, Mirta! Si tú eres la que estás sonrojada, solo mírate— contrarrestó pegando mi cara al espejo.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now