Capítulo 77 (Cara a cara)

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POV MIRTA DAVIS

—Mirta, felicidades otra vez— dijo mi hermana.
—Gracias.
—Hugo y yo debemos partir a Minnesota, lamento no quedarme más tiempo— informó Nora.

La abracé. Ella me envolvió en sus brazos apretándome fuerte.

—Necesitamos hablar a tu regreso, y sé que será pronto— manifestó dejando un beso en mi mejilla.

Suspiré <<esos necesitamos hablar de Nora siempre me ponían mis nervios de punta>>

—¿Quedará algún abrazo para tu padre?

Me giré.

—Sabes que sí, señor juez— emití con una risilla. Abracé a papá —te voy a extrañar.
—No seas exagerada, volverás a Minnesota en dos días— me recordó él.
—Si no fuera por el memorial de Zack me regresaría esta misma noche.
—Lo sé, y quiero que te cuides en esta ciudad, llámame si me necesitas, ¿De acuerdo?
—De acuerdo— declaré.

—¿Dónde está Azumi? — preguntó Nora mirando a todos lados.
—Se despide de sus padres— informé.
—Bien. Nosotros nos vamos, mantente lejos de las tentaciones— siseó mi hermana.

Mi padre y Nora se alejaron por el estacionamiento reuniéndose con Hugo, quien los esperaba dentro del auto. Sonreír algo débil viéndolos marcharse, el corazón me dolía por alguna extraña razón, un dolor tan silencioso, pero que destrozaba todo a su paso.

No volví a encontrarme con Max después que se terminó la ceremonia, y para el colmo llevaba dos semanas sin ver a Flavián, el ambiente se sentía pesado a mi alrededor, no importaba por dónde lo mirara, sentía que me encontraba con las manos atadas y odiaba esa sensación.

—¿Lista? — indagó Azumi apareciendo detrás de mí.
—¿Para qué?
—Para irnos al departamento— declaró riendo.
—Sí. De hecho, estoy algo cansada.
—Todos lo estamos, estos días han sido de locos— manifestó entrelazando mi brazo con el de ella, encaminándonos por el estacionamiento en busca de su auto.
—¿Tus padres también regresarán a Minnesota esta noche? — inquirí.
—Sí, temo que en esta ciudad solo hemos quedado tú y yo; Pinky y Cerebro.

Las puntas de nuestros tacones se humedecían con cada paso debido al deshielo de la nieve que empezaba a hacerse presente por todo el país, a pesar de que el clima seguía siendo muy frío, justo esta noche muy pocas estrellas adornaban el cielo y la brisa fresca golpeaba mi cara.

—Tengo una curiosidad… ¿Quién de las dos es Cerebro? — indagué mientras dábamos pasos al mismo compás de la otra, manteniendo nuestros brazos unidos.
—¿Acaso no es obvio? Cerebro es más feo, es claro que yo soy Pinky— comentó echándose a correr.
—¡Azumi! — chillé corriendo detrás de ella.
—¡Eres lenta, Mirta!
—¡Detente!

Reímos como foca por el estacionamiento. La fiesta de graduación aún no terminaba, sin embargo, desde la muerte de Zack las fiestas perdieron un poco de sentido para mí.

Azumi llegó a su auto intentando abrir la puerta, de igual forma era demasiado tarde, llegué a ella subiéndome encima de su espalda enredando mis piernas en su cintura.

—¡Arre, arre, caballo! — grité golpeando su trasero como si fuese un caballo.
—¡Madura, por favor! — vociferó dando vueltas, intentando quitarme de encima de ella.

La ignoré.

—¡Mirta, ya no tenemos cinco años, destornillada!
—Desearía que tuviéramos cinco, todo era más fácil— dije sincera, dejando un beso en su mejilla.

Azumi volvió a dar vueltas. Reí locamente.

—Señorita Davis, señorita Zhang— anunció alguien.

Seduciendo a un Walton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora