Capítulo 37

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POV ANTAGONICO

—¿Sí? —, respondió.

—Necesito tu ayuda—, hablé a través del móvil.

—Yo también te extrañé—, dijo sarcástico.

—No estoy para chiste—, gruñí.

—¿Tan rápido olvidaste lo bien que la pasamos la última vez? —

—No. Fue un buen polvo, gracias por las vacaciones—

—¿Qué necesitas? —, inquirió él con voz neutra.

— Maximiliano O’Connor, quiero saber todo sobre él ¿Quién es? ¿Por qué esta en este país? Si solo es un profesor universitario y asesor financiero de algunas empresas ¿Por qué tanto aire de poder? ¿Quiero saberlo todo sobre él? Antecedentes penales, relaciones de pareja, familia, status…—

—¿Por qué quieres investigarlo? —

—Porque siento que puede llegar a convertirse en una piedra en mi zapato, no quiero sorpresas—, declaré.

—¿Tiene que ver con lo que le sucedió al sobrino del juez de la suprema corte de justicia de Wisconsin? —, preguntó.

—¿Lograste convencerlos de demandar al profesor O’Connor? —

—Los Fischer son difíciles de convencer, si sigo insistiendo sabrán que busco algo detrás de todo esto, no puedo darme el lujo de estar en la mira de un juez y mas cuando soy encargado del FBI tanto en Wisconsin como en Minnesota, debo cuidar mi trasero, no todos venimos de familias influyentes como tu—

—Escúchame bien, maldito imbécil, mi padre te llevó a donde estás ahora y no lo hizo por lastima o simpatía, lo hizo con el fin de le sirvieras a mi familia dentro del sistema federal, así que más vale que hagas lo que te digo—, ladré, —La próxima vez que me llames será para decirme que los Fischer demandaran a O’Connor y que ya tienes toda la información sobre él que te pedí—

El suspiró.

—De acuerdo, le pediré a mi asistente que investigue todo, te llamaré cuando tenga la información a mano—, expuso.

—No quiero que Harvey investigue nada, este es tu trabajo, ¡maldita sea! —

—¿En qué demonios te estás metiendo? —

—Debo de terminar lo que no terminó Ronan, hice un trato con ese idiota el cual no cumplió, dejó libre y con vida a Mirta Davis— escupí.

—Y yo tuve que limpiar todas tus basuras, matar a personas, boicotear evidencias, destruir grabaciones de vigilancias y borrar tu nombre de la boca de todos los que te vieron con ella la noche del secuestro; yo me puse en riesgo por tu culpa y tu odio desmedido hacia ella—, sostuvo.

<<Mirta Davis, te estas convirtiendo en un dolor de cabeza para mi>>

—¿Por qué quieres lastimarla? Esa chica no te hace daño, esa chica no le hace daño a nadie —, expresó.

—Si vuelves a decir esa mierda el próximo muerto serás tú—

—Olvida lo que sucedió—

—¿Olvidar? No, no cuando ella no es una Davis y yo sí, ella tiene lo que me corresponde—, espeté.

—¿Qu diablos dices? —, gruñó.

—Digo que sé lo que soy, y yo soy una Davis—

—¿Desde cuándo lo sabes? —

—Ronan me buscó luego de exhumar la tumba de su hermana para confirmar sus sospechas, no había ningún bebé en su vientre ni inhumado con ella como decían los registros de su muerte, se dio cuenta de que su sobrina vivía y por algún motivo alguien la ocultaba, así que me buscó hasta encontrarme, pero lo que nunca imaginó es que la doctora que recibió a su hermana en el aquel hospital mientras agonizaba tomó aquella bebé adoptándola como si fuera su propia hija por orden de Felicity Mcdermott, haciéndole jurar que protegería a esa niña con su vida. Ronan me reveló que soy una Mcdermott y que Charlotte Davis se encargó de matar a mi madre, pensó que confesándome la verdad me tendría de aliada contra los Davis y su amor enfermizo por Nora; mi tío estaba desquiciado, sabía que lo matarían tarde o temprano cuando me contó sobre su plan del secuestro, pero aun así le ofrecí a Mirta Davis como carnada para sacar a Nora de su zona de vigilancia, con la única condición de que matara a Mirta cuando Nora estuviera en sus manos— revelé.

Seduciendo a un Walton Where stories live. Discover now