Capítulo 42

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Miré el reloj de la pared y noté que todos los que me rodeaban, comenzaban a levantarse para ir en dirección a la puerta que nos permitía salir.

Ya era hora de irnos y, tal como Hass había dicho, mi cabeza estuvo dispersa toda la mañana. Yendo de mi madre a Amery una y otra vez. Pero más que nada, todo el día me mantuve pensando en éste último, y en sobre si sabrá o no que acepté ser el novio del pelirrojo.

Tomé una gran cantidad de aire, me puse de pie un tanto de mala gana y fui el último en abandonar la habitación donde dábamos clases. Iba a terminar reprobando todo si continuaba así.

Moví mis pies por los ajetreados pasillos del edificio de la universidad y avancé hasta las escaleras, a las cuales no dude en descender lo más rápido que mis piernas me permitían o sentía que las paredes me tragarían en cualquier momento. Aunque no sería una mala idea.

Al llegar a planta baja, estaba por ir hacia el sector donde Hass estudiaba, pero la vibración de mi celular me hizo detenerme unos segundos para sacarlo y leer un mensaje proveniente de el mismo.

Hass: hey! Mamá acaba de llamarme para que la ayude urgente con unas últimas cosas de lo que estábamos organizando ayer que faltamos. Luego te contaré bien todo. No volveré contigo a casa así que no me esperes.

Hass: ten cuidado y mándame un mensaje cuando estés allí. Te debo un beso.

Sonreí al leer la última parte del mensaje, pero la sonrisa se esfumó rápidamente por alguna razón que desconocía, por lo que comencé a avanzar en dirección a la puerta que me sacaba al patio delantero de la facultad.

El poco sol que había, me dió la bienvenida tras abandonar el edificio por completo y mis pies comenzaron a moverse más que antes, como si quisiera llegar de manera urgente a casa, creyendo que algo cambiaría. Sólo que mi cabeza, no tenía idea de que era ese "algo".

Quería ocupar mi cabeza en alguna cosa que me hiciera olvidar todo aquello que me molestó durante la mañana entera, pero tampoco estaba muy seguro de volver pues eso implicaría una charla con mamá acerca de aquella verdad que le estoy ocultando.

Sentía...sentía como si corriera algún riesgo en cualquier lugar en el que me encontrara. Algo que no tenía que ver con nadie, sino conmigo mismo.

Respiré profundamente, calmando un poco el ritmo al que mis piernas se movían, pues algo me decía que estaba alterandome demasiado y sin razones. Cosa que terminaría por darle órdenes a mi cabeza de hacer algo de lo que me arrepentiría.

Pasé de largo por la parada de autobuses y decidí que lo mejor era caminar para perder un poco de energías y que, de esa forma, mis pensamientos se purificaran un poco.

Amery, mamá, Hass...Hass, mamá, Amery. Amor, mentiras, frustración, dolor y desesperación.

Mi mandíbula se tensó al igual que mis manos y una lágrima, de quien sabe qué, descendió rápidamente por mi mejilla izquierda, causando que aquellos que me veían, se extrañaran por el golpe y la repentina tristeza que adornaban mi expresión.

Solté un sollozo, mordí mi labio inferior y, de la nada, sentí como mi cuerpo se iba bruscamente hacia atrás. Una horrible sensación de desesperación se apoderó de mí, causando que mis ojos se cerraran como por acto reflejo, y todo en mi tembló al momento en el que mi trasero tocó el suelo.

Mi respiración se había agitado y mis párpados volvieron a elevarse al instante luego de haber caído, captando así la escena que acababa de ocurrir.

Un hombre, no mayor de treinta años de edad, que vestía de traje y llevaba su cabello curiosamente teñido de color violeta oscuro, se encontraba frente a mi en las mismas condiciones que yo.

Sus ojos también se levantaron y ví que ellos eran tan azules como el cielo que nos cubría, causando que mi mandíbula, prácticamente, cayera al suelo por el impacto que me dió ver aquella coloración tan peculiar.

-¿¡Estás bien!?-Preguntó en un tono de preocupación, similar al de mamá esta mañana.

-Ah...-No pude responder, aún estaba bastante atónito.

-Perdóname, venía distraído y no te ví. Es culpa mía -

El hombre de cabellos violetas se levantó y extendió una de sus manos en mi dirección, dispuesto a ayudarme a imitar su acción.

Ni siquiera le dí la órden a mi cerebro y mi mano ya estaba sobre la suya, provocando que pudiera ponerme de pie tras aquella inesperada caída.

-¿Estás bien? ¿Te lastimaste? -Volvió a preguntar.

-Y-yo...n-no. Estoy bien -Conseguí responder con mi voz un tanto extraña por las repentinas ganas de llorar que me habían agarrado minutos atrás.

-Tu voz dice lo contrario... -Comentó en un tono un tanto peculiar.

Mis cejas se elevaron por su extraña respuesta y no supe que decirle pues, por alguna razón, mis ojos decidieron que lo mejor era largarme a llorar en aquel momento. ¡Vamos bien!.

-No estudié seis años de psicología en vano -Oí a aquel hombre decir -Creo que necesitas alguien con quien hablar. Ven conmigo -

Aquella persona, a la que ni siquiera conocía, pasó uno de sus brazos por mi espalda y ambos comenzamos a caminar juntos por las calles de la ciudad, captando aún más la atención de quienes nos veían. Pero no fuimos muy lejos, pues ingresamos dentro de lo que parecía ser un café bastante amplio y que no tenía tanta gente, cosa que era extraño al ser hora pico.

Fuimos al fondo de dicho lugar y tomamos asiento en una mesa bastante apartada de las pocas personas que estaban aquí.

El hombre trajeado se acomodó frente a mi y me miro fijamente, causandome un poco de incomodidad por su forma de actuar y por el poco conocimiento que tenía acerca de quien era.

-Debes estar confundido -Comentó, acertando con su suposición -Mi nombre es Kasey y soy licenciado en psicología. Cuando ví tu mirada luego de que nos chocamos, me di cuenta de que no estás bien. Puedes confiar en mí. Estoy dispuesto a ayudar a cualquier persona incluso si es fuera de mi área laboral -

La actitud de Kasey, su instantánea seriedad y su argumento, me hicieron sentir un poco de inquietud acerca de lo que debía hacer de ahora en más. Era un extraño, no sabía que intenciones tenía. Pero realmente necesitaba contarle a alguien todo lo que me sucedía, sólo que aquella persona a la que le confíe siempre todo, ahora resultaba ser mi novio y no podía decirle ciertas cosas.

Incluso si no sabía quién era, tenía una buena oportunidad para descargar todo aquello que tenía trabado en mi garganta tras la llegada de Amery y oír así la opinión sincera de otra persona. Era ahora, o era nunca.

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OMG! Personaje nuevo para el fic. Es un tanto inesperado que a estas alturas meta un personaje como si nada, pero creo que tal vez podría darle un poco de ayuda a nuestro niño Aiden con sus problemas.

¿Qué les pareció la primera impresión? Pronto sabremos más sobre la vida de Kasey y su personalidad. No será un personaje muy primordial, pero tenía ganas de ponerlo jajaja.

Aiden tendrá mucho de que hablar con el, ¿se soltará y sincerará consigo mismo gracias al peli violeta? O...¿seguirá igual?. Esperemos que la respuesta sea positiva.

Hasta ahora no sabemos que ocurrió con Amery. ¿Se les ocurre algo luego de lo último que supimos de el? ¿Y de Adeline?. Pronto tendremos noticias de ellos.

Bien, hoy fue un capítulo un poquito más largo de lo normal. Espero les haya gustado y la historia siga bien, no se...yo siento que tal vez esta algo estancada. Tal vez sea sólo mi impresión, espero que no les este aburriendo, pero no quiero hacer algo que ocurra al instante. Que todo se junte y sea una mezcla horrorosa.

Siento que esos fics son un poco... desordenados. Es por eso que tal vez avanzamos un poco lento. Pero ya estamos cerca de los núcleos. Ojalá estén a gusto porque a mi me va encantando a pesar de todo jajaja.

En fin, sin más que decirles, los quiero muchísimo y espero leernos en la próxima!!!! Les mando abrazos y besos 💓💓

Mundos Paralelos 4: "Cristales Rotos" (LGBT)Where stories live. Discover now