Capítulo 68

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Había acomodado la silla al lado de la camilla, de forma que pudiera mirar la luna por el ventanal de la habitación mientras sostenía delicadamente la mano del castaño. Podía oír el viento ulular fuera de aquel vidrio mientras que mi pulgar acariciaba la cálida piel de Amery.

Era tarde, cerca de la una de la mañana, cuando mis ojos comenzaban a cerrarse de a poco. Estaba cansado y ya no tenía cosas para pensar, sólo deseaba dormirme con mi mano pegada a la de mi amado.
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Oscuro.

¿Dónde estoy?.

Hace frío.

¿No hay nadie?.

Puedo oír algo más que yo.

¿Qué...? ¿Mi mano?.

Todo permanecía en una negrura tan profunda que me era imposible ver más allá de las puntas de mis manos. Pero...había algo inquietante en ellas, en la izquierda más que nada. Como si sintiera una leve presión alrededor suyo.

No dolía, era suave y se sentía como un recuerdo lejano, como si ya me hubiera pasado antes. Pero no era capaz de saber en qué momento de mi vida había sido.

Y entonces...algo blanco. Podía verlo a lo lejos, pero no distinguía de qué se trataba. Necesitaba acercarme y en un acto de curiosidad, corrí lo mas rápido que pude hasta llegar.

Una...camilla de hospital con...una pulsera. Una que ya había visto antes. Era de plata. Y llevaba una fecha grabada en la parte de arriba.

Amery.

Amery...tu pulsera...y la mía. ¿Por qué la tuya estaba aquí y no en tu muñeca?.

Mi mano siendo presionada.

Basta...que...¿qué?.

Mis ojos.

Yo...

-Ngh...- Levanté mis párpados de golpe.

Aún estaba oscuro, pero la luz de la luna entraba por el ventanal. Mi mano, ya no sentía aquella leve presión, pero aún estaba enlazada a la de Amery.

Suspiré, había sido un sueño extraño. Incluso tuve que mirar mi muñeca y la del castaño para asegurarme que aquellas pulseras, que tanto significado tenían para ambos, aún permanecían en su lugar.

Solté al chico, me puse de pie y encendí aquella lamparita que yacía a un lado de la camilla. Luego, giré sobre mis pies y fui hasta la cafetera que estaba en una de las esquinas de la habitación. Cuando el cálido líquido estuvo listo, su aroma inundó casi toda la habitación, haciéndome sentir tranquilidad. Tomé la taza entre mis dos manos y avancé hasta la gran ventana, donde me apoye un poco mientras mis ojos admiraban la belleza de la noche invernal.

Pero estaba tan absorto en mis cosas que no había sido capaz de darme cuenta de un pequeño detalle. No fui capaz de ver lo que había cambiado hasta que lo oí, provocando que todos los bellos de mi cuerpo se pusieran de punta.

-Ngh...-Escuché, casi como en un susurro, muy cerca mío.

Y como si fuera por un acto reflejo, miré en dirección a la camilla y apreciar aquella escena, me había congelado cada parte del cuerpo, pero no lo suficiente como para que no pudiera moverme.

-¿¡Amery!?- Dije, tratando de no levantar demasiado mi tono de voz.

Dejé el vaso por ahí y corrí hasta quedarme junto a la camilla para poder apreciar mas de cerca como sus ojos se iban levantado dificultosamente. El...el los había vuelto a abrir. El estaba despierto.

Mundos Paralelos 4: "Cristales Rotos" (LGBT)Where stories live. Discover now