Capítulo 51

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Caminé hasta la parada del autobús, mientras buscaba en mi lista de contactos el número de psicólogo con el que había charlado hacía no demasiado tiempo.

Al encontrarlo, lo marqué y llevé el aparato hasta mi oído, sintiendo como éste temblaba debido a mis nervios. Podía escuchar los tonos de llamada, volviéndome cada vez más impaciente por las miradas fijas sobre mi que tenía a mis costados.

"¿Cuándo va a ser el día que no llames la atención mientras caminas por la calle?" Pensé, sintiendo un gran alivio al momento en el que alguien atendió el celular.

-¿Diga?- Oí aquella voz que recordaba de forma distorsionada.

-¿K-Kasey?- Pregunté.

-Si...él habla. ¿Quien es usted?-

-S-soy Aiden -

-¡Aiden! ¿Cómo te encuentras?- Preguntó con un tono de voz dulce y tranquilo.

Mordí mi labio inferior con fuerza, vacilando con mi respuesta debido a que sabía que no podría articular palabra sin llorar. Pero no tenía muchas opciones, el no entendería sino.

-M-mal -Susurré en el micrófono del celular con un tono difícil de entender.

-¿Qué ocurrió? ¿Te encuentras bien?-

-N-no...no e-estoy bien -Sollocé.

-Bien...escúchame. Estoy por llegar a casa, ven aquí y hablaremos tranquilos, ¿de acuerdo?-

Asentí como si él pudiera verme.

-S-si -Respondí.

-Mientras llegas, respira profundo y trata de tranquilizar tus pensamientos. Yo estoy para ti, quédate tranquilo que todo estará bien -Hizo una pausa -Te espero -

Colgué la llamada con manos temblorosas y traté de respirar de la forma en la que me había dicho, soltando algún que otro sollozo de intermedio. Pero incluso aunque intentara y pusiera todo mi esfuerzo, no podía evitar desmoronarme.

Estaba demasiado dolido, ya no podía esperar mucho o explotaría, por lo que dejé de lado la parada de buses y busqué un taxi por las ajetreadas calles de la ciudad.

Por mera casualidad, encontré uno que estaba vacío y me subí instintivamente. El hombre pareció algo impactado al principio, pero al momento en el que le dije la dirección, dejó de prestarme atención para no cometer algún accidente entre los miles de autos que también buscaban llegar a quien sabe donde.

Por mientras, mis ojos de mantenían pegados a la ventana del vehículo, viendo así la cantidad de movimiento que había a tan temprana hora de la mañana, y mi boca se encontraba cerrada, tratando de evitar soltar sonidos que delataran mi dolor.

Si seguíamos así, hubiera sido mejor haber ido caminando hasta aquel lugar. Ya no aguantaba mucho más, pero no tenía demasiadas salidas. Debía aguantar.
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Pagué el dinero que el taxista me dijo y bajé frente a aquel edificio que tenía el nombre que Kasey me había dicho. Al principio mi mandíbula se tensó y no fui capaz de moverme pues, por haber estado tan distraído segundos atras, no había caído en cuenta que era el mismo lugar donde vivía papá.

Las lágrimas ya no bajaban por mis mejillas, pero ahora mis manos temblaban aún peor que antes y mis piernas se negaban a avanzar. Tuve que obligarme a mi mismo a moverme de aquel lugar para ir al piso que debía, el cual también era donde estaba el departamento de Bastian. Todo iba..."perfecto".

El portero me saludó igual que siempre, sólo que con un poco de sorpresa por mi rojizo y triste rostro. Caminé hasta el elevador, ignorando al pobre hombre, y me subí en él, pulsando así el botón del piso al que tantas veces había ido.

Mis latidos eran acelerados y mi cabeza sólo podía pensar en no encontrarme con mi padre, o con la chica rubia, ahora mismo. No tenía fuerzas para una charla en la que las cosas solo empeorarían.

El ascensor se detuvo, las puertas se abrieron y mi cuerpo salió disparado en dirección a la puerta que dijera C5, causando que un escalofrío recorriera mi espalda al caminar delante de la casa de Bastian.

Llegué a mi destino y toqué el timbre, mirando con frenesí a mis costados. Realmente no quería encontrarme con ninguno de los dos ya nombrados.

Entonces, me pegué un enorme susto cuando aquella puerta de madera se abrió y una niña de cabello oscuro y piel pálida me atendió. Ella me miró algo confundida, pues dudaba que le pareciera normal encontrarse con un chico con el rostro lleno de lágrimas en la entrada a su hogar, aunque luego me sonrió dulcemente.

-Tu debes ser Aiden -Dijo.

Asentí ya que no podía articular palabra alguna o caería en un llanto.

-Pasa, papá está dentro -

La chica, no mayor de trece años, parecía ser la hija del psicólogo. Eran muy parecidos ahora que la veía.

Ella se movió a un lado de la puerta para darme paso, y luego la cerró con suavidad, antes de ponerse a mi lado.

Yo no me moví, no quería avanzar pues tenía mucho miedo de lo próximo que fuera a ocurrir. No había razones para estar así de asustado, pero sabía que tendría que mostrarle mi corazón a Kasey una vez que comenzara a contarle lo que me ocurría. Y, definitivamente, no me sentía listo.

-No se que te ocurrió...-Susurró la jóven -Ni soy buena para ayudar a la gente, pero creo que todo se solucionará pronto. Sólo debes esforzarte mucho y sé que mi padre te ayudará en todo lo que pueda-

La niña de cabellos oscuros me dedicó una sonrisa y no pude evitar elevar levemente la comisura de mis labios. Ojalá mi corazón pudiera estar tan puro como el de ella. Sería feliz si pudiera volver al pasado para cambiar mi vida y ser igual de sonriente que ella.

-G-gracias -Susurré con un hilo de voz.

-Ahora, pasa -

Giré mi cabeza, respiré profundo y caminé dentro de la sala de estar de la casa de ese hombre al que tan poco conocía. Tras pasar un marco, mis ojos se cruzaron al instante con los de del teñido de violeta y éste me observó con una comprensión que podía sorprender a cualquiera que lo mirara.

Quise decir algo, pero mi voz me falló, mis ojos se llenaron de lágrimas una vez más y no fui capaz de decir absolutamente nada. Sólo bajé mis párpados y dejé que Kasey me tomara entre sus brazos para abrazarme mientras me pedía que me calmara y decía que todo saldría bien.

Pero mi corazón, estaba tan herido que ya ni tenía esperanzas de que lo que se había destruído con el tiempo, tuviera algún tipo de arreglo en éste presente.

Si Amery se iba de mi vida, ya no habría cura para la cicatriz de mi corazón.

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Ay Dios, cada vez Aiden cae más en cuenta de que todo se está yendo de sus manos. Pero es tan terco que no es capaz de decirle la verdad de sus sentimientos a todos.

¿Cuando aprenderá nuestro niño? ¿Qué ocurrirá cuando hable con Kasey? ¿Entrará en razón?. Esperemos que lo haga pues sólo está dañandose a el y también a los demas.

Ahora...¿piensan que tal vez Aiden y Bastian se encuentren? ¿Qué creen que ocurrirá si eso es así? A mi me huele que no saldrá nada bien. Esperemos que no se vean o arderá Troya jajaj.

Nos estamos acercando a las mejores partes del fic, ¿les va gustando hasta ahora? Espero que sí! No dejen de leer que se irá poniendo mejor.

Bien, sin más que decirles, los quiero muchísisisisisismo y les mando un abrazo enorme. Nos leemos en la próxima!!!!

Mundos Paralelos 4: "Cristales Rotos" (LGBT)Where stories live. Discover now