Capítulo 44

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Kasey

Caminé por el pasillo de mi piso y avancé por aquellos pequeños lugares donde resonaban los sonidos y conversaciones de aquellos que eran mis vecinos, ignorando por completo sus ensordecedoras voces.

Repentinamente, una de aquellas puertas se abrió y una hermosa joven, de largo y rubio cabello, salió del departamento de aquel hombre que tan mal me caía.

-Espero te vaya bien -Oí la voz de él.

-Tranquilo, lo hará -Respondió la rubia.

Los escuché besarse, antes de que ella apareciera por delante de la puerta de madera. La ví caminar junto a mi, pero ninguno de los dos dió paso al saludo debido a aquel pasado que escondíamos del mundo con todas nuestras fuerzas.

Continué adelantándome por aquel lugar que conducía a mi hogar y me ví obligado a saludar al que era mi vecino.

-Buenas tardes -Dije, como siempre que nos veíamos.

-¡Kasey! ¿Cómo te encuentras?-

"Maldición no tengo ganas de hablarte" pensé, al mismo tiempo que le dedicaba una sonrisa antes de detenerme educadamente frente a el.

-Bien, con un poco de trabajo que cumplir aún -

-¿Cómo se encuentra Lia?- Indagó, al mismo tiempo que se apoyaba sobre el marco de su puerta.

-Estudiando mucho. Está en época de exámenes, debe esforzarse. No es nada fácil, más en el secundario al que va -

-Si, lo imagino. Mi hijo fue allí también. Ahora estudia ingeniería en informática. A veces estaba días enteros en su cuarto leyendo-

-Ya veo...bien, tengo que irme ya. Nos vemos luego -Sonreí falsamente.

-Nos vemos -

Me di la vuelta y aquella sonrisa que llevaba dibujada, se esfumó inmediatamente, a la vez que ponía mis ojos en blanco. No lo soportaba, pues sabía que aunque se mostrara como un hombre triunfador al que le iba genial en la vida, no hacía más que engañarse a si mismo para ocultar sus problemas.

A parte de que debería ser más silencioso cuando se pelea con su familia. No entiendo como le da la cara para salir por los pasillos del edificio.

Solté un suspiro, al mismo tiempo que sacaba las llaves de mi portafolios para introducirlas en la cerradura de la puerta que daba ingreso a mi departamento.

La destrabé y empuje, estaba cansado y quería tirarme un poco sobre el sillón de casa. Había sido un día duro y tenía cosas en las que reflexionar para ayudar a mis pacientes.

Cerré la entrada y moví mis pies por el corto pasillo que tenía salida al living. Llegué y deje mis cosas sobre la mesa y permití que mi cuerpo cayera sobre los suaves almohadones del sofá.

Inhale una gran cantidad de aire y lo solté gradualmente, mientras mis ojos se cerraban y mis pensamientos se nublaban completamente debido al cansancio.

No tenía capacidad para pensar, pero el rostro de aquel chico rubio con el que me había chocado, apareció en un recuerdo de forma repentina.

La tristeza en su mirada, el dolor en su voz y la desesperación en cada parte de su cuerpo, me demostraban a simple vista la carga emocional que llevaba sobre su espalda. Una que no se formó hace poco tiempo, sino que lo hizo tras muchos años sin ser descargada a profundidad con nadie.

-Dios...siento como si me estuviera viendo hace trece años atrás -Murmuré.

-¿Papá?- Oí levemente desde una de las habitaciones.

Mundos Paralelos 4: "Cristales Rotos" (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora