Capitulo 44: Un pequeño niño

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POV ANASTASIA

-esto sí que es una sorpresa un tanto desagradable. ¿Qué está haciendo aquí, Grace?- pregunta la abuela. Estamos en la sala donde la abuela hace sus trabajos manuales. Es una sala mucho más pequeña que la central pero tiene mucha luz. Estoy trabajando con unos bordados para unas mantas y unas colchas para mi bebé.

Como estos días no me había sentido muy bien, la abuela me llevo al médico donde me hicieron una ecografía. Me dijeron que estaba normal pero que tenía que tranquilizarme. Como soy pequeña, es normal que el estrés y las presiones me puedan afectar un poco más que a los demás. En la ecografía, salió que mi bebé es un niño y que tiene las medidas correctas para un niño sano. Tanto la abuela como yo, estábamos llorando. No se había querido mostrar y ahora ya sabemos que es lo que es.

Les tenemos una sorpresa a los hombres de la familia pero, aún faltan algunos días.

-solo vengo a ver a mi madre, ¿Tan malo es que te venga a ver?- dice y me mira de pies a cabeza. Se detiene en mi vientre y en las cosas que estoy bordando. Suspiro. Ya se lo se viene.

-no es malo. Es solo que me gustaría que Ana este tranquila y tú, con tus planes para separarlos, solo la estresas. Si me vienes a ver, no tengo problemas pero, vayamos a la sala. Tus manos no tienen permitido ingresar aquí. No tienen habilidades para hacer nada, salvo, destruir a tu familia- dice y hago una mueca ante las palabras de la abuela. Creo que se está vengando de todo lo que ha hecho su hija.

-madre, por favor, no soy tan mala. No deberías escuchar todo lo que los demás dicen y mucho más, si esas personas son ajenas a la familia- dice mirándome. Retomo mi bordado y sonrió cuando mi bebé se hace presente. Él tampoco está a gusto con su abuela cerca. ¿Sera que los niños, aun en gestación, se incomodan con la presencia de alguien?

-Grace, vamos. Llamare a Grettel para que nos traiga algo de comer y de tomar. Las conversación que tenemos, generalmente son largas y que mejor, que estemos acompañada de algo dulce- dice y hace que Grace salga de la habitación. Se da la vuelta y me mira –para ti y mi nieto hermoso, le hare llegar unas galletas de chocolate y una taza de leche. Es hora de tu colación- dice. Besa mi nariz y se va de la habitación.

Lo único que hago es soltar todo el aire que estaba conteniendo. Esa mujer me pone los pelos de punta cuando está cerca. Obviamente, todo lo que ha hecho en nuestra contra, ha hecho que tenga ese recelo por ella. Es como si mi propio cuerpo, estuviera alerta con solo escuchar su voz.

Me gusta tener esta tranquilidad. Me queda tan poquito para terminar con éxito mi año en la universidad. Ya no estoy tan desilusionada por tener que congelar el próximo año. Desde que sentí moverse a ese bebé, no hago más que pensar en él. Me gustaría que fuera feliz siempre y que siempre este a su lado. No quiero presionar a Cristian más con el tema de su trabajo. Entenderé si él no puede estar por tener que viajar a alguna cuidad para cerrar algún negocio importante.

Está haciendo todo eso por nosotros y tengo que estar agradecida. Aunque me gustaría tener a mi madre conmigo. Ella vivió esta etapa. Sabe lo que puede ocurrir pero, supongo que ella escogió su destino y el mío también. Ella prefirió el dinero y a mi padre, antes que a mí. Supongo que tengo que hacerme a la idea que ya no tengo padres. Que solo cuento con Cristian, los abuelos, Kate y Elliot.

Tomo en mis manos la tela suave de color celeste pálido que compramos después de ver al médico. La abuela por su parte compro muchas lanas e hilos de colores azules, verdes y blancos. Creo que mi bebé será bendecido como ninguno. Cuando llegue Cristian, le pediré que vayamos a comprar algunas cosas para el bebé. Puede ser algo de ropa y unos cuantos pañales. La abuela me dice que lo primero que se va cuando se tienen un pequeño bebé, son los pañales. Se hacen nada.

Resiste: Nuestro amor es para siempre, CYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora