Viernes, 23:47h.
- ¡Vamos, Marilia!, tías, siempre nos toca esperar a la misma, deberíamos irnos sin ella – protesta una de las chicas del grupo.
- Vamos, Noe, deja de quejarte, que la última vez que se nos perdió alguien en una fiesta no fue ella, precisamente – defiende Sabela, siempre la voz de la razón, a la menor del grupo.
- Discúlpenme, chicas, tenía muchísimo pis – se excusa la canaria saliendo del baño mientras se abrocha el abrigo - ¿hacia dónde vamos, Natalia?
- A mí me da igual – contesta la más alta de todas mientras se enciende un cigarro – yo hoy paso de decidir nada.
- Yo hace tanto que no salgo, que ya no sé ni lo que hay abierto – responde la gallega.
- Ofú, tías, que muermo sois – protesta de nuevo la malagueña – a ver... llamo a mi compañera de piso y le pregunto por dónde se mueve la gente ahora.
Una llamada, un taxi y veinte minutos después, el grupo entra en un local en el que prácticamente no cabe un alfiler.
- Allí está mi amiga – grita Noelia por encima de la música - ¡¡¡MARTA!!!
- ¡Illo, ¿de dónde venís, que habéis tardao la vida? – pregunta la otra malagueña mientras las chicas se acercan a ella.
- Éstas, que son unas chochonas – contesta su amiga – Mira, te presento, esta de aquí es Sabela... ella es Marilia, la que nos hace llegar siempre tarde... y aquella es Natalia.
- ¡Hombre!, ¡tú eres Natalia! – dice Marta dando dos besos a cada una, salvo a la navarra a la que da un abrazo - ¡felicidades!
- Gracias – contesta la morena, algo tensa por el contacto físico repentino - ¿hay algún sitio donde podamos dejar los abrigos?
- Claro, venid, mis amigos están allí, en aquella mesa – la malagueña las acompaña, les presenta al grupo y se dirige a la barra a por más bebidas.
Después de media hora, las cuatro chicas ya estaban totalmente integradas en el grupo, gracias, en parte, a las cervezas que no paraban de llegar a la mesa, cortesía de una camarera muy agradable trabajaba esa noche en el local.
Noelia y Marilia se habían ido a bailar a la pista con Marta y un chico llamado Carlos, Sabela tenía un acalorado debate sobre cualquier cosa con dos chicos de Cádiz: Julia y Dave. Mientras tanto, Natalia estaba sentada en la mesa en mitad una conversación sobre "qué son cuernos y qué no" con María, una chica madrileña que parecía la líder del grupo; Pablo, un chico lleno de tatuajes; Alfonso, un venezolano muy divertido y, África, un ser que aún no alcanzaba a describir.
- Si le das un pico a una chica, ¿son cuernos? – pregunta María a su amiga.
- Pues... no, con una chica no – contesta África.
- Pues ya está, entonces, con un chico tampoco – sentencia María, que saluda como si acabase de ganar un debate sobre energía nuclear.
- ¿Tú qué opinas, Nat? – pregunta el chico de los tatuajes.
- En realidad, me llamo Natalia, Nat no me gust... - intenta explicar la morena que es interrumpida por los gritos que provocan en sus compañeros de mesa los primeros acordes de una canción.
- ¡¡¡El periódico de ayer!!! – grita la Mari, poniéndose de pie en el sofá.
- ¡¡¡Reche!!!, ¡¡¡salsa!!! – Alfonso se levanta buscando a alguien y varios de los del grupo salen a la pista.
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INSOMNIUM | Albalia
Fanfiction¿Qué pasa cuando una fuerza imparable choca contra un objeto inamovible?... pues algo así.