Capítulo 44. Nana Triste

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- Alba, qué... - no puede terminar la frase porque siente la mano de la pequeña golpear con fuerza su cara.

- Vete de aquí, no quiero volver a verte – dicho esto, y sin que Natalia tenga tiempo de reaccionar, la rubia entra en la casa y le cierra la puerta en las narices.

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Esa misma tarde...

- Alba... Alba, por favor, habla conmigo – en los últimos diez minutos, Natalia había pedido, suplicado e implorado de todas las formas que conocía, pero la rubia seguía sin responder – Alba... sé que estás ahí, te escucho llorar... por, favor, déjame que entre...

- ¡Como no te vayas llamo a la policía! – la rubia escucha a un vecino gritar al otro lado de la puerta.

- Perfecto, llámela, porque va a ser la única forma de que me vaya – contesta la morena enfadada.

Unos segundos después, Natalia escucha las llaves girar en la cerradura y ve cómo la puerta se abre despacio y Alba se aleja, camino del salón. La morena se pone de nuevo en pie, y, tras cerrar de nuevo, sigue a la pequeña. Espera a que Alba diga algo, pero sólo se sienta en el sofá agotada, y no puede evitar ir con ella y sentarse en el suelo, a su lado, mientras busca sus ojos.

- Alba... - susurra.

- ¿No tienes nada que contarme? - pregunta la otra sin mirarla.

- ¿Qué... qué ha pasado? - las palabras salen con miedo de su boca.

- Llevo dos horas escuchando llorar a tu madre - cuenta la rubia.

Y Natalia no necesita escuchar nada más, aunque había querido postponerlo todo lo posible, existía la posibilidad de que esto pasase... y ha pasado.

- La mujer está destrozada - dice Alba enfadada.

- Se recuperará, ahora está todo muy reciente - explica la otra.

- ¿Se recuperará?, ¿pero qué clase de respuesta es esa? - contesta la rubia levantando el tono - ¿sabes que tu novio ha ido llorando a su casa para pedirles que le ayuden a recuperarte?

- Joder... - la morena se frota el cuello con una de las manos - hablaré con él... pero ya no es mi novio.

- Pues debería, Natalia, debería - le recrimina la otra.

- ¡¿Cómo?! - esto último sí parece haber molestado a la más alta, que ahora se pone de pie y empieza a pasear nerviosa por el salón.

- Deberías volver con él antes de que sea demasiado tarde, se ve que el chaval te quiere y se preocupa por ti, además, está claro que tu familia lo adora. - los ojos de la rubia esquivan los de Natalia, que los busca intentando encontrar la razón de todo lo que está saliendo por esa boca.

- ¡No quiero estar con él, Alba! - ahora es la más alta la que levanta la voz.

- Lleváis juntos toda la vida, estos son los nervios de la boda, tienes que arreglarlo, Nat - exige la pequeña.

- Pero ¿cómo voy a volver con él, Alba?, si sólo pienso en estar contigo - la morena vuelve a buscar los ojos de la rubia, poniéndose en cuchillas delante de ella - Alba...

- Nosotras nunca vamos a estar juntas, Natalia, ¡NUNCA! - contesta la pequeña, que ahora es la que se pone de pie para pasear por la habitación. Tener a la otra tan cerca le nubla el juicio y es incapaz de pensar con claridad.

INSOMNIUM | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora